INCAPACITADO PARA HILVANAR UN DISCURSO COHERENTE, SERIO, PROFESIONAL, REFLEXIVO Y DIGNO, EL REDACTOR RECURRE A SUS: APUNTES ALEATORIOS EN TORNO A ACONTECIMIENTOS, PROYECCIONES Y FENÓMENOS ÜBER-NATURALES QUE TUVIERON LUGAR DURANTE LA CUARTA Y QUINTA JORNADAS DEL XI SEVILLE EUROPEAN FILM FESTIVAL

· Asistir al pase de prensa de una película que no ha visto lo deja a uno en una posición peculiar. Sentados en las peligrosamente escurridizas sillas de la Sala de Conferencias Uno, periodistas, miembros del Jurado CampUs, voluntarios del festival y sujetos no identificables con ninguna función concreta miramos todos a un mismo punto: el estrado donde hace un rato se ha sentado Pedro Costa o Ángel Santos o Carlos Rivero y Pilar Monsell. O Jean-Luc Hue. En cambio, ellos a duras penas pueden vernos a nosotros; las luces de la sala, las propias, nada de focos del tamaño de proyectores de Alcatraz, les obligan a bizquear cada vez que intentan distinguir qué son esos borrones opacos que se agitan más allá de la segunda fila.

· Número de periodistas promedio durante una Charla/Conferencia/Pase de Prensa: 17

·Número de periodistas con jersey bicolor barato: 6 (este año la proporción de Periodistas Estrella de camisa reflectante deambulando por el hall de la sede ha descendido drásticamente o, al menos, eso me parece a mí; no sé si esto significa algo)

· Pedro Costa no muestra precisamente un entusiasmo carnavalero ante la Prensa. No es un tipo ceñudo, ni pretencioso ni tampoco de una soberbia enquistada donde la médula azota el ego de unos cuantos cineastas independientes. No. Simplemente, es la melancolía personificada, una melancolía profesional, apartada de juicios morbosos, centrada en su trabajo, en lo que está convencido que debe hacer y ofrecer. Lo que nos lleva a

· ¿Por qué un número pasmosamente elevado de los jóvenes y no tan jóvenes directores europeos afirman/admiten/defienden-pero-no, tanto en la pantalla como fuera de ella, un sentido del cine tibio, sin adhesiones ni convicciones concretas, temerosos del apasionamiento, de ser tachados de “poco objetivos” o “injustos” o con cualquier adjetivo de connotaciones socialmente ponzoñosas? Socialmente en el sentido del microcosmos del Mundillo del Cine.

· Ejemplo de lo anterior: Ángel Santos, director de “Las Altas Presiones”, afirma no haber tratado de contar nada concreto con su película, intentando ofrecer un canto generacional sin ofrecer un canto generacional porque él es humano y, bueno, no se va a arrogar semejante tarea, algo presuntuosa, admite, de salir a pecho descubierto diciendo Esto Es Un Mensaje Generacional. Cuando finaliza su intervención la conclusión es: Es un Canto Generacional. Solo que no se atreve a decirlo abiertamente.

·Otros ejemplos de lo anterior: Ángel Santos afirma que prefería prescindir del conflicto clásico de las películas (eso es generalizar un poco, pero se le entiende), que los personajes se enfrentasen a problemas tal como les sobrevienen, sin giros ni requiebros ni reacciones propias de un guión según el modelo estándar de drama. Problema de esto: el modelo estándar de drama se ha magreado, retorcido, manipulado y transformado de tantas maneras durante, esencialmente, ¿los últimos cuarenta años?, que la propuesta de alejarse todo lo posible de ello no es ni a) novedosa b) ni arriesgada en un sentido de salto sin red y c) está en dolorosa coherencia con la decisión de rodar la peli en 16mm.

· ¿Por qué rodar una película en 16mm si el formato ni influye en la estructura ni el contenido y existen alternativas aun en pañales tanto en digital como en cuestión de recuperación y/o nostalgia de emulsión química a 35 o 50 o 70 mm?

· Tercer intento de resumir la forma glacial de entender el cine de Ángel Santos y otros directores/productores afines: demasiada taxidermia, poco sentido animal.

· Observo cómo el espacio-tiempo se pliega sobre sí mismo. Interesante. Hace un rato estaba ante Pedro Costa, luego intentaba masticar el respaldo de la silla de delante escuchando a Ángel Santos y ahora estoy viendo Film Ist: A girl and a gun (Gustav Deutsch, 2009), que, básicamente, representa toda la magia, misterio e inquietud por formas que escapan a cualquier pretensión que tanto estaba echando de menos ver en una pantalla. Sustentada a base de material rodado durante la primera década y media del siglo XX, Film Ist se retuerce como una de esas espirales hipnóticas, apoyada por la inevitable desazón que, particularmente, siempre me produce el primer cine mudo, un registro en movimiento de rostros, intenciones, dilemas, sonrisas y conflictos extinguidos como solo pueden desvanecerse las vidas que ya nadie puede recordar. Para mayor desconcierto, la narración no se pierde entre sugerencias líricas excesivamente abstractas; en su conjuro, en su desarrollo y en la invocación de todas las fantasmagorías atrapadas en aquellas cámaras primitivas uno asiste a imágenes verdaderamente inéditas (al menos inéditas para el imaginario colectivo de la época) donde el sexo, la exploración médica y pasional de los cuerpos y la violencia se manifiestan a través de gestos inesperadamente contemporáneos, libres, nerviosos, exaltados y plenos de una ansiedad por la vida y la muerte, exactamente tal y como Philip Blom relata página a página en su imprescindible Años de vértigo.

·Nº de espectadores que huyen de Film Ist: A girl and a gun: 13

· El público del SEFF se siente desesperado por participar en un aplauso. A quien sea. A lo que sea. No estoy exagerando. Durante algunas proyecciones se produce un fenómeno muy curioso: un espectador aislado da una palmada, resuena por toda la sala y un segundo después le siguen un centenar de aplausos. Igual que en los debates de la tele, solo que en ese caso el palmetazo aislado que ustedes oyen lo da un regidor, un profesional encargado, entre otras cosas, de indicar al público lo que deben destacar como Gran Respuesta o Gran Ocurrencia.
Teoría: de aquí a un lustro uno podrá contratar regidores para indicarle lo que es Divertido/Interesante, como los pijazos contratan personal shoppers. Solo espero que por lo menos no los bauticen con una denominación tan espantosa como personal show-scripter o algo así.

·Alehop. Agujero de gusano. Son las doce del mediodía, demasiado pronto para el almuerzo, demasiado tarde para el café. Carlos Vermut, presidente del jurado de la Sección Oficial, tiene la solución: entra en la sala donde va a proyectarse Mr. Turner (Mike Leigh, 2013) pertrechado de la versión revientarterias del menú palomitero del Nervión Plaza. La palidez facial de Vermut, con sus ojeras de Romanticismo Alemán y su barba antiradiación, resultan sumamente hipnóticas. Encuentre donde me lo encuentre, no puedo dejar de prestarle atención. ¿Has visto Diamond Flash? No. ¿Y Magical Girl? Tampoco. Pero él creerá que sí, que le admiro, que sé quién es, ignorando el magnetismo perverso de su faz prerrafaelita.
Mike Leigh propone retratar al genio innovador, rompedor e inteligente (cualidades que no siempre coinciden) presentando una alternancia de estampas coloreadas al estilo clásico del Cine Pintura (es decir, fuertes contrastes, cromatismos directamente machacados sobre el digital) y secuencias iluminadas con la convencionalidad de un ojo que no siempre presencia el aspecto sublime de la luz. Esta dualidad quizás sea el mayor logro de Mr. Turner, esta y las secuencias donde el pintor se relaciona con otras figuras destacadas de la época. Quizá esto, en cierto modo, sea incluso una virtud envenenada, porque, ¿acaso no existen ya las biografías literarias para saciar nuestra curiosidad sobre las anécdotas, los aforismos, los detalles privados y los triunfos públicos de una figura indiscutiblemente esencial para toda la pintura posterior? Leigh no se atreve a apropiarse de la figura descrita en toda esa bibliografía consultada que rezuma cada secuencia. Se contiene, por convicción o por respeto intelectual, a la hora de inventar un reflejo del William Turner histórico, un reflejo ficcional con vida propia, diana de todos esos académicos ojo avizor para detectar imprecisiones e irregularidades.
Analogía precaria uno: los débiles resuellos y gruñidos del pintor inglés, tic insertado con cierta gracia a lo largo de todo el metraje, me recuerdan a la sinfonía bestial, salvaje, del sosias de expresidente del FMI encarnado por Gerard Depardieu en Welcome to New York, ejemplo perfecto sobre cómo manipular al antojo del director una figura de “dominio público” no resta ni un ápice (todo lo contrario) de fuerza, vitalidad y capacidad de descripción al retratado.

· Error, batacazo, crucifixión de las convicciones surgidas, por otro lado, de una mente blanda como un donut bajo el sol de agosto a este lado de la marisma: el amor se encarna en forma de pareja que saca sus entradas con entusiasmo juvenil. Ya está. Ni el efecto concentrador de la sede, ni la ansiedad por una mano amiga dispuesta a rescatarle a uno de los principios de la demencia tras 300 minutos de cine independiente, ni leches.

· El bar del hotel NH Hesperia, sede, cubículo, centro de operaciones interestelares del festival, tiene tres botellas de alcohol sobre una estantería, separadas por jarrones vacíos. No hay rastro del camarero. Ni tampoco de Jaggermeister, patrocinador oficial del certamen.

·Asia Argento tuvo una infancia difícil por culpa de sus padres, dos candidatos a turistas permanentes de frenopático. Misunderstood (Asia Argento, 2014), narra esa infancia y el respetable genocidio mental que Señora y Señor Argento, según la versión de la hija, cometieron con su sensible mente prepubescente cuales Pol Pots de la farándula.

· Misunderstood: Soportar un dolor significativo no aporta una profundidad significativa al relato de las causas de ese mismo dolor.

· ¿Va a venir Asia Argento al festival? Si es así, ¿le gustará la cerveza o será del club del Desayuno de los Campeones?

· Ejemplo de Desayuno de los Campeones: vodka con lima, una magdalena, tres cigarros, cerrar con vodka con cola.

· Me siento muy feliz al reencontrarme con amigos y conocidos y constatar, una vez más, que las relaciones virtuales solo sirven para conectar a la ventilación mecánica asistida al auténtico placer de pasar el rato con gente realmente interesante y entusiasta.

· Alguien ha cagado en el suelo de los servicios de señoras del McDonalds, así que todo huele a mierda. Dato destacado: número de actores, directores, productores y periodistas que recurren a los menús económicos del McDonalds, muy bajo.

· Noche. La otra sede del festival se encuentra muy apartada del epicentro festivalero. La otra sede es esa donde sí se han provisto de una variedad mucho más tropical y rica de Desayunos de los Campeones y donde la música oscila entre el neo-disco y los primos de The Black Keys. Jaggermeister se encarna en mitad de la pista en todo su esplendor: dos azafatas de la marca del ciervo cristiano reparten probetas con un líquido del color del jarabe para la excesiva secreción mucosa, que sabe a jarabe para la excesiva secreción mucosa y provoca más o menos los mismos efectos. Diviso al primer crítico de camisa reflectante de esta edición, acodado en la barra. Qué cabeza tan grande. Director Reconocido de Cine Español (1) baila como un Lego desesperado por arrancarse la cabeza. Director Reconocido de Cine Español (2) agarra a una señorita de treintaypocos y simula una cópula descarnada en un rincón de la pista. De algún modo, si eso mismo lo escenificara alguien como un compungido y sensible Director Independiente me resultaría ofensivo. En cambio, como ese despiporre resulta de lo más coherente con el tono de pelis que ruedan, les aplaudo lentamente. O pienso que podría aplaudirles lentamente si no estuviera tan concentrado en
· Borrar.

Isaac Reyes