Más bruto, más igual
Una vez perdí una apuesta, así que me tocó escribirle una larga carta a Stephen Hawking, plagadita de mayúsculas, signos de puntuación cuya existencia ignoraba y dos emoticonos muy divertidos. Nunca me respondió. En ella le defendía con aspavientos etílicos y mandíbula desencajada de adicto al éxtasis que la humanidad progresa, que la mejora es [...]