Fue hace tiempo cuando, por casualidad, encontré en una librería un libro titulado La sangre de los crucificados. Propenso como soy a comprar todo libro que conserve algún vínculo con el tema cofrade, me dispuse a leer la sinopsis de aquel ejemplar y, sin que esa fuera mi intención, contacté por primera aunque no última vez con un colega de profesión, el doctor Zúñiga, con el que rápidamente empaticé pues a ambos nos unían estrechos lazos como son la Medicina y el amor por el misterio y la resolución de acertijos. Eso sí, Don Fernando de Zúñiga ejercía en el Siglo de Oro mientras que yo lo hago a mi manera en los albores del siglo XXI si bien a ambos nos envuelve la aventura en todo aquel proyecto en el que nos embarcamos. Sin duda, compré aquel ejemplar. Cuando tomé el mío, muchos gemelos se apilaban en una columna que, pariendo del suelo, llegaba a la altura de mis manos. No se trataba, pues, de un hallazgo ocasional ni constituía una rareza la presencia de La sangre de los crucificados en la librería. Era un libro novedoso del que yo desconocía su existencia. Culpa mía por exceso de confianza pues pretendo dominar las novedades editoriales y la realidad me pone en mi sitio con demasiada frecuencia. Aquel libro estaba publicado por Algaida y su autor, un tal Félix G Modroño era un total desconocido para mí. ¿Serendipia? Aún no, pero nuestras vidas estaban destinadas a converger en un punto. Quizás yo tuve méritos en la consecución del primer encuentro con Félix, telemático pues, satisfecho por la lectura de su libro, hice una amable crítica del mismo en la revista alicantina Salitre. Félix debe de poseer una alarma en su ordenador o sencillamente busca noticias relacionadas con sus libros con frecuencia y con no escasa sorpresa, recibí su agradecimiento en las redes. Aquel fue el comienzo de una bonita relación (literaria, no me malinterpreten). Pocas semanas después, sabiendo en mi oficina bancaria habitual que escribía libros y que era amante de la novela negra, el director de la sucursal me invitó a leer a un compañero suyo que hacía sus pinitos en esto de la literatura. Supongo que a estas alturas no es ningún secreto desvelar que el nombre que me susurraron era el de… Félix G Modroño.

Bien, el destino parecía unirnos, yo jugando el papel de aspirante y él el de escritor, razón que me sirvió para seguir leyendo su obra y empaparme de ella. Félix publicó La sangre de los crucificados en 2007 y en 2009 volvía a dar vida a sus ya conocidos personajes en su segunda novela, Muerte dulce. Era el momento de contactar de nuevo en las redes y entablar conversaciones aun sabiendo que él no sabía nada de mí. Habiendo publicado mi ópera prima en 2010, A la sombra de Morgagni, me sentí valiente y nuestra relación floreció, cuajó, eclosionó en el año 2015 cuando mi compañera de aventuras Chari Naranjo y un servidor, ya con un cierto bagaje literario a nuestras espaldas, invitamos a Félix a que nos hiciera de presentador de Cuentos y relatos inéditos de Semana Santa. Él nos confesó que no era cofrade pero como buen vasco, le echó un par de narices al asunto y, juntos, pasamos una velada increíble. A partir de entonces, nuestros encuentros, aunque ocasionales, han sido intensos y con este hilo narrativo llegamos a la publicación a finales de 2016 de la última entrega de las aventuras del doctor Zúñiga y su paje Pelayo en una excelente novela, Sombras de Agua, publicada de nuevo por Algaida, libro que atrae al lector por su atractiva portada (luego lo hace por la ingeniosa trama desarrollada en sus páginas).

Habiendo consumido a Félix de modo fulgurante, se me ocurrió proponerle una entrevista para la revista Distopía, siendo en todo momento consciente de que no se negaría. Su aceptación tuvo lugar entre cerveza y cerveza, método que nunca me ha fallado pero a partir de aquí Félix no sabía el tercer grado al que le someteríamos. Pasemos pues, a preguntarle al autor acerca de su obra.

Bienvenido, Félix, a esta tu revista cultural amiga Distopía. Queremos que te sientas totalmente a gusto y tienes toda la libertad del mundo para responder a nuestras preguntas como te plazca, entendemos que solo así pasaremos un buen rato ambas partes.

Para empezar, una pregunta que seguro que te hacen siempre, ¿Qué significa la G que se encuentra a medio camino entre Félix y Modroño?

Mi primer apellido es González. En un principio pensé en suprimirlo totalmente pero mi padre, terco como buen Tauro, no me dejó. Así que la G es mi homenaje a mi padre, orgulloso de la obra de su hijo.

¿Cuándo comienza a escribir Félix?

No comienzo a escribir en serio hasta casi cumplir cuarenta años. Fue una necesidad vital cuando llegó el momento.

Tu primera obra, suponemos que no publicada fue…

Mi camino en el mundo editorial ha sido relativamente fácil. “La sangre de los crucificados” es mi primera novela escrita y se publicó el mismo año que se la ofrecí a la única editorial con la que contacté.

Todo escritor suele ser buen lector y Félix G Modroño es un lector (pon un adjetivo)

Exigente. Disfruto con la buena prosa. Esta no ha de ser sencilla ni recargada, sino elegante.

Entre los títulos imprescindibles en una biblioteca mencionarías… (no vale decir ningún título tuyo)

Digo los que me influyeron de algún modo: “El nombre de la rosa”, “Asesinato en el Orient Express”, “Sinuhé el egipcio”, “El amor en los tiempos del cólera”, “El pintor de batallas”…

¿Qué se siente al verte en un cartel anunciando tus libros? (yo aún no he visto los míos en carteles y tengo curiosidad)

Uno se va acostumbrando a la promoción de sus libros. Al principio te conformas con ver simplemente un ejemplar impreso, luego pretendes que tu obra llegue al máximo número posible de lectores.

Mientras Félix escribe bebe…

Coca Cola Zero, mi vicio confesable que dejo cuando quiero. De hecho la habré dejado más de mil veces.

…y come…

Avellanas. Quizás sean la clave de mi memoria.

¿Qué otra cosa hace?

Durante el período de redacción, entre folio y folio me paso el día concentrado. Y puedo ser el ser más asocial del mundo.

Las novelas protagonizadas por el doctor Zúñiga no han sido, sin embargo, tus libros más vendidos. Creo que La ciudad de los ojos grises se llevó ese honor, incluso habiendo ganado el premio Ateneo de Sevilla con Secretos del Arenal. Háblanos un poco de estas dos obras de forma que nuestros lectores se hagan una idea de sus hilos narrativos.

Hasta ahora, tengo dos tipos de novelas. Las protagonizadas por el Doctor Zúñiga y otras más, digamos… emocionales. En todas ellas mezclo géneros pero el éxito de “La ciudad de los ojos grises” y “Secretos del Arenal” supongo que radica en que son historias muy bellas.

El color favorito de Félix es…

Visto de azules en primavera y verano, y de negros en otoño e invierno.

¿Tienes manías a la hora de ponerte a escribir?

Si acaso la necesidad  de silencio, pero como estoy algo sordo no lo tengo difícil.

¿Alguna anécdota destacable?

Mi manía es después de escribir. Guardo permanentemente lo que escribo y lo almaceno, al menos, en tres dispositivos.

Vale, un descanso. Tú has venido a hablar de tu libro, como decía Paco Umbral y por eso vamos a abordar Sombras de Agua, un libro que ocupa un lugar privilegiado en la mayoría de las librerías. Se trata de una novela ambientada en Venecia, cuando esta ciudad ostentaba el título de Serenísima. ¿Qué serenidad te proporcionó escribir esta bella novela de intriga?

La reivindicación de Venecia como lugar histórico y no como parque temático. Y la evolución del pensamiento desde las supersticiones a la Ciencia.

¿Te han hablado alguna vez de analogías con Inferno, la novela de Dan Brown? Te lo pregunto porque yo sí las vi aunque desde lejos.

De Dan Brown leí solo en su día “El código Da Vincci” y tuve bastante.

¿Te imaginas Venecia hundida?

Sería una pena. Pero entonces habría que plantearse el turismo submarino.

La bautas dan mucho juego y tú has sabido aprovecharlas en muchos pasajes pero ¿te has puesto alguna?

Lo hice, a pesar de mi aversión a disfrazarme. Fue en unos Carnavales en Venecia, y he de confesar que me resultó muy divertido posar para los turistas.

¿Es posible ambientar una novela en Venecia sin que la niebla tome protagonismo?

Quizás en verano. Pero yo prefiero esa Venecia fría invernal. La niebla en mi novela envuelve toda su trama.

¿Cuántas veces visitaste Venecia con el fin de escribir Sombras de Agua?

Tras aquellos carnavales, realicé dos viajes específicos más de varios días, una vez que conocía en profundidad la historia de la ciudad.

En la novela se mezclan de modo magistral ficción y realidad. Nos hablas de una reunión de científicos entre los que se encuentran las mentes más preclaras del momento pero ¿tuvo lugar esa reunión en la realidad?

Los científicos de aquella época tenían contacto entre sí a través de sociedades, pero sobre todo de su correspondencia. Aquel congreso no tuvo lugar, pero he procurado recrear la personalidad y conocimientos de cada uno de los científicos que intervienen.

En Sombras de agua nos hablas de una Venecia limpia pero seguramente la suciedad luciría de un modo especial en aquella época ¿Has evitado aposta esta otra versión de la ciudad?

Venecia era una ciudad muy avanzada. Las pestes que sufrió la obligaron a adoptar medidas higiénicas importantes. Además, la incomodidad de desplazarse por ella a caballo provocaba que fuera más limpia que el resto de ciudades importantes de entonces.

Nos hablas de la figura del Dogo y además nos explicas el sistema político tan peculiar que regía la República de Venecia de modo que el lector, además de entretenerse, aprende ¿Podemos llamarte “profe”?

Me gusta ser didáctico sin abrumar con datos históricos. Se aprende mucho mejor a través de las anécdotas y las curiosidades.

¿Refleja la personalidad del Doctor Zúñiga algún aspecto del propio autor?

No niego que es mi “alter ego”, si bien el doctor Zúñiga es más inteligente y casto que yo.

El personaje de Águeda me da la impresión de que podría dar más juego ¿la reservas para otras aventuras de Zúñiga?

Me encantaría porque le tengo preparadas unas cuantas vicisitudes.

Nos gustaría saber cuál es el rincón favorito de Venecia de Félix G. Modroño.

Los alrededores de la Sacca de la Misericordia. Me gusta ver la Isola di San Michel al atardecer desde allí.

Cambiemos el tono de la entrevista. El corrector ortográfico sabemos de sobra que traiciona a los autores. En tu caso es fácil que se corrija tu apellido como “madroño” ¿te ha ocurrido?

Solo la primera vez. Ya me encargué de incorporar Modroño al diccionario de mi procesador de textos.

Sé que tienes un bolígrafo fetiche con el que firmas tus ejemplares y… murió. Pero resulta que solo estaba enfermo ¿por qué ese y no otro bolígrafo?

Me lo regaló alguien muy especial justo el día de mi primera presentación en público.

Alguna dedicatoria “extraña” que te hayan solicitado.

Los lectores son muy amables y prudentes, en general. Dejan al autor la originalidad, lo cual no siempre es posible.

Dedícanos algunas frases en las que incluyas la palabra “distopía”

Para ver la alienación humana no es necesaria ninguna distopía. Basta con echar un vistazo a las redes sociales de hoy.

Tu lector o lectora más fiel es…

Por fortuna, tengo muchos lectores que han leído todas mis obras. Gracias a ellos me obligo a tratar de mantener el nivel de mi obra.

¿Has encontrado alguna vez alguno de tus libros en un mercadillo de segunda mano?

Curiosamente las dos primeras novelas del doctor Zúñiga.

Tus libros se leen más en… (una provincia o región)

Supongo que en el País Vasco, y especialmente en Bilbao y en Portugalete donde mis novelas son las más leídas en su biblioteca. Pero estoy muy orgulloso de Villalpando porque con menos de dos mil habitantes siempre se venden más de doscientos libros.

¿Proyectos futuros?

Trabajo ahora en dos novelas. Una más avanzada, en fase de documentación. Y otra, en la que tengo mucha ilusión, aún en fase de maduración.

Me sorprende que hayas dejado tu trabajo en la banca y te vayas a dedicar a la literatura a tiempo completo (bueno, no me sorprende tanto) ¿Quieres decir algo en tu defensa?

A ciertas edades uno necesita respirar.

Francisco Javier Torres Gómez