El pasado día 2 de abril se aprobó en la Asamblea General de las Naciones Unidas un Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA). Un suceso histórico que obtuvo una mayoría aplastante: 154 votos a favor, 3 en contra y 23 abstenciones. Organizaciones como Amnistía Internacional e Intermón Oxfam llevaban alrededor de 20 años luchando por este Tratado. Unas deliberaciones que comenzaron en diciembre del 2006 y que tan solo ahora se han decidido formalizar.

A pesar del intento sumamente cínico de frustrar su adopción por parte de Corea del Norte, Irán y Siria, una mayoría abrumadora de las naciones del mundo han expresado su apoyo rotundo a este tratado centrado en la protección de los derechos humanos, que salvará vidas”.

(Brian Wood, director de la campaña Control de Armas y Derechos Humanos de Amnistía Internacional). 

Este anhelado tratado impone a los estados la responsabilidad de asegurarse de que las empresas radicadas en ellos del sector armamentístico, no comercian sin tener las pruebas fehacientes de que esas armas no acabarán en manos que las usarán para violar los derechos humanos.

El TCA afecta sobre todo a las categorías de armas convencionales, incluidas también las armas pequeñas y las ligeras. 

Aunque el TCA no acoge todo lo que las organizaciones, las cuales desde hace 10 años se agrupan en una coalición llamada Armas Bajo Control, y la sociedad civil pedían, es un gran paso. A partir de ahora se pueden pedir explicaciones e imponer sanciones. Pero claro, hay que esperar a que este Tratado se ratifique por parte de los Estados, hecho que empezará el 3 de junio de 2013 en la Asamblea General de la ONU, y después que se ponga en uso. Pero lo más difícil hasta ahora, ya está. 

Ahora comienza otra etapa; una en la cual se perseguirá el incumplimiento del TCA. Esta etapa será muy dura, pero lo que se pide no es imposible. Prueba de ellos es la existencia misma del TCA.

Queda trabajo aún por hacer. La inclusión de las municiones en este tratado regulador será la próxima batalla a luchar. 

«Este es un buen día para los supervivientes de la violencia armada en todas partes, y un día de orgullo para la Campaña Armas bajo Control, pero el trabajo no termina aquí. Tenemos que asegurarnos de que este Tratado realmente representa una diferencia sobre el terreno. Los Estados deben ratificar el TCA ahora, y hacer de su rápida aplicación una prioridad.» 

(Alex Gálvez, superviviente de la violencia armada y director ejecutivo de la Fundación Transiciones de Guatemala).

 

Amalia Cocco y Hernán Hamed