Joaquín Lavado ‘Quino’ ha sido galardonado con el premio ‘Príncipe de Asturias’ de Comunicación y Humanidades por su labor como dibujante. Mafalda, esa niña rebelde y contestona que dice verdades como puños, vuelve a estar de moda a sus casi medio siglo de vida

 Mafalda. ¿Quién no conoce a Mafalda? ¿Quién no conoce a Manolito, a Miguelito, a Felipe o a Guille? ¿Y qué me dicen de Libertad o de Susanita? Las generaciones que han sido y son fruto de la ESO que se abstengan de contestar, por favor. Una vez hice esto mismo en un curso con Superman, Clark Kent, Lane y el Daily Planet y me salió el tiro por la culata. Ni idea. No comment.

Pero Mafalda es mucha Mafalda. Se ha convertido en todos estos años y eso que sus tiras cómicas dejaron de publicarse hace mucho tiempo en el símbolo de los rebeldes, de los luchadores, de los que protestan contra las injusticias sociales.  Sus tiras, conseguidas con gran maestría en el humor y en el dibujo por Joaquín Lavado ‘Quino’, sirven para sacar una sonrisa al más pintado, que en más de una ocasión se habrá identificado con esta pequeña a la que le chiflan los melenudos de Los Beatles y su Yellow submarine, las playas tranquilasllenas de domingueros pero sin una radio a toda pastilla (el ser humano está lleno de contradicciones) o que ama a los panqueques por encima de todo y detesta desde lo más profundo de su ser a la sopa.QUNO MAFALDA

Quino, con sus trazos, supo dar vida a una serie de personajes que encarnan a distintos pensamientos humanos en una pandilla de chavales que pese a sus diferencias sabe convivir. Algunos con defectos físicos que no pueden disimular, véase el caso de Felipe (dientes prominentes) y Libertad (de estatura muy baja). Otras, profundamente clasistas como el caso de Susanita, a la que sencillamente le basta con esconder a los pobres para no verlos (es así de simple para eso, la pobre) y, sobre todo, con un sueño en mente: vestirse de blanco para casarse, ya verá si con Felipe o si con otro, y ser madre. Para de contar. ¿Trabajo? ¿Eso qué es? El suyo es el de conseguir un buen marido que la mantenga y se acabó.

Las labores comerciales de Manolito tampoco se quedan exentas de críticas, dejando ver que vive absorbido por el espíritu de su padre, al frente de una tienda de barrio con aires de supermercado que no puede cerrar ni un día. Ni siquiera para llevar a su hijo a la playa, como hace todo hijo de vecino, una mañana de domingo. Porque en los dibujos de Quino, hay algo más que críticas. Muchas veces lo que se trata de poner delante de nuestros ojos no es más que la realidad cotidiana como la relación que existe entre los padres y sus vástagos. Una relación a veces distante por el trabajo. Pónganse en situación. De hecho, en una viñeta Mafalda le pregunta a su madre que está en plenas faenas del hogar, vamos en modo ‘maruja on’: “Mamá, ¿qué te gustaría ser si vivieras?”. Demoledor, ¿eh? Algunos sábados por la mañana se me pasa esa imagen por la cabeza y por supuesto la cara que se le queda a la sufrida madre. Y la que tengo que tener yo en esos momentos con la fregona en la mano.

Especialmente tierna es la relación de ese padre que no quiere una televisión en casa ni muerto (en la actualidad sería consola, móvil o vete tú a saber) con sus hijos. Sería lo que denominaríamos hoy en día como un padre ‘enrollao’, pero eso sí, marcando las distancias. Una cosa es ‘enrollao’ y otra ‘coleguita’ de sus hijos. Ése es un grave error.

La pequeña pone una nota de humor a una realidad circundante que deja mucho que desear. Un corralito, asfixia de la sociedad, pobres en las calles, falta de solidaridad y de igualdad de sexos, triunfo constante del Capitalismo. Pero la niña protestona y rebelde también es humana e incluso puede llegar a vender su alma al diablo. Se me viene a la mente la tira en la que muy digna, Mafalda se niega a comerse un plato de sopa. Como saben es la comida que más repudia. Hasta que su madre le dice qué hay de postre. “Panqueques”, en pastel relleno de dulce de leche. Es entonces cuando arrasa con lo que hay en el plato y se toma el caldo a cucharada limpia. También me he sentido así en más de una ocasión. Y seguro que ustedes también.

Este premio que le han otorgado a Quino y que tendrá que recoger de manos de…,  ¡sorpresa! ¿Felipe VI en representación de su hija Leonor, la nueva princesa de Asturias? ¿La nueva princesa en persona? A lo que iba. Independientemente de quién se lo entregue en Oviedo, lo que quería decirles es que no es el primer galardón que ha recibido el autor de Mafalda a lo largo de los cincuenta años de la existencia de esta ciudadana del mundo (precisamente esta efeméride se cumple el 29 de septiembre de este año). En su ciudad natal, Mendoza, se le ha otorgado el título de ‘ciudadano ilustre’ como “maestro del humor, la sensibilidad y la justicia… de proyección nacional e internacional”. También en su país se le ha considerado un “Maestro del Arte”, así como ha recibido otros reconocimientos a nivel internacional e incluso con el consenso de sus propios compañeros de lápiz y papel.

quino

En la trayectoria de Quino también ha habido sinsabores. Censura, tiras en principio sólo para adultos, envidias. Supongo que lo bueno pesa en este caso algo más que lo negativo que no es más que un borrón, algo con lo que un dibujante está más que familiarizado.

Mafalda y otros trabajos de este hijo de emigrantes andaluces nacido en 1932 como ‘Sí, cariño…’ (sobre parejas y matrimonios), ‘Ni arte ni parte’ (sobre artes plásticas, música o literatura) o su ‘Quinoterapia’ (recopilación de chistes sobre medicina) persiguen un propósito común, el de sacar una sonrisa a todo aquel que se pasee por sus páginas. A todo el que no la conozca, lo invito a hacerlo. No les dejará indiferentes. A quien sí lo ha hecho, seguro que está deseando volver a ver y releer algunas de sus viñetas de esta encantadora inconformista. ¡Pues a ello!

 Noemí González