Ecos de Stalingrado (I)
“El bombardeo empezó a las diez de la mañana. Inmediatamente vimos un gran número de aviones volando hacia el centro de la ciudad lanzando bombas. Todo estaba ardiendo, la gente gritaba […] Mientras un adulto era capaz de entender que era la guerra ¿qué podíamos entender nosotros, que éramos solo unos niños?”[1] Población civil [...]