[Aquí tenéis la segunda parte de la entrevista a Paqui Maqueda de la que ya os ofrecimos una primera impresión. Esperamos que la disfrutéis tanto como nosotros]

Hay otra cosa que me interesa mucho porque siempre metes la óptica feminista en todos tus discursos y libros. Hemos visto el mes pasado en titulares que se ha ampliado la querella argentina con los crímenes de género del franquismo. ¿Faltó perspectiva feminista en la querella argentina? ¿Cómo se está viviendo la feministización del proyecto? ¿Qué crímenes específicos cometió el franquismo contra las mujeres por el hecho de serlo?

Bueno, no faltó. Es bienvenida. Nosotros cuando hemos ido denunciado hemos ido haciéndolo bien por familiares, o por facetas, como por ejemplo el trabajo esclavo. Esta faceta faltaba. Realmente nos ha aportado toda la fuerza, ha acaparado muchos titulares.

La represión a la mujer fue muy característica. A la mujer no sólo se le castigó porque fuera militante de partidos políticos o de sindicatos, sino también por su atrevimiento de salir de la esfera familiar a la que el Estado y la Iglesia, pilar fundamental del Estado, le tenían abocada. La mujer salió, se puso el mono como el hombre, cogió un fusil como el hombre y se puso en con él, fue compañera de él. Y no sólo eso, sino que todos los beneficios que el gobierno de la II República contempló y potenció para las mujeres; derecho al divorcio, al aborto, hijos ilegítimos… todo el abanico de derechos fundamentales que fueron muy potentes para las mujeres, todo eso, después se castigó por parte de la Iglesia y del Estado fascista. La represión es que no sólo te castigo porque eres miliciana y del sindicato de la CNT, te castigo porque tú como mujer no debías haber hecho y pasaste una línea roja.

En los hombres era normal que fueran guerreros, se pusieran un mono y cogiesen un fúsil, es su condición de guerrero. Pero ellas no, tenían que estar en casa criando a sus hijos, esperando a su marido y yendo a misa los domingos. Esa doble condición de mujer es lo que las castigó. Por eso el corte de pelo, se lo raparon porque el pelo era un símbolo de feminidad, un símbolo de hermosura. Por eso las primeras mujeres que llegaron a las prisiones siempre reivindicaron que ellas no eran presas comunes, eran presas políticas. ¡No se las reconocía como tal! ¡Denigrante!

Fue una de las luchas de las mujeres de las cárceles de Franco, y otra lucha era llevar moñitos en el pelo y los labios pintados, ir decente. Porque es algo que nos caracteriza, no ir de punta en blanco, pero si tener mi feminidad y vivirla como yo quiera. Fue para ellas una lucha pintarse los labios con un carboncillo o dejarse en el pelo un moñito. Frente a tanta represión siempre quisieron demostrarlo. A parte, la labor que tuvieron las mujeres en la organización de las provisiones de las presas comunes, por supuesto. O las mujeres de los presos en todo lo que fue el movimiento de reconstrucción de la resistencia porque ellas eran la que llevaban los recados de los maridos a los partidos politicos y esa labor nunca se les ha reconocido y deberían hacerlo los partidos políticos y los sindicatos.

Ahora estamos viviendo una época de negociaciones para llegar a pactos y parece que determinados debates están siempre fuera del debate, se abandonan. Por ejemplo Podemos presentó 20 propuestas y desconozco si la Memoria Histórica estaba dentro de estas pero en la respuesta del PSOE no hay nada de eso.

Con Podemos tuve yo un encuentro en Sevilla de cara a las elecciones porque el programa que llevaban de memoria histórica era muy flojito. ¡Yo soy votante de Podemos, eh! Pero era más bien de pena. Este tema es muy delicado para ellos, para cualquier partido político, porque hay que tomar partido.

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¿Pero es delicado para ellos? No parece en principio una fuerza que debería tener complejo en eso.

Bueno, y el PSOE tampoco ¿no? Aquí los más valientes son Izquierda Unida que siempre van reivindicando pero después los otros partidos es que son muy tímidos. La misma ley de Memoria Histórica del PSOE que estuvo mucho tiempo en el poder y que pudo haber hecho mucho nació con el 90% de la negativa de las asociaciones de Memoria Histórica porque era una ley de mínimos que no respondía. Perdona pero para eso ¡la hago yo! ¿Qué me vas a dar? ¿Una subvención? La tuvimos que coger porque si no, no se abrían las fosas pero es el Estado el que se tiene que hacer cargo.

Por eso decimos que no es cuestión de los distintos gobiernos porque aquí hay muchos intereses y los intereses económicos muchas veces son el rumbo de las políticas públicas. ¡Qué os voy a decir! La mejor modificación de la Constitución española la hizo el PSOE y el PP para que se pagase la deuda. Es el tema económico el que hace girar todas las políticas públicas en este país. Entonces este tema de Memoria Histórica es muy delicado porque además hay mucho discurso y yo siempre digo que hay que tener mucha sensatez a la hora de hacer frente a esto. Una convicción fuerte por supuesto, pero sobre todo sensatez porque es muy fácil hacerlo, pero hay que hacerlo bien.

Mira el Ayuntamiento de Carmena que ha metido ya 2 o 3 pinchazos. ¿Tendrán voluntad de hacerlo? ¡Claro!, pero hay que hacerlo bien. Hay que ir despacio porque no tenemos prisa, los procesos ya están iniciados y hay un debate social de apoyo importante a nuestra causa porque fue la misma sociedad civil la que quedó traumatizada y salvo dos o tres la gente lo entiende, lo apoya. La sociedad española está preparada, ¡claro que lo está! Pero hay una intención por parte del Estado de que este debate público no sea un debate sano y fructífero y no llegue a  buen puerto. El mismo Rajoy hace nada en la entrevista de Salvados «Yo no sé eso» y Jordi Évole «¿Cómo que usted no sabe esto? Es una realidad en nuestro país» y terminó diciendo que eso son cosas del pasado.

La sociedad parece que en los últimos 8-10 años se ha acelerado un poco en el proceso de querer saber sobre estas cosas. Parece que ha habido una toma de conciencia, quizá por la crisis. ¿Ha afectado la crisis al menos en términos sociales a la toma de conciencia?

La crisis no nos ha venido bien. No nos ha venido bien porque hemos sido los últimos en todo, en distribuir un pastel público al que todos tenemos derecho, que no se nos olvide. Les ha venido muy bien a la derecha y a algunos partidos de izquierda el decir que no hay dinero. Hemos sido los últimos en todo, cuando decimos que quitar el nombre de las calles no cuesta dinero, eso lo puede hacer una brigada del Ayuntamiento en un mes, que se dedique a quitar a plena luz del día y no de noche como se está haciendo ahora mismo. A plena luz del día y explicándolo, que la gente lo sepa, después de un debate. Que aquí se está incumpliendo la ley de Memoria Histórica y cuando se incumple una ley se establecen mecanismos para que no se incumpla y si eso aquí no puede estar, se quita y la gente lo entiende. Si tú empiezas a decir «¿la vas a quitar? ¿y quién era? ¿y qué vas a poner? ¿ahora vas a poner a uno de los tuyos?» eso la derecha lo empieza a alentar y ahí perdemos terreno. Pero bueno, se está haciendo.

Hemos hablado antes de Carmena y recuerdo una vez en Sevilla que se hizo bastante el ridículo porque se cambió la calle del General Merry, un general franquista, pero realmente la calle iba a otro general Merry de la guerra de Cuba. ¿Equivocarse en estos casos no puede en cierto modo contribuir a que al final la gente diga que esto es un debate que no debe existir?

Claro. Bueno, los debates siempre son sanos y tenemos que educarnos en debatir. Lo que no puede ser son los debates de La Sexta, que allí se debate de aquella manera, pero los debates sanos se tienen que dar. En Sevilla ahora mismo se ha cambiado la calle de Utrera Molina y la de otro que no recuerdo, era aviador. Se va a poner una calle a Manuel Garzón que fue un tío que yo he leído su currículum y te quedas alucinada de ver quién fue ese hombre y no tenía ninguna calle en Sevilla.

Tienes que estudiar cada una de las propuestas que hay, me comentaba el otro día una compañera de Participa Sevilla que tuvo un broncazo con la gente del PSOE porque querían cambiar una calle de estas y ponerle el nombre de Gran Capitán, que fue uno que vivió con los Reyes Católicos, otro represor  en otra época y de otra manera, pero otra persona que violó los derechos de las minorías. Entonces le dijimos que no, que hay que quitar las calles de las personas que han violado derechos humanos en todas las épocas, no me cambien uno por otro.

Se trata de poner nombres de personas que son ejemplo profesionalmente y humanamente y que tienen un reconocimiento en la ciudad. ¿No está Sevilla llena de esos nombres? ¡Pues claro! ¡Se trata de hacer esa política y de hacerla bien!

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Contabas en una charla que diste una anécdota sobre un día que llamaste a un cuartel porque tenía el nombre de un torturador, y, bueno… ¿cómo fue eso?

¡Sí! Era Queipo de LLano. Con Queipo de Llano tengo yo una historia personal porque él es el responsable de la matanza de mi familia, como de la de tantas otras en Andalucía. Un día iba al trabajo y escuché que salían militares para la guerra de Irak desde el cuartel de Queipo de Llano. Y me quedé petrificada, ¿todavía existe en Sevilla esto? Cuando llegué del trabajo llamé y aluciné. Si había alucinado antes, ahí ya me quedé blanca. El soldado me coge el teléfono, tal como te lo digo, y me dice «Queipo de Llano, dígame». Hostia, me quedé… «¿Queipo de llano?» «Claro, Cuartel Queipo de Llano». El chaval por abreviar, claro, le dije que qué susto me había dado. Ya luego escribí una carta a los periódicos y más tarde se cambió, no sólo por mi carta obviamente. Es que es muy fuerte.

Es el hermano mayor de la Macarena, está enterrado ya en la Iglesia… hay gente que quiere sacarlo. Yo en otro momento he querido que se sacara, sobre todo cuando el ABC emprendió contra mí una campaña de desprestigio total y absoluta durante unos meses. Cuando en 2007 se estaba cocinando la ley en el parlamento unos periodistas de EFE me llamaron y me preguntaron que qué me parecía la ley en relación a los símbolos franquistas de las iglesias. Les dije: pues mira me parece bien porque la ley lo que va a establecer es que los símbolos que estén en la iglesia si la iglesia los sigue manteniendo pero no hay dinero público que mantenga esa iglesia, me parece bien. ¿Que usted quiere seguir teniendo a Queipo de Llano allí o una placa a los caídos por Dios y por España? Vale, pero yo como Estado no te voy a mantener, te buscas la vida. Porque por ejemplo lo que no se puede permitir es que la Macarena desfile por las calles de San Julián, que fue el último bastión de la resistencia antifascista de Sevilla, con el fajín que Queipo de Llano le regaló, eso no es admisible. ¡Para qué lo dije! ¡La que me cayó!

¿Qué pasó? ¿En qué consistió esa campaña de desprestigio?

Una campaña de desprestigio, durante un mes aparecí en el ABC casi a diario. «La enajenada vicepresidenta de la asociación de memoria histórica», me ponían como tonta, infantilizándome como mujer, ¡si hubiese sido un hombre no le dicen eso! Para colmo, a raíz de ese follón en Sevilla amaneció la Basílica de la Macarena, que tiene en una esquina un azulejo de la Macarena, con tres globos de la bandera republicana reventados en el azulejo. Cuando yo creía que la cosa estaba más tranquila apareció en el ABC un juicio público que me hicieron con dos páginas con un abogado defensor, con mi nombre, mis apellidos… ¡en las paginas centrales vamos! Tú no sabes lo que fue aquello… yo me planteé hablar con el director del ABC y decirle «parad ya esto que no tiene sentido ninguno y vamos a enredarnos mucho más y me va a pasar algo» y bueno, es que estaban hablando de mí como si yo hubiera hecho un crimen de guerra. Después se hartaron y pasó pero ellos cuando cogen a alguien por banda lo crucifican vamos.

¿Ha habido más campañas así en otros medios?

Hay muchos compañeros que están crucificados en sus pueblos, muchísimos… tuve una compañera en un pueblo de Ávila que es nieta de fusilados y a esta señora le han cortado las viñas de vino, le han arrasado los campos que tiene porque ha conseguido después de muchos años que quiten la placa en la puerta de la iglesia a los caídos por Dios y por España. A esta mujer le han hecho la vida imposible. Tengo otra compañera de un pueblecito de Madrid que su puerta amanece cada dos por tres con «roja» o «puta», pintadas. Es una persecución.  La verdad es que a mí a parte del ABC nadie me ha atacado, yo creo que también porque tengo un discurso, no te digo que no contundente porque es contundente, pero me puedo entender con alguien que tiene un pensamiento distinto al mío.

De hecho a raíz de todo lo que pasó con el ABC nos llamaron del programa «Mejor lo hablamos» de Canal Sur. Te estoy hablando del 2007, me llamaron y era un programa de debate que llevaba Mariló Montero. Llevaban un tema cada semana y llevaron la Memoria Histórica y a raíz de mis declaraciones me llamaron. Estaba con María Antonia Iglesias, Fernando Delgado de la SER y con Almudena Grandes. Enfrente estaba un cura, Nacho Villa, la chica rubia que no recuerdo el nombre que sale mucho en 13tv y Joaquín Moeckel. ¡Cómo sería el follón que se montó que se levantó Fernando Delgado, Almudena Grandes y la Iglesias y dejaron el programa sin terminar de grabar!

Aquello terminó como rosario de la aurora, se levantaron estos tres porque Nacho Villa le dijo a Fernando que su emisora era la emisora de los terroristas por el tema de los atentados del 11M, porque la SER defendió que habían sido los yihadistas. Fernando Delgado se levantó y dijo «No te lo voy a permitir, me voy». Se levantó María Antonia Iglesias que estaba a mi lado «¿te vas? pues me voy yo» y Almudena «pues yo también me voy» y yo dije «¿cómo que os vais?» Se fueron los tres y me quedé yo sola. Mariló Montero se quería morir, ¡no sé cómo no le dio algo! Eso provoco una comparecencia en el Parlamento de Andalucía del director de Radio Televisión Andaluza, porque eso pasó en los anuncios y cuando se volvió en el plató yo estaba sola. Yo dije que me había costado mucho trabajo llegar hasta aquí y que iba a seguir debatiendo sin ningún problema. Mis compañeros se han ido, allá cada uno, pero yo creo que puedo debatir con los cuatro.

Belén Martínez (@belenlynx)