El Real Madrid acaba de vivir uno de los veranos más ajetreados de su reciente historia. Uno de esos que no deja a nadie indiferente plagado de multitud de frentes ante los que se ha comportado de una forma terriblemente torpe. Ya fuera por meterse en charcos impropios de una figura de su envergadura o por el discurso victimista, Florentino Pérez ha reaccionado tarde y mal ante todos y cada uno de los problemas que se le han presentado ante su Olimpo.

Y es que no olvidemos que el gobierno del equipo más laureado de la historia del fútbol se ha convertido en una dictadura. Sin candidatos que optaran a quitarle la presidencia al señor Pérez, gracias en parte a ciertos movimientos para entorpecer la aparición de dichos candidatos que llevó a cabo hace unos años, no hay voces críticas importantes que puedan suponer una alternativa.

Por tanto, el comportamiento del actual presidente consta de todo el repertorio de acciones propio de aquellos presidentes noventeros de primera división que hacían y deshacían sin inmutarse. Propias de Manuel Ruiz de Lopera, por poner un ejemplo.  Y ese proceso de “loperarización” ha ocurrido de manera paralela al conformismo y complicidad de un sector de la prensa madrileña más concentrado en su evolución hacia el sensacionalismo inglés.

Estar una semana poniendo videos de la fiesta de cumpleaños de un jugador NO ES PERIODISMO DEPORTIVO. Eso es otra cosa. Un relleno amarillento que atufa a instrumento de presión por parte del club con sus jugadores.

Quizás esa presión extra con la que tuvo que lidiar el vestuario, desde ese momento, influyó en terminar la temporada sin conquistar ningún título. Ya podría haber llamado el señor Pérez al señor Ruíz de Lopera para preguntarle como gestionó la famosa fiesta de Halloween de Benjamín. ¿Se imaginan a Marcelo, cual Denilson, saliendo por una ventana del garito para evitar ser visto por su presidente?

Ése es un ejemplo que demuestra que instrumentalizar a la prensa, muy propio de personas relacionadas con el poder a altas esferas, no siempre termina siendo positivo en el deporte. Ya no solo porque los toques de atención no sirvan para cambiar la dinámica, como bien se pudo observar,  sino porque se crea (o se mantiene) una especie de red clientelar con los miembros de la prensa que les hace creer que el camino es de doble sentido y su opinión debe influir en el club. ¿Quiénes son estos personajes para que una empresa de este calibre les preste atención?

Ese peso que han ido acumulando esos medios de información lo complica todo. El hecho de llevar una negociación de manera privada es prácticamente imposible y cualquier mínimo cambio tiene una repercusión en la prensa que dura varios días. El esperpento De Gea sirve como ejemplo. Incluso la reunión días después con Keylor Navas y su agente, narrada minuto a minuto tanto por Deportes Cuatro como por Jugones de Pedrerol, dando versiones muy parecidas simultáneamente (los espacios salen al aire en el mismo horario). Prueba inequívoca que todo lo que se hace en el club sale fuera de él, incluso con el presunto “topo” lejos ya, en Oporto.

Carlo Ancelotti

Qué el entrenador de Reggiolo fue un parche para tapar la nefasta era Mourinho era notorio. Sus, alrededor, de 4.5 millones de euros que pagó el Real Madrid en su momento no fueron más que la absurda penitencia autoimpuesta por no esperar una temporada. Las prisas. Y eso que el club ya había desembolsado cantidades importantes por su dos entrenadores anteriores, 5 millones por Pellegrini al Villareal y 8 por Mourinho al Inter. Muestra de que pagar por un entrenador no suele ser síntoma de éxito.

Pero el bueno de Carlo supo hacerse un hueco en la historia del Madrid, y encima uno bien iluminado a la altura de los mejores entrenadores que han pasado por ese banquillo. Síntoma de ello es que, por muy pequeño que se le quiera hacer ver ahora, ha sido el principal arquitecto de la décima Copa de Europa.

Ancelotti

Encontró un vestuario roto que no creía en sí mismo, desmotivado e incluso con rencillas internas y consiguió curar las heridas poco a poco hasta convertir a ese grupo en campeón de Europa. Consiguió el apoyo total de los jugadores. Nadie lo hizo y nadie lo hará. Dueño implacable de ese pedacito de historia.

Pero si el jefe lo pasa mal, los empleados también. Después de que tu rival local, ninguneado desde hacía más de una década se te pone a tu altura primero y después te pasa por encima conquistando un luchado doblete, muchas miradas se vuelven hacía el máximo responsable. La final de Lisboa salvó los muebles momentáneamente, “al menos tenemos la más importante”. Pero al curso siguiente llega la copa del rey y otra vez te elimina el mismo. Mientras, el otro eterno rival, que parecía en descomposición una temporada antes, se marca un triplete sin paliativos, a bocajarro con un entrenador que no valía para la Roma.

¿Qué se puede hacer para revertir la situación teniendo ya la plantilla mejor pagada del mundo? Cambiar algo para no cambiar nada. Y como Ancelotti pasaba por allí, le tocó. No importa la plantilla, no importa el título conseguido. Solo la sangre desvía la atención. Y eso fue lo que ocurrió. Al igual que pasó con Pellegrini, el triplete del Barcelona se llevó al entrenador del Madrid por delante.

Adiós Ancelotti, hola Benítez.

Rafael Benítez

Una premisa clara, lo mejor y más barato que estuviera disponible a coste cero. Bastante se ha pagado en los cursos anteriores. Por tanto, ¿A quién traemos?

La pregunta, ¿hay en el mundo algún entrenador que pueda servir de revulsivo e ilusione a los aficionados, gratis? La respuesta, no.

La opción Zidane apareció tan rápido como fue descartada. Después de los problemas burocráticos que supuso su debut en Segunda B y pasar por allí sin pena y sin gloria, el Madrid no se puede permitir quemarlo tan rápidamente. Ya se gastará esa bala cuando no quede más remedio. Estamos mal pero no en la UVI, aún.

¿Unai Emery? Temporadón con el Sevilla ganando su segunda Europa League consecutivamente y encima  está oteando el mercado buscando algún equipo que le de mayor seguridad económica. ¿Estará listo para esta presión? ¿Para llevar un vestuario en la que cualquiera ha ganado más cosas que él? No lo sabemos, así que lo comprueben primero en otro lado que no estamos para experimentos con gaseosa. Encima lo lleva Jorge Mendes desde la temporada pasada…

Y en esas que apareció Rafael Benítez. Hombre de club. Formado como entrenador en las categorías inferiores. Campeón de dos ligas con el Valencia. Campeón de una Copa de Europa con el Liverpool, una Uefa con el Valencia y una Europa League con el Chelsea, aparte de varias copas en Inglaterra e Italia. Curriculum tiene el muchacho. Y ganas de venir también.

Lógico después de aguantar dos temporadas seguidas en Nápoles a un presidente del corte “Loperiano” como es De Laurentis. Y lógico porque después del fracaso del Inter, y los claroscuros del Chelsea, se refugió en Nápoles pensando que quizás su mejor momento había pasado. Qué el Real Madrid lo llame ahora sí que supone su última bala.

Filtración a la prensa, con sus correspondientes días de especulación paralelos a la negociación, para que se le haga el cuerpo al aficionado y se pueda vender ese magnífico curriculum y listo. Tenemos entrenador y de los que nos debe un favor por llamarlo.

Iker Casillas

Se abre la puerta de la sala de prensa. Aparece Iker Casillas solamente acompañado por unos cuantos folios.  Un escueto comunicado, consensuado con el club, que pasa a leer emocionado en el que repasa su carrera blanca. Definición de tristeza.

De, ¿cómo leches se ha llegado a esto? Es la misma sensación que cuando una pareja aparentemente sólida te anuncia que se separa.

Y como pasa con las parejas, las rencillas van saliendo poco a poco con el devenir de los años. Un goteo continuado del que se exageran los problemas pero que en el fondo nadie piensa que pasará lo peor. Al final, uno de los ex miembros del dúo te anuncia, cerveza mediante y en la soledad de una tasca de mala muerte, que sí, que lo malo termina sucediendo.

Y está solo porque así lo ha querido. Sin Florentino, sin Butragueño, sin Pardeza, nadie del club. Lo hace para dejar claro como se ha sentido en los últimos años desde que a Mourinho le dio por querer desviar la atención a costa de su declive deportivo.

Declive lógico por la edad, pero potenciado por la presión que ha tenido que soportar. El aficionado del Madrid aún no ha entendido que les han robado un par de años del mejor Casillas. No son capaces de entenderlo, porque si bien ya no estaba como antes, Casillas manco era mejor que el 80% de los porteros del mundo. Después vino el Mundial de Brasil, losa imposible de olvidar.

Un capitán que ha levantado 3 Copas de Europa no se puede ir como se fue. Curado de espanto después de las salidas de Fernando Hierro o de Vicente Del Bosque, quiso no caer en el juego de actos inútiles.

Y consiguió que se realizara su primera intención que el club, torpe, permitió. Porque una cosa es como se haya sentido Casillas y que moralmente, pudiera tener sus motivos y otra muy distinta es la imagen como corporación que debe dar el Madrid ante estas situaciones. Un problema menos, pensaría aliviado el club hasta que la triste imagen fue duramente criticada en todos los medios. Bueno, en los afines menos.

No tardaron ni 24 horas para que Florentino ordenara un acto en su querido antepalco. Si hasta se presentó a Illarramendi allí, que ha pasado sin pena y sin gloria, como no se va a despedir a Casillas con todos sus avíos. Video, declaración presidencial, fotos con trofeos y afición en el campo. ¿Qué menos para un club señorial como éste?

Sergio Ramos

Y suma y sigue. Que pase el siguiente, y ese es Sergio Ramos. Nuevo capitán tras la marcha del portero. Nuevo capitán que viendo el percal decidió tensar la cuerda en el peor momento posible. ¿Quién deja salir a Sergio Ramos en el mismo verano que casi se ha echado a Casillas? ¿Qué presidente del mundo puede permitirse hacer eso sin echarse encima a la mayor parte de una afición ya de por si cabreada y dividida?

Y en estas que el central sevillano pide que le suban el sueldo o le dejen salir. Y en estas que Louis Van Gaal entra al trapo y le pone sobre la mesa el dinero que le gustaría cobrar al camero.

Forma de solucionarlo, filtración a la prensa y bombardeo mediático a la figura del jugador. Tres semanas enteras con el nombre en la prensa. Con supuestos contactos con candidatos a la presidencia del Barcelona.  Con la negociación fracasada saliendo con todo lujo de detalles. La pasta ofrecida y la que pretendida. Porque debe quedar claro que si se va es por dinero. Qué más da que se le pague a James más que a él, o a Bale. Qué más da que estén echando a su amigo vilmente. Qué más da que lleve 10 años metido en esa olla a presión que es Madrid.

Quizás se vaya, pero va a tener que salir en la prensa diciendo que se quiere ir, total, ya se echó a la afición del Sevilla encima cuando vino, que lo haga ahora con el Real Madrid si tienes huevos.

Y no los tuvo. Y no lo hizo porque el club reculó y terminó ofreciéndole una mejora que se acercaba a lo que quería. Lógico después del berenjenal que se originó con la salida del de Móstoles. Eso y que Van Gaal no es el mejor entrenador para tener, hoy en día.

Ya se le cobrará el desgaste originado en cuanto su rendimiento baje un ápice.  Alguno que otro estará comprando un teclado nuevo para cuando llegue el momento.

Gareth Bale y Cristiano Ronaldo

No se entiende el uno sin el otro. Recapitulemos. A Cristiano Ronaldo lo fichó Ramón Calderón mientras que a Gareth Bale lo fichó Florentino Pérez.

Listo, resumen hecho. Luego se puede matizar que el portugués vino estando ya el empresario madrileño en la presidencia y que si no llega a ser por él no se hubiera producido el respaldo por parte de la entidad bancaria para avalar dicha operación. Que sí, pero que el elegido por Florentino para liderar al equipo fue Kaká.

A partir de ahí todo ha sido un juego de tragaderas y despistes. De detalles malintencionados para lastrar una figura que si se la valora objetivamente está marcando una era en un club con mucha historia a su espalda.

Y es que Cristiano es un competidor nato. Un deportista con todas las letras que intenta superarse año tras año independientemente de quien tenga enfrente o con quién tenga que competir por un hueco en el once. Todo lo que tiene se lo ha ganado en el campo, gota a gota del sudor que ha recorrido su casaca blanca hasta convertirse en el máximo goleador de la historia del Madrid en Liga. Otra cuestión es si eso era lo mejor para el grupo en según qué situaciones, pero que el vestuario está con él a día de hoy es incuestionable.

Y cuando uno tiene tanto protagonismo surgen disputas. Y su forma de comportarse durante sus primeros años en la capital de España no ayudaba. Ahora, más calmado, más maduro y plenamente consciente que su físico no durará eternamente necesita verse respaldado. Y en vez de eso, le traen a Gareth Bale. Jugando por donde él juega. Costando más que él. Y cobrando más que otros compañeros que llevan muchos tiros dados con esa camiseta.

Y para colmo, encima que es perseguido diariamente por todo tipo de prensa. Después de romper con su novia, para una fiesta que se da al año, el club aprovecha para airearla todo lo que puede y dejarle tocado delante de la afición. Y no es la primera vez. Mourinho ya intentó llevárselo por delante pero le fue imposible.

Pero es que lo de Bale es de traca. Un jugador rápido para el contragolpe, ideal para el juego del entrenador portugués, se lo traen a Ancelotti. Cuesta casi 100 millones de euros para una posición cubierta por uno de los dos mejores jugadores del mundo. Buen tirador de faltas que no va a tirar casi nunca. Viene a jugar a pierna cambiada. Y se encuentra que cuando mejor juega su equipo coincide con sus, frecuentes, lesiones musculares (típico de los jugadores que abusan de su físico).

Bale-3

Normal que el muchacho haya tenido que recurrir al psicólogo deportivo Jamie Edwards debido a su escasa adaptación al país y al equipo (quizás no hablar español después de dos años enteros ayuda a no adaptarse, que digo yo pese a no ser psicólogo, con lo bien que los británicos saben chapurrearlo en cuanto vienen a una de nuestras playas).

No puede ocurrir lo mismo que con Kaká, y esa premisa la tiene todo el mundo claro en el club. Y si hay que dar algún palito mediante la prensa afín, a la estrella, para que no sobresalga tanto en comparación con el muchacho espigado de Cardiff, se hace. Aunque éste acuda siempre a los medios ingleses a llorar. A llorar, a dar pena y dejarse  querer para que algún club británico lo repatríe.

Que quiera salir del equipo de una forma más o menos abierta es solo cuestión de tiempo, y más sabiendo que el Manchester United está al acecho deseando pescar algo en rio revuelto. Ya sea un galés que no ha demostrado nada salvo que corre mucho como un ex jugador cansado de no ser valorado como merece.

Rotación

Uno de los males achacables al anterior entrenador y, se entiende, causantes del fracaso de la temporada anterior, residió en el escaso peso de los jugadores llamados a dar descanso al equipo titular, con especial atención en el mediocampo.

Después de despachar a Casemiro a Oporto y a Xabi Alonso a Munich, el club decidió dejar el peso sobre los hombros de Illarramendi, Khedira, Modric y Kroos. Cuando la pareja alemana estaba al 100% junto con el equilibrio del croata, el equipo mostró su mejor versión pero pasó lo que temporada a temporada termina sucediendo, Modric se lesiona.

Inmediatamente Kroos lo juega todo, llegando a final de curso más reventado que el colchón de Julio Iglesias. Khedira decide que en Madrid no se vive tan bien y decide no renovar, por tanto se lleva una ración de banquillo y grada ipso facto a partes iguales (por supuesto, mediáticamente se convierte en “el coco” por haber dejado tirado al Madrid, con lo buena gente que fue Karembeu que hizo lo mismo pero al revés).

La única solución era dar minutos a Illara y por eso se fichó a Lucas Silva. Lo que había barato, por otra parte. Conclusión. Sergio Ramos termina jugando de mediocentro cuando se jugaba el equipo la temporada ante la Juventus.

 Después de estos antecedentes tan chapuceros, cualquier club serio hubiera decidido potenciar su mediocampo. ¿Que hace el club, disperso en todos los asuntos anteriores?

Repesca a Casemiro, sale Illarra con un lacito, en un negocio ruinoso, de vuelta a la Real y se trae a Mateo Kovacic, que según los medios, es una mezcla de Xavi y Redondo, pero que en el Inter ha jugado por delante de donde pretende el Madrid. Internacional con la absoluta croata, ha ganado los mismos títulos que Illaramendi antes de llegar al equipo blanco, y costando lo mismo.

Cambiar lo justo para no cambiar nada.

Esperpento De Gea

Qué el Madrid quiera traerse a De Gea para sustituir a Casillas forma parte de algo entendible. Más si cabe después de la frecuente presencia en los medios del portero durante el último año. Preparando, como de costumbre, el terreno para el desembarco del joven madrileño después de una gran temporada.

Lo que se entiende menos es que fuera o él o nadie con preacuerdo ilegal de por medio (un club no puede firmar nada con ningún jugador hasta que le resten 6 meses para finalizar su contrato).  Un club serio, que recordemos que estamos hablando del que más presencia tiene en los medios en el mundo, no puede permitirse eso.

El club de origen se enroca al saber que no hay más opciones, que el club que lo quiera debe pasar por su aro. Y ese aro tiene forma de 60 millones o negociamos por Ramos. Al renovar Ramos, enroque final, hasta el último día de mercado. Y como no se ha tenido un plan B, se tiene que aceptar una negociación hasta el último minuto en la que no llegan todos los papeles a tiempo. Y en la que pretendes mandar, con otro lacito, al portero del que habías dicho por activa y por pasiva que confías en él a cambio del deseado. Lo demás ya está analizado al detalle en los diferentes medios.

Solución. Reunión con el portero que querías vender para confirmarle que todo ha sido un calentón pero que en el fondo lo quieren con locura, que no volverá a pasar.

Lavado de imagen

Cuando todos los medios daban por hecho que, tarde o temprano, De Gea vestiría de blanco se encontraron con la realidad del ridículo mostrado al mundo. No había ni ganas ni recursos para poder aliviarlo así que se optó por la mejor táctica posible.  Que el propio responsable dé las explicaciones pertinentes.

Y en esas ha estado el presidente blanco durante el parón de selecciones, haciéndose los platós que hubiera dicho en su día una madridista de pro como Nuria Bermúdez cuando se recorría todas las cadenas de televisión a base de contar sus romances.

El señor Pérez ha preferido la radio, más después de su experiencia en Deportes Cuatro hace algunos años el día que Manolo Lama entró definitivamente en su lista negra.  Y lo ha hecho desde la falsa modestia y el arrepentimiento.  Pero intentando desviar la atención y el debate contra los medios que critican abiertamente su gestión.

Jekyll y Hyde. Alabado por su brillante gestión económica y disculpado por su cuestionable gestión deportiva. Ante tamaña retahíla de excusas, el actual presidente del Madrid da la impresión que o se ha convertido en una marioneta cuyos hilos nos es imposible vislumbrar o resulta que tampoco es tan buen gestor ya que desconoce que sucede bajo sus pies.

Carlos Sabaca (@casabaca)