Si ustedes buscan a Diego Cañamero en los medios será más agitado que buscarlo en su pueblo, en El Coronil (Sevilla). No sé si ustedes lo conocen pero es un bonito entorno, campos agrícolas con lomas suaves, verdes en gran parte del año y dorados cuando el trigo o los girasoles aparecen. La campiña sevillana es un territorio de lucha desde hace siglos. Por la tierra, obviamente. Y eso, al final curte a la gente.
Los pueblos agrícolas, o con una tradición vinculada al campo ¿aportan valores?
La verdad es que este pueblo es bastante culto en ese aspecto. Siempre lo han intentado pintar como si fuera esto un polvorín, un desastre. Desde afuera lo pintan mal. Pero verás que la gente es noble, sencilla, amable, muy trabajadora. No tiene nada que ver con lo que pintan.
Desde fuera dibujan esto como si fuera “Venezuela”, la nueva marca del caos. ¿Hay intención de desprestigiar algo?
Sí, desprestigiar nuestra política, porque si desprestigias el “pueblo de Cañamero”, lo comparas con nuestra lucha, nuestras acciones, nuestro comportamiento. Incluso el alcalde actual todavía sigue hablando de cosas de hace 20 años, todavía volviendo atrás, hablando enfrentamiento: que si aquí no había democracia, que si había dictadura, que si no había libertades… Al parecer durante nuestros 20 años gobernando no ha habido democracia. Pues la gente iba con su papeleta y votaba lo que quería.
Entre muchos jóvenes de su pueblo usted se ha convertido en una suerte de mito, un referente, ¿es usted consciente de ello?
Yo creo que mi comportamiento despierta en la gente pasión y odio. Porque no soy hipócrita, voy por derecho, siempre busco lo que creo que es real y lo defiendo con pasión. Y eso en política, cuando tú no eres un mediocre, pues la verdad es que conectas con un sector de gente que va en esa dirección.
Han intentado los sectores más de derecha desprestigiar mi persona, mi vida. Al final, la verdad es la verdad. Es un pueblo pequeño de 5000 habitantes, donde la gente se conoce. Podrán decir lo que quieran pero la evidencia es la evidencia. Yo he estado diez años de alcalde, me tendrá que conocer la gente. Yo era un alcalde asequible a la gente, de puertas abiertas. No tenía secretaria para controlarme las visitas. La puerta siempre estaba abierta. Yo me puse un salario, no una dieta, porque yo no tenía nómina por el ayuntamiento. Pagaba mi cartilla agrícola, soy jornalero, cobro mi subsidio, llevo siendo jornalero desde que tenía 8 años y me voy a jubilar siendo jornalero. Nunca he tenido privilegios de ninguna parte.
En diez años en el Ayuntamiento no habrá ni una sola factura, no habrá ni un café, que digan que se ha pagado con dinero público. De los 65 trabajadores que teníamos en plantilla yo era de los que ganaba menos de todos. Porque yo entendía que la política no era una profesión, es servir a los demás, no servirte de la política.
Yo dimití del ayuntamiento en 2001 con mayoría absoluta, con 8 concejales. A mí nunca se me ha pegado ningún cargo, ninguna institución. Me han propuesto ser parlamentario por Andalucía, ahora me están proponiendo ser senador por Podemos. Pero no tengo ninguna pretensión de tener nada que no le sirva a los trabajadores. Mi responsabilidad ahora mismo es ser portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores porque la gente lo quiere, por compromiso, por responsabilidad, por un montón de razones. Ahora en noviembre-diciembre, que es el II congreso del SAT tendré que dejar el cargo porque llevo mucho tiempo y hay que dejar paso a nueva gente, gente joven que cojan el testigo de la responsabilidad.
¿Falta compromiso entre los jóvenes? Quiero decir, ¿cómo le explicamos a adolescentes que viven en su burbuja de autosatisfacción que hay valores que defender?
Nada de lo que tenemos nos pertenece a nosotros mismo. Nadie ha construido su propia obra. La obra de cada uno forma parte de una colectividad. Si tú estás en la escuela es porque alguien puso los cimientos, y puso los ladrillos, y creó el techo. Si tú tienes cualquier cosa de la que ostentas en la sociedad, forma parte de la colectividad. El defender causas justas para la mayoría es una actitud noble. Es una actitud honesta, imprescindible. Tenemos la obligación ética y moral de defenderlo.
Hay gente que dice “defiende tu familia, defiéndete tú porque lo importante es uno”. No, esto no es una isla donde cada uno vive sino una colectividad, y tenemos que defender tanto a las personas como a las plantas, los animales, el agua… todo lo que nos permite vivir con garantías de futuro. Cuando uno se convierte en un aprovechado, cuando dice “yo me dedico a lo mío y no me importan los demás”, se está haciendo daño a sí mismo sin darse cuenta, porque si tú creces, crecerán los demás, y si los demás crecen, crecerás tú. Si los demás viven bien, tú también lo harás.
Ahí es donde yo marco el comportamiento de las personas. Tenemos que luchar por un mundo mucho mejor. Lo que pasa es que muchas veces se ha enquistado el tema de las ideologías para defender los privilegios, y las ideologías chocan. Lo que tenemos que hacer es convencer a la sociedad de que la ideología es el bien del ser humano. Si no defendemos el bien de la mayoría estamos posibilitando que sea una minoría. Y si defiendes la minoría perjudicas a la mayoría conscientemente.
Tanto por acción como por omisión al final eres responsable de lo que está ocurriendo, por eso creo que tenemos la responsabilidad de trabajar colectivamente. Para que haya educación, sanidad, trabajo, para que en definitiva el mundo busque la felicidad. La gente no puede sufrir todos los días si donde vivimos hay posibilidades de vivir felizmente. Existen las posibilidades de tener trabajo, vivienda, alimento. Por motivo del egoísmo, de la avaricia de unos cuantos, estamos en esta situación. Situación de pobreza, de guerra por intereses económicos. Lo importante es defender el bien de la sociedad, de su conjunto. Eso es lo más sagrado que tiene el ser humano, defender el bienestar de todos.
¿No ha hecho daño el “exceso” de bienestar? Durante mucho tiempo se vulneraron los derechos de los trabajadores pero no pareció que a estos les importaran ya que en pleno boom económico se ganaba mucho dinero y no parecían tan necesarios.
El sistema económico, el poder, las minorías que nos gobiernan, le crea una actitud al pueblo de que el pueblo solo tiene que ser obediente, aceptar la democracia, votar cada cuatro años, trabajar cuando hay trabajo… El poder no le da el derecho al pueblo para que el pueblo participe. La participación no es cada cuatro años, sino que se participa en todo lo que le incumbe. Hay que preocuparse de que la droga no entre en nuestros pueblos para que nuestros hijos no estén contaminados, nos tenemos que preocupar de la cultura, de la enseñanza de nuestros hijos, de que haya ayuntamientos democráticos y honestos con el pueblo. Que la libertad no sea una frase vacía. Que la economía no esté en manos de unos cuantos, que favorezca a una mayoría.
La sociedad es una familia inmensa, grandísima. ¿Qué es lo que hace el poder para que el pueblo no intervenga y mantener sus privilegios? Que sea una especie de caterva humana que lo único que hace es consumir y votar, pero no poder intervenir en todo lo demás. Eso, parece que no pero penetra. El individualismo de la gente, la comodidad de la gente, que la gente no se dan cuenta hasta que viene el terremoto y se le cae la casa. Eso es lo que intenta el poder, que el pueblo sea sumiso, borrego, despreocupado, que solamente asume lo que le cuentan desde las televisiones, desde los poderes fácticos. Lo máximo que puede hacer es cada cuatro años votar y consumir para que los bienes de consumo puedan permitir al capital seguir funcionando.
Mientras el pueblo no se haga dueño de su destino, de su responsabilidad, gobierne quien gobierne, será siempre un pueblo pobre. Y si no aquí, porque hay algunos sistemas, o países económicamente llamados “desarrollados” o que tienen un desarrollo que puede contentar a una parte importante de la población, en el resto del mundo no es así. La mayoría del mundo pasa enfermedad y hambre.
Lo que pasa es que da la sensación de que un país como España, o incluso Francia u otros países que tienen cierto movimiento social, acaba votando a la derecha. No solo porque gobierne el PP y siga teniendo intención de voto importante, sino también porque cuando surge un partido como Ciudadanos emerge como la espuma, ¿es que es España un país de derecha?
Yo no creo que España sea un país de derecha. Yo creo que es el que pueblo no tiene capacidad, no está vertebrado ni organizado para decidir su propio destino. Siempre está confiando en cosas ajenas a sus vidas. Entonces, en el momento en el que la gente confía en un partido político y si ese partido le falla demasiado tiende a confiar en otros. Es lo que ha pasado aquí en la democracia desde el año 78, y es que el PSOE y el Partido Popular que son los que han gobernado España, cuando uno se deteriora el otro empieza a subir, pero cuando se deterioran los dos surgen otros.
La gente siempre pone la ilusión en cosas ajenas a sus vidas. La gente necesita referentes, porque están educados para eso. Desde pequeños, educados para obedecer al padre, al manijero de cuadrilla, al maestro de la escuela… la obediencia. Parece que necesitan depositar su confianza en algo. Si no en un partido lo hacen en un cantante, un torero, en alguien famoso. Siempre depositan. Eso del “dios” está muy inculcado en la gente.
Es complicado, es complejo, pero la gente tiene que confiar en sí misma. Yo, personalmente, a algunas personas les he hecho favores que no se pagan con dinero, no se pagan con nada porque son favores personales. Pero yo soy de la gente. Uno más de la gente. Lo que yo le he hecho a algunas personas, viene un terrateniente y le da un tortacito en la espalda y le dice “¿estás parado? Vente a mi cortijo a trabajar”. Eso, para esa persona es como si Dios bajara del cielo. Yo eso se lo he hecho a la gente toda la vida.
El sobrecito del que hablaba Cayetano de Irujo.
Exactamente. Yo me he criado en los cortijos de los señoritos, en la ganadería de Concha y Sierra. Recuerdo cuando venía la señora y daba el sobrecito. La gente se ponía en cola. Me acuerdo, teniendo 5 o 6 años, más no tenía, y ella venía con un Seat 600 blanco y se paraba en el cortijo, y todos los trabajadores se ponían en cola, se quitaban la gorra, “sí, señora”, y les daba el sobrecito… eso para ellos era, no veas.
Los santos inocentes.
Yo he vivido esa sociedad. He estado cogiendo a los señoritos los pájaros, en enero, metido en agua hasta las rodillas, arrecido, con sabañones en las orejas, con 6 o 7 años. Y tener que ir nadando por el río para coger la caña que se la ha caído al señorito. Yo he vivido toda esa realidad con los señoritos durante mucho tiempo. Lo de Los santos inocentes era una realidad, no una mentira. Lo único que no comparto es la escena donde en una cacería matan unas perdices y va oliendo como un perro por el suelo. Es una exageración porque un hombre no tiene esa capacidad. Pero el resto de cosas las he hecho montones de veces.
El tema es que el pueblo está educado a que alguien le tiene que mandar. Y cuando el pueblo manda fracasan las cooperativas, fracasan las cosas colectivas, porque todo el mundo quiere mandar, porque no hay disciplina, porque estamos educados para obedecer al patrón, al amo, al dueño, al cacique. Eso es una cultura que tenemos que cambiar. El pueblo tiene que cambiar, es capaz de administrarse a sí mismo perfectamente. Se tiene que organizar para funcionar, no podemos estar esperando que alguien nos diga lo que tenemos que hacer.
¿Quizá volviéndonos “ateos” del dios dinero?
El poder del dinero es como los camellos de la droga. Tiene al pueblo enganchado, como a los drogadictos enganchados al camello. Nos crea una ilusión a la sociedad de que el Dios Dinero es la felicidad, es lo máximo. Mientras que la gente piense que el tener, el consumo y el dinero es la felicidad, pues la verdad es que estamos cayendo en graves errores y al mismo tiempo alimentando al sistema.
Una de las cosas que tenemos que intentar cambiar, porque el sistema se basa fundamentalmente en los bienes de consumo, en la oferta y la demanda. El libremercado lo que intenta por todos los medios es tener bienes de consumo y una masa de compradores para que ellos puedan subsistir. El sistema capitalista funciona cuando tú vendes, si no vendes no funciona. Tienes que vender y al mismo tiempo tienes que tener una masa capaz de comprar lo que tú vendes para que los bienes de consumo puedan ser comprados.
Pero claro, el sistema ya no sabe qué inventarse para seguir. Llega un momento en el que la gente no puede comprarse todos los días una lavadora, un coche, y entonces los bienes de consumo caen. Se inventan nuevas técnicas, los mismos móviles los modifican para que la gente los compre, pero el gran problema que tiene la sociedad es que el consumo desmesurado para alimentar esa masa de consumidores está saturada.
Antes era solo Europa, EEUU, los que tenían unos mercados enormes para que la sociedad consumiera. ¿Ahora qué está pasando? Que esos países llamados emergentes también tienes su propios bienes materiales que consumen ellos mismos y que incluso nos trasportan a los países ricos. La crisis económica, aunque nos digan que vamos a ir creciendo, que el paro baja, esto es una crisis estructural del sistema que un día habrá que solucionarlo de alguna manera, porque la sociedad no puede asumir la desmesura que tiene ahora mismo de construir cosas para vender, simplemente para vender.
China ha crecido un 7-8%, India un 6’5%, Brasil un 6%, mercados grandísimos donde Europa y EEUU vendían sus bienes allí. Pero esos países están creciendo también. Los mercados se reducen cada vez más. Por eso EEUU y Europa intervienen cada vez más en el tema de la guerra.
Europa no ha intervenido en la guerra desde hace años, y ahora está directamente en Libia, Siria, ¿por qué? Por la economía de guerra para suplementar la falta de mercado de los bienes de consumo que normalmente se introducían en esos países. Esto llegará un momento que tenga un colapso. Lo importante es que eso no resuelva mediante ninguna otra guerra mundial sino que se resuelva porque el movimiento obrero, el 80% de la población, vayan copando las responsabilidades para hacer un país mucho más justo y equilibrado.
Sin embargo, da la sensación de que hay sectores como el agrícola, tal y como está concebido en Europa, España o Andalucía, no es rentable.
Más que rentable, después de la II Guerra Mundial, como Europa se quedó totalmente demolida por el tema de la guerra, empezaron a acordar unos incentivos para la producción y para que hubiera alimentos para toda la población. Es lo que hoy se le llama la PAC. Esas subvenciones que hoy llegan al campo, antes era para la producción del arroz, el trigo, el algodón, pero desde hace años se subvenciona la extensión. Han desacoplado las ayudas y se la dan a las tierras, al poseer tierras.
Esas ayudas son las que realmente mantienen hoy el campo. Sin esas ayudas sería muy complicado mantener el campo porque no se ajustan los precios. Los gastos de producción están por encima de los precios. Hace falta, igual que el coche tiene un precio fijado, o la lavadora, o la plancha, o un móvil, que el campo tenga sus precios fijados. Pero como estamos en la ley de la selva, en la locura de la producción, con la alimentación no se puede jugar pero de hecho juegan. Lo que no es justo ni razonable es que mandes un camión de patatas a Francia y por el camino se cruce con otro camión de patatas para el mismo pueblo.
Hay que defender la soberanía alimentaria, la capacidad de cada territorio para decidir sobre sus productos, empezando de lo cercano a lo lejano. No tiene sentido que llevemos trigo a Argentina y nos traigamos carne cuando aquí hay carne. Las barbaridades que se cometen por los intermediarios.
Si los precios del campo tuvieran un precio fijado razonablemente igual no harían falta las ayudas. Pero, en estos momentos, pasa como con el PER. Si lo quitas, no hay para comer. Pero, ¿por qué existe el PER? Porque no hay reforma agraria. ¿Por qué hay ayudas? Porque no hay precios reales en el campo. Da miedo si tú en la agricultura, porque dicen que eso huele a socialismo, a control estatal, fijas unos cupos que de hecho a veces los pone Europa. ¿Por qué hay que sembrar todos los campos de fresas, o de cebollas? Igual que tú tienes unos presupuestos en los ayuntamientos, ¿por qué no vas a fijar una estimación de lo que realmente necesitas? ¿por qué hay que jugar a la quiniela, a lo que venga, a lo que supuestamente van a querer los mercados? ¿Por qué hay que sembrar miles de hectáreas en Huelva? Sin asistentes sociales, hacinando a la gente, sin médicos, ¿por qué? Porque estamos en una sociedad de libremercado que te permite hacer lo que te dé la gana, pero eso es una barbaridad.
Hace falta programar la agricultura, porque estamos hablando de la alimentación. Programar igual que los coches. Tú tienes una fábrica, sabes los que tienes que producir, pero no produces con tres fábricas para fabricar muchos más y que se queden tirados. Pero vemos el campo donde se tiran montones de patatas, de tomates.
Suele salir en los medios cómo se tira precisamente el tomate de El Ejido y, en cambio, en Holanda lo venden. Ahora bien, ¿aumentar la calidad con la tecnificación no ayudaría? Allí se ha invertido durante años en I+D+i y ahora producen tomates adaptados a cada mercado, ¿no sería una solución buscar un valor añadido distintivo?
Hay que buscar una agricultura de calidad, de respeto a la naturaleza. Lo que ahora mismo se está incentivando en Europa y España es la agricultura industrial…
…pero con poca inversión.
Porque lo importante es inundar los mercados y eso es lo que importa.
Pero eso es lo que hacen los holandeses y lo hacen con tecnología. Aquí parece que se hace al bulto y da la sensación de que el empresariado agroalimentario español y andaluz no busca mejorar el producto para mejorar la competitividad.
Eso depende de la cultura que introduzca al consumir. En Centroeuropa hay cada vez más conciencia de que la gente quiere una agricultura de calidad que no explote a los inmigrantes. Todavía en España, en toda la parte mediterránea no. Vamos a saco, a explotar a la gente, a los inmigrantes, como se está haciendo en Huelva o en los invernaderos de Almería.
Eso dijo un diario inglés y aquí se dijo que eso era mentira.
Allí hay una explotación brutal. Van a trabajar 3 para pagar 2 sueldos. Hay inmigrantes en las puertas de los invernaderos y ellos mismos ponen carteles de 3×2, “nos ofrecemos 3 para 2 sueldos». El empresario los mete en la furgoneta, los lleva al invernadero, cierra con llave hasta la tarde y luego los echa y fuera. El campo es explotación, es abuso, es una auténtica barbaridad.
Y además no te dejan entrar en los invernaderos, no te dejan entrar en los freseros… Nosotros hemos tenido problemas en Huelva. No te dejan entrar en la finca. Los empresarios tienen sus guardaespaldas, a veces marroquíes o rumanos, y si intentas entrar te dan dos palos. Tienes que ir con diez o doce personas para intentar repartir octavillas. Tú las repartes criticando lo que pasa en Huelva… y mira, el año pasado me rodearon una serie de gentes en Lucena del Puerto y empezaron a insultarme la gente. Tenían a los manijeros, a los dueños en la historia.
Poníamos “la fresa se ha convertido en la esclavitud del siglo XXI”. Salvamos a algunos empresarios, porque hay algunos que se comportan, pero hay otros que cierran las puertas, no dejan entrar… barbaridades. En Huelva me cuenta un compañero que hay una empresa que, a los que saben coger las moras, o las fresas o los arándanos, les ponen una gorra verde. A los que están de segundo año una gorra roja, y a los otros una gorra verde.
Eso ya se usaba en los campos de concentración.
Sí, sí. Tienen gorras para diferenciar si son expertos, si son buenos o no. Así saben dónde están los expertos, los no expertos, los principiantes. A los expertos ya saben que no tienen que vigilarlos, a los nuevos ya saben que pueden echarlos, decirles “pues tú mañana no vengas”.
¿Ha hablado usted con algún comisario europeo para hablar de estas situaciones?
Nosotros hemos estado constantemente en Huelva y Almería con diputados europeos del PSOE, de Los Verdes. Hemos estado visitando los campos de fresas, los campamentos de los inmigrantes que se instalan en los pinos, hemos estado denunciando en el Parlamento Europeo. Incluso yo tuve una intervención en Rumanía con el ministro de Agricultura. Pero claro, es que llegan miles de personas con hambre, con una situación…los propios perjudicados no son los que reclaman. No quieren ni que vayas por allí porque al fin y al cabo son gente que vienen hambrientos. Los africanos, que vienen sin papeles, que son los que están acampando en los pinos y trabajan los domingos que es cuando no trabajan los inspectores. Vamos, inspectores no hay casi ninguno, pero cuando quieren curarse en salud los meten a trabajar por la tarde, de noche para el tema de riego, o los domingos y así evitan cualquier inspección.
Esta situación, ¿está creando un nuevo caciquismo? Al fin y al cabo, en las elecciones autonómicas, Susana Díaz fue a algunos pueblos como el suyo diciendo que si gobernaba otro que no fuera el PSOE cosas como el PER se iban a quitar.
Yo creo que el PSOE, en los treinta y tantos años que lleva gobernando Andalucía, ha hecho que aparezca como si el PSOE y la Institución fueran la misma cosa. La cultura del caciquismo es exactamente igual. El PSOE, la cultura del caciquismo y la cultura del PSOE-Institución, como partido único, como el PRI en México, ha hecho un juego ahí. Es el PSOE de la pandereta, de los estómagos agradecidos, de liga la institución con el partido. El PSOE es una cosa que habría que estudiar sociológicamente.
Y además, una cosa, el pueblo es como si le faltara la memoria. El pueblo, de tres años hacia atrás, no sabe nada. Es como una vorágine que va royendo la memoria del pueblo. Dicen cada día una cosa distinta y la gente se lo traga. En la campaña decían una cosa, ahora dicen otra, se meten con un partido, luego quieren pactar con otro partido. Cambia radicalmente todo y nadie dice nada. Nadie dice “vamos a ver, esta mujer que hace tres meses decía esto y ahora lo otro”. El pueblo es un consumidor de cuento y de sueño.
Lo que se aplica al PP a nivel nacional se puede aplicar al PSOE en Andalucía. Parece que nadie lo ha votado pero los votos están ahí.
Es como si fueran los camellos de la droga, y el pueblo consume. Y van y dicen “como te portes mal te quito la droga”. En Andalucía hay una historia de miseria, de hambre, de pobreza y entonces la gente dice “con el PSOE vivimos, no vaya a ser que se vayan y venga éste”, como el PP también ha hecho alguna intentona de quitar el PER… Pero en Andalucía no son solamente los 250.000 jornaleros que pueden cobrar el PER, sino también la cantidad de familias ligadas, de tiendas… Son cerca de 200 millones de euros que pueden entrar de economía a un pueblo.
Pero el PER, ¿no es un desincentivador de la búsqueda de empleo?
Más que de la búsqueda de la empleo… mira, el PER lo inventa el PSOE en 1983. El señor Caballos fue el artífice del nuevo decreto del PER. Antes existió el empleo comunitario, unas subvenciones que manejaban los gobernadores civiles para que, cuando los pueblos luchaban mucho inyectar dinero. Era financiar el orden público.
Lebrija, un pueblo revoltoso en los 60-70. Cada vez que alguien se levantaba, dinero. Trebujena, La Rinconada, Palma del Río, Marinaleda, El Coronil… había unos pocos de pueblos en Andalucía que, para que no se incendiaran, puso Franco ese dinero.
Cuando el PSOE llega, porque el empleo comunitario, ¿qué era? Todo el mundo en la calle diciendo que todo el mundo tiene el mismo derecho, todos se tienen que ver las caras… En base al empleo comunitario conseguimos algunos ayuntamientos, con alcaldes que eran analfabetos. El informe del señor Caballos decía que había que arrebatar el empleo comunitario al SOC [Sindicato de Obreros del Campo], y a CCOO, que habían hecho un sistema clientelar-político donde se presentaban a las elecciones municipales y así tenían muchos alcaldes.
Entonces, claro, ¿qué hicieron? Quitar eso e inventarse el PER. Así, ya no había que verse las caras para recibir el dinero. Es un subsidio con un derecho individual, ya no era todos o ninguno. Fraccionan los derechos de los trabajadores en dos o tres categorías: mayores de 55, los menores otros, los que están casados otros derechos. Fraccionan el derecho colectivo en derechos individuales, y además ya no hay que ir a las asambleas sino al banco todos los meses. Y así le dan un poder al empresario, porque las peonadas te las tiene que dar él. Te tiene que dar la baja, las peonadas para cobrar el subsidio, es una dependencia del caciquismo.
Todo es un sistema pensando para que la gente, más que luchar por la tierra, por la reforma agraria, se conforme con las migajas, con las limosnas.
Entonces, ¿vivimos en un Estado Mafia?
Totalmente. Y no solamente a los jornaleros. El PSOE compra a todo el mundo. A CCOO, en 2010, contabilizado en el BOJA, 58 millones de euros que les dieron. UGT, 60 millones. A la CEA, 54 millones de euros. A la COAG, a la UPA, los sindicatos agrarios, sindicatos de trabajadores, empresarios, todos comprados. Prensa, con anuncios. El PSOE tiene una red como un pulpo, una tela de araña, donde tiene controlado todo. Las mancomunidades, invadidas de enchufados. Las vías verdes, los consorcios, las fundaciones, todo. Las confederaciones hidrográficas, las diputaciones.
El alcalde de ahora [de El Coronil], antes enchufado en Diputación. Cobra 3140€ en nómina, un niño que no ha dado un palo al agua en su vida, que no tiene nada. Que no se ha ganado nada, que no ha hecho ni unas oposiciones ni nada. Ya está, enchufado desde la escuela a diputación. Eso aquí, vete a Morón, Coripe, Montellano… El alcalde de Montellano termina su mandato y se inventan el cargo de “Comisario de la Memoria Histórica” con 6000€ al mes. El que era alcalde de Coripe, en las Vías Verdes. Por todos lados.
La Mancomunidad del Bajo Guadalquivir mira yo estaba cuando estaba de alcalde. Nos juntábamos para llevar los proyectos comunes. Decíamos “¿con cuánta gente podemos administrar los 17 municipios?”, pues con 17 trabajando para la Mancomunidad no había ningún problema. Está ahí la prueba con los proyectos. El último año que reventó económicamente había 250. ¿Quién está allí colocado? Todos los del PSOE. Amigos, compromisos.
En las diputaciones hay 1900 personas, yo me atrevería a decir que 1500 personas son enchufados. Eso es un sistema clientelar en el campo con el PER, el dinero para los sindicatos, la prensa, los empresarios, los chiringuitos que se montan como las Vías Verdes.
Cuando yo era alcalde, me vino un día el de Utrera a ver si le podía hacer un favor. Dorado Alés, un tipo que el padre fue concejal con Franco. Luego se pasó al PSOE. Pero bueno, es un tipo que se puede hablar con él. Me dijo “te voy a pedir un favor, es que como me van a dar 20 millones de Diputación para arreglar unas calles, sabes que si me lo dan directamente Los Palacios se va a quejar. Para ver si lo podemos meter por el Consorcio de las Basuras donde estábamos cuatro pueblos”. Digo “vale, lo metes por el Consorcio y te lo llevas para arreglar Utrera”. Total, se lo iban a dar por un lado o por otro. Pero luego, en el Consorcio había que meter un responsable de medio ambiente y dije “pues ese, de mi pueblo”, y él me dijo “vale Diego, no hay problema”.
El alcalde de Coripe vino para que yo lo apoyara en una cuestión. Dije, “vale, no hay problema”, iba a salir de todos modos. Cuando iban a meter trabajadores, dije “pues dos, de mi pueblo”. Les sacaba cosas a cambio. Igual que el [ex ministro] Pimentel que le decía “necesito una Escuela-Taller que me están boicoteando”. Eran artimañas para conseguir cosas para el pueblo.
Está en el BOE, en los nombramientos, en los árboles genealógicos, ¿hay una línea de tatarabuelos a nietos que acaban siempre ocupando cargos?
Después de 40 años de Dictadura, quieras o no, es verdad que hubo una cierta apertura democrática, un dejar atrás lo que significaba. Pero los que iniciaron el proceso de cambio venían de esas familias. El padre de Chaves y su abuelo eran franquistas, del ejército. Griñán exactamente igual. Zapatero por parte de la madre o el padre, un fascista reconocido. No significa que los hijos o los nietos sean igual. Ese cambio que hubo en la Transición, cuando llegó la democracia pues todos demócratas.
Pasa igual que en la Dictadura, había gente con educación franquista pero que no eran fascista. Yo he conocido gente que era franquista por su mentalidad, su educación. Pero no son fascistas. Son del hombre en su casa, del poderío, del machismo, de darte una bofetada si no le hacías caso. El autoritarismo.
Cuando empieza la apertura democrática hubo mucha gente que venía de ahí. En el comportamiento, poco a poco recuperan sus genes. El poder, el privilegio, el tener.
Ser demócrata, ¿qué significa? “democracia es poder hablar”. Muy bien, yo puedo hablar en las plazas todos los días, pero no tengo casa, no tengo trabajo, no tengo derechos. Pero puedo hablar en la plaza. Pues cuando la democracia no tienes derechos, no tienes pan, no tienes justicia, no tiene futuro, se convierte en un circo. En algo inexistente. Hay que llenarla de contenido.
Yo defiendo la democracia, claro, pero con derechos, con futuro. No una democracia para hablar por hablar.
Todos cuentan la Transición como una fiesta, ¿usted también la vivió así?
La verdad es que la Transición fue un alivio. Una cosa es que sea un alivio con rabia, de no haber roto con el pasado. Yo no voté la Constitución, me opuse a ella, porque yo sabía eran los mismos perros con distintos collares los que venían. No hubo dignificación de la vida.
Pero la verdad es que no es lo mismo la Dictadura que el proceso de apertura democrática, donde ya podías ir por la calle tranquilo. A mí me han dado palizas en los cuartelillos. Tengo algunos recuerdos, como en Cantillana, donde me cogieron y estuvieron todo el día pegándome palos. Eso fue en el 77.
Mucha gente dice que esos fueron los peores años.
Aquello fue una barbaridad. A mí me cogieron a las 11 de la mañana repartiendo octavillas y me tuvieron hasta las 6 de la tarde dándome hostias. Me metieron en la cárcel en septiembre del 76, juzgado por lo militar. Me han pegado cogiendo aceitunas, me las han quitado y me han llevado al cuartel para pegarme. Y yo lo puedo contar, otras criaturas no lo han podido contar.
Acabar con eso y llegar, aunque fuera una traición, a la apertura democrático, claro que era un respiro. Pero la gente de más consciencia, que hemos vivido ese proceso más cerca de los acontecimientos políticos, hemos visto eso como una traición. Una especie de renuncia a todos los derechos que la nueva sociedad tenía que haber adquirido y no con todos los viejos. Nos arrastramos con la monarquía impuesta por Franco, arrastramos con sus jueces, su ejército, su policía. Arrastramos con todo lo malo.
Mire usted, los que han estado en la Dictadura no podían estar en ese proceso. Eso es como dejar al zorro al cuidado del gallinero.
Esa excepción ¿ha acabado provocando el 15-M, Podemos, el vislumbrar esa traición para cambiarla?
Hace falta un proceso constituyente democrático. Hace falta una Constitución que sitúe a la sociedad en sus justos términos. Tanto el PCE como el PSOE, que es verdad que vienen del pueblo, pero por unas razones o por otras, por miedo, que quizá algún día se sepan, hicieron una traición.
¿Hay esperanza?
Siempre. Siempre hay esperanza, siempre surgirá. El corazón del pueblo tiende a resurgir. El pueblo tiene alma y corazón, y aunque lo manipulen, lo engañen, alguna vez el pueblo tiene que poner encima de la mesa toda su grandeza. Estoy convencido de eso.
Todos quieren ver sus sueños realizados, y por eso cuando se va acercando la hora y no pasa nada, muchos se cansan, se cambian. Y yo digo que no pasa absolutamente nada. Lo importante es no renunciar a lo que son los valores universales del ser humano: justicia, libertad, democracia, reparto de la riqueza, a eso jamás podemos renunciar. Si no lo conseguimos los que estamos ahora, llegarán otros, y otros, hasta que se consiga. Pero ése tiene que ser el objetivo.
¿Y se necesita un timón en esta deriva? Por ejemplo viendo el panorama electoral.
Quien iba a decir que Podemos esté situado donde está, o que Libia a caer, o Saddam Hussein.
Decía Saramago que ni las victorias ni las derrotas son para siempre. Hay que mantener las cosas, porque el arte de la política es enamorar al pueblo de lo que tú defiendas. Para tú enamorar al pueblo cuando dices “es que el pueblo no me quiere” es que tienes que ser capaz de conectar con la gente.
Pero eso puede ser peligroso, porque puede llevar al fascismo, que era y sigue siendo muy seductor.
Claro, pero hay que enamorar al pueblo con las cosas humanas, no con las artificiales. Aquello tenía un lenguaje populista, donde el pueblo quería oír que iban a ir contra los inmigrantes, o lo que la crisis era culpa de los comunistas.
Los mismos términos que se utilizan para hablar de Podemos.
Y lo mismo con Venezuela, que la están endemoniando para desprestigiar a Podemos. Ahora han dejado a Cuba, ya no les interesa. Les importa Venezuela, ¿por qué? Porque bueno, eso de los derechos humanos, vale, pero es como en Cuba no has visto nunca manifestaciones, no hay gente en la calle y la policía dando palos, de ahí no puedes sacar imágenes. Pero en Venezuela, ahora es el demonio, que si dictadura, caciquismo. Fíjate, Felipe González va allí ahora, un hombre de la CIA de toda la vida, pero eso lo que pasa es que no se sabrá nunca. Igual si algún día desclasifican algo.
Felipe González es un producto de la CIA, y de Willy Brandt, que decían que había que darle un cierre a la Dictadura y había que buscar una gente que no pusiera en peligro la economía. La socialdemocracia no pone en peligro el capitalismo, incluso tiene más credibilidad que los otros porque supuestamente viene del pueblo. Mira lo que nos hizo con la OTAN.
Yo he leído que hasta está vinculado al narcotráfico colombiano. Están repitiendo por ahí la historia de cuando en Venezuela estaba Carlos Pérez, que si estaba vinculado al narcotráfico, con González… pero sea o no, ahí está, amigo de Amancio Ortega, de los ricachones.
Las elites, o como utilizan ahora algunos el término “casta”.
Te da asco. Cómo hablas en nombre del pueblo. Porque, entre otras cosas, el pueblo es un consumidor de mentiras. Porque el poder nunca ha repartido la pintura, ni la sabiduría, ni la inteligencia. El poder ha acumulado todo eso para ellos. Al pueblo le suministra la mentira. Es lo que ha hecho Susana Díaz, con un lenguaje, como si viniera de nueva, como si no tuviera nada que ver con el pasado, con su partido, pero si tú has estado gobernando con Chaves, con Griñán, metida en la cloaca.
El tema de Podemos… es que no se enteran las criaturas. Están entrando en el juego. Como lo cojan, lo destruyen.
Da la sensación que Podemos está en una deriva de parecerse a una cosa, luego a otra, cuando parecía que el discurso original era el que funcionaba.
El discurso de las Europeas era el que tenía que haber continuado, un discurso fuerte. En el momento en el que lo han descafeinado, y se sitúan en la “centralidad”, el sistema crea otra cosa, Ciudadanos. Ahora compite con eso. El sistema ha inventado Ciudadanos.
Ahora parece que quieren volver de nuevo a ese discurso.
Se lo llevo diciendo desde el principio. Yo hablo con ellos muchas veces, les mando mensajes, les digo que no pueden negar nada. Lo que tú quieres hacer lo tienes que decir para que te entiendan. Vale, que las formas sean de otro modo para que penetre, vale, pero el fondo no lo olvides.
Yo estuve con Monedero y me dijo una cosa que no me gustó, me dio una patada. Le dije que deberíamos tener una reunión, la CUP de Andalucía, con Podemos, sin hacerla pública, para analizar. Y él me rechazó, me dijo “hay que tener cuidado con la izquierda, porque la centralidad, el voto”.
¿Monedero? ¿si parecía que era el más a la izquierda?
Monedero es socialdemócrata. Perteneció al PSOE, estuvo con IU 25 años, en el sector de Llamazares. Yo creo que ahí, de los que te puedes fiar, de los que conozco, Pablo [Iglesias] es una persona decente, y Teresa [Rodríguez]. De los demás no me fio un pelo.
¿Por tibios?
Vamos a ver, ¿qué experiencia tienen en política? ¿en la universidad? A mí me decía un policía municipal de aquí, “¿tú te has comido 50 kilos de sal con ése? Pues entonces no lo conoces”. Tú ¿has pasado lo que tienes que pasar? Ese tipo de gente en Podemos le falta experiencia, les falta el enfrentamiento directo, de sindicalistas, de gente de fábrica.
Yo he negociado mucho con los terratenientes, y tú tienes que saber a dónde puedes llegar. Tienes que hacer una radiografía psicológica, tienes que notar la debilidad.
Ese tipo de gente que aterriza en política dice que tiene muchas estadísticas pero luego empiezan a fallarle las cosas porque todo no es estadística, no es todo análisis sociológico de la sociedad.
¿Eso ha pasado con Podemos en Andalucía?
Nosotros nos reunimos con ellos, con Errejón y Sergio Pascual. Les digo “30 ciudades importantes en Andalucía y 8 capitales, ahora mismo Podemos en el boom, no desaprovechemos esa oportunidad”. Me dicen “es que las encuestas…”, mira, olvídate de las encuestas si eres capaz de entusiasmar a la sociedad. ¿Llenáis las plazas de toros, los campos de fútbol, hacéis una manifestación y van 20 mil personas? Imagina que haces esto en Andalucía, y me dicen “es que si queremos ganar Madrid…”, y yo digo pero si Andalucía representa ya la mayor comunidad.
Les dije “si hacéis asambleas en todas las capitales andaluces, repartimos el voto a cada andaluz porque en Andalucía hay un caciquismo enorme, y el que tiene más de 50 años no coge una papeleta en la mesa o en la cabina, todo el mundo lleva el voto desde su casa. Si no lo repartes, la gente no lo lleva. Porque si dejas que lo cojan en el colegio, el alcalde, los concejales del PSOE, que están en los pueblos, en los barrios, hacen que al final la gente diga “si el voto me lo ha dado éste, el del PSOE, y no el otro”.
Les dije que eso había que hacerlo. Les buscamos la imprenta, el sitio que les dejaba los seis millones de votos [papeletas] para Andalucía, con el dinero fiado hasta enero. Pero le decían los analistas de arriba, “es las encuestas sólo nos dan el 15-20%, y no podemos identificarnos con esa cantidad sino con el 27% que nos dan en Madrid”.
Pues al final, el Cádiz han faltado 200 votos para sacar el cuarto diputado. En Huelva 500 para el segundo. En Granada, 1000. Nada más que con eso, hubieran sacado casi 8 diputados más en Andalucía. ¿Te imaginas el PSOE con 40 diputados? Hubiera reventado, y al final, ¿quién los ha alimentado? Ustedes [Podemos], también.
Ahora con la investidura de Susana [Díaz], pasteleo. No presentes propuestas que te las van a asumir. Tú, ¿no has dicho que eres la alternativa y no pactas con los partidos del régimen? En el momento que entras al trapo creas una duda generalizada en tu electorado y en la sociedad. ¿No eran casta, no eran corruptos? ¿qué haces ahí? Tú, ¿no eres la alternativa? Pues diferénciate de todo lo demás.
Aarón Reyes (@tyndaro)
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