No es casualidad que esta vitoriana residente en Alicante haya mirado atrás para contarnos una historia de suspense al mismo tiempo que nos relata cómo los vitorianos viven intensamente sus fiestas. De este modo que, al terminar la lectura de El Silencio de la Ciudad Blanca, conoceremos a fondo la ciudad, el desarrollo de sus festejos y hasta el alma de quienes llevan esta preciosa urbe del norte tatuada a fuego en el corazón.

No es casualidad. No se trata de narrar, no se trata de sentir. Al menos no se trata sólo de eso. Se trata de vivir cada uno de los segundos que se nos regalan, y acompañar a los protagonistas de la novela a pasear por las empinadas cuestas, por los estrechos pasadizos, bajo las vetustas arcadas, a través de los frondosos parques, tras la piedra medieval o frente a las fascinantes fachadas de oscuros edificios o brillantes centros de poder divino. Vitoria es retratada como sólo puede dibujarla alguien que la conoce, la ama y la sueña. Esa soñadora se llama Eva García Sáenz de Urturi, una tejedora de personajes que en esta ocasión ha confeccionado para nosotros a Unai, a Alba y a Estíbaliz, tres policías cautivos en la compleja red de crímenes que desde antaño asolan la ciudad de Vitoria. No se trata de actos que respondan a la lógica; al menos no es la lógica la que permitirá dar con la solución de los dilemas planteados, conflictos que ponen a prueba las habilidades detectivescas del equipo investigador, enfrentado a acertijos, al sinsentido e incluso al terror. Los protagonistas, humanos, permiten que el lector establezca lazos de empatía con ellos e incluso que los rompa cuando considere oportuno mientras los días grandes de la capital del País Vasco se suceden sin prisa, pero sin pausa.

Celebraremos las fiestas de Santiago y llegaremos a agosto deseando que el chupinazo y la bajada del Celedón nos permitan conocer la idiosincrasia de un pueblo que no duda en tomar las calles, en inundar los bares y en disfrutar de pertenecer a ese selecto grupo de elegidos que, sin embargo, sufrirán asistiendo impotentes a los deleznables actos que golpearán el corazón de la ciudad. Los crímenes serán presentados con realismo y crueldad pero tendremos tiempo de tomar unos potes y más de un pintxo en Toloño, unas patatas en Amairu o unos vasquitos o neskitas en Goya. Y viajaremos. Viajaremos a San Vicentejo y a la fantasmal Ochate, y descansaremos en Villaverde, lugar en el que Kraken, el protagonista, encuentra la paz de espíritu necesaria para afrontar los retos que se le van planteando.

Paso a paso, así iremos conociendo los hechos. Pero el batir de páginas en nuestro libro será endiablado pues querremos llegar al final, querremos deshacer el nudo y… nos llevaremos más de una sorpresa.

Editado por el Grupo Planeta este mismo año, ya son ocho las ediciones con las que se refrendan El Silencio de la Ciudad Blanca. Toca ahora que la autora se atreva con nuestras preguntas.

Conociendo de los gustos de Eva, creo que será mejor tomar acomodo en una barra bien surtida de pintxos en la que llevarse un par de potes al gaznate ¿Inconvenientes? Sabiendo de su debilidad por el Toloño, lo vamos a dejar fuera de esta peculiar ruta lúdica y culinaria y para proponer un Perretxi.Co, o un vermuth en la Unión, acompañado de un caliente.

Resulta fácil tomar el libro entre las manos y copiar lo que en él se nos cuenta de la autora pero no lo vamos a poner tan fácil. Queremos saber quién es Eva, sin más.

Eva Garcia Saenz de Uturi

Eva vuelve a su querida Vitoria desde Alicante. Trabajo, supongo.

Lo cierto es que vivo a caballo entre Alicante y Vitoria desde los quince años. Vuelvo a Vitoria cada dos o tres meses, en Semana Santa, Navidades, verano, etc… Allí sigo teniendo casa, familia y amigos.

¿Cuándo empiezas a hacer tus primeros pinitos literarios?

Siempre he escrito y desde hace más de veinte años me he formado en escritura creativa. Ahora soy yo la que imparto los cursos, pero siempre he estado vinculada al mundo literario.

¿Te pillaron en el colegio escribiendo historias en las páginas de los libros?

En realidad nuestro profesor de Lengua de San Viator nos lo mandó como tarea en primero de B.U.P.: escribir en un cuaderno todos los días. Desde entonces no he dejado de hacerlo.

Aquellos que cultivamos las letras sabemos que es duro llegar a donde has llegado. Cuéntanos como eran algunas de las piedras del camino y, si quieres, como de cómodas resultaron las almohadillas.

El camino del éxito se parece bastante a subir unas escaleras. Respecto a las piedras, no hay día que no pise o esquive una. Es cuestión de ser realista y contar con ellas.

Cuando Eva piensa en la Ciudad Blanca, ¿qué se le viene a la cabeza?

El título de la novela tiene muchos guiños con la historia que cuenta y con su trama. La ciudad blanca es Vitoria en invierno bajo las nevadas, es la Vitoria de las Fiestas de la Blanca y también la Vitoria de sus dos personajes protagonistas, ambas, la del presente y la del pasado, eligen llamarse Blanca.

¿Se identifica la autora con alguno de sus personajes? ¿de qué modo?

Todos son hijos literarios, pero los lectores se equivocan mucho cuando, después de leer cualquiera de mis novelas, me preguntan ¿tú eres Dana, tú eres Alba, tú eres Lyra, tú eres Esti…? No, me costó muchos meses crearlas, son personajes, no soy yo.

Cambiemos de bar ¿te apetece potear en Malquerida, Tabanco o Cocodrilo?

En cualquiera que sale en la novela, no metería un bar o restaurante donde no esté a gusto.

En la novela se retratan muy bien las fiestas de verano. ¿Te las has perdido alguna vez?

He intentado no hacerlo.

Todos los escritores tienen manías. Quisiéramos conocer alguna de las tuyas.

No tengo manías, es un trabajo. Cumplo con el horario y los plazos que me impongo, escribo en cuanto tengo un hueco y en cualquier situación.

¿Escuchas música mientras escribes?¿cuál?

Suelo escuchar música antes de escribir algunos capítulos para ponerme en el tono emocional adecuado y transmitirlo. Básicamente escucho Ludovico Einaudi, Fito, Ed Sheeran, Extremoduro, Pereza, etc…

Háblanos de tu currículo literario, de proyectos presentes y futuros…

Actualmente estoy escribiendo la segunda parte de El silencio de la ciudad blanca. Y hasta ahí puedo leer.

¿Eres de las que se encierran para escribir?

Sí. Decía Stephen King que el primer borrador ha de escribirse a puerta cerrada. Yo cierro la puerta de mi despacho aunque esté sola. Es mi microuniverso creativo y me gusta que esté claramente delimitado mi espacio de trabajo.

El éxito de tu novela puede acarrearte una serie de responsabilidades que difieren de las que se adquieren cuando el escribir es sólo una afición. ¿Cómo te está influyendo ello?

Tenía experiencia en compaginar gira y escritura con La saga de los longevos y Pasaje a Tahití. Es muy importante saber decir no a eventos y proyectos que inevitablemente te ofrecen cuando vas teniendo repercusión mediática debido a la venta de tus novelas y cuidarte a ti misma como si fueses tu propia hija.

¿Te identificas de un modo especial con el género negro o se trata de una elección de género indeleble?

Actualmente estoy escribiendo género negro, pero mis novelas anteriores eran históricas. No me importa qué género escribo. Solo la historia y los personajes.

En la novela haces mención del bar Deportivo Alavés, frente a la casa de Kraken, en pleno centro de la ciudad. Es hora de acercarnos y degustar una tortilla manchada o un bocadillo de boquerones con alegrías. Elige bebida para acompañarlos.

Si estoy en Vitoria, un mostito, por una cuestión de costumbre.

¿Cómo construiste la novela?

Siempre escaleto antes de escribir el primer borrador.

¿Eres de las de finales felices o finales tristes?

Cada historia y elenco de personajes piden un tipo de final.

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Eres escritora, ¿nos regalas unas frases en las que aparezca la palabra “distopía”?

Pienso que las distopías nacen en cerebros y voluntades dañadas, pero es el pueblo quien las permite.

Vamos con un pequeño examen y si quieres nos acercamos a Aldapa y nos pedimos un jamaicanito que nos asiente el almuerzo. Te digo unas palabras y respondes lo primero que se te venga a la cabeza. ¿Preparada?

  • Revólver: siglo XIX.
  • Ron con cola: noche.
  • Palacio: paredes desnudas.
  • Catedral: templo del mal.
  • Sangre: vida.
  • Lujuria: vida.
  • Amor: Roma al revés.
  • Novela: trabajo.
  • Blanca: ausencia de color.
  • Pote: cuadrilla.
  • Virgen: lo siento por ella.
  • Vitoria: hogar.
  • Vasquito: delicia.

Es hora de pedir la cuenta. Pagamos nosotros. Las despedidas nos parecen tristes. Lo que hacemos es invitarte a que nos sigas, quizás te guste lo que hacemos. Al ritmo que vas, dentro de poco la 15ª edición, nuevo trabajo y… nueva entrevista. Aunque el próximo encuentro tendrá lugar en IKEA o en Querida María y pagamos a medias.

Francisco Javier Torres Gómez