Silvia G. Coillard comparte con quien les habla edad (es un poco más joven que yo, lo confieso), su gusto por la literatura y su incursión en el relato corto, habiendo conseguido más de un galardón, y en la novela. Su apellido corresponde con su ascendencia francesa y Flores para las ánimas es su puesta de largo en la novela. Silvia nos cuenta la historia de un asesino cautivo apodado Robespierre en el París de principios del siglo XX. Sicario de arma blanca a la que no duda en calificar como “filo”, comete crímenes que le son encargados por su patrón pero… dejemos ahí las pistas y volvamos la atención a la peculiaridad de sus crímenes. En cada uno dejará como huella un ramo de flores, uno que encierra un mensaje, el mismo que las mismas flores encierran en su combinación, y ahí está lo original de esta trama en que Silvia deja patente un cuidado estudio de la florigrafía como disciplina, asignatura en la que la joven Lissette es alumna aventajada, permitiendo bajo pacto de silencio que Robespierre siga desconcertando tanto a la policía como a la prensa. Al terminar la novela nos quedamos con ganas de más y nos quitamos el sombrero ante el hábil manejo del lenguaje floral del que hace alarde la escritora, preparada a conciencia para tal fin.

¿Qué impulsa a Silvia a escribir una novela con estas características?

Proviene de un impulso, un pálpito, como todo cuanto escribo. No planeo, surge. Es por ello que no hubo guión ni estructura planeada, y tampoco tramas preconcebidas. Surgió, y sus personajes me guiaron a medida que avanzaba.

París, la Ciudad de las Luces pero, en tu novela predominan los pasajes oscuros…

En París se entremezclan luces y sombras, y en esta novela se entretejen hasta confundirse. No existiría Paris sin sus cementerios, donde cada año van miles de visitantes y turistas en peregrinación, o qué decir del barrio de Montmartre, donde se hallaban los cabarets que rendían culto a la muerte y el Más Allá, y que quedan retratados en las páginas de la novela. 

¿De dónde provienen los conocimientos sobre flores de los que haces alarde?

Más que las flores, que también, amo los lenguajes velados, los signos tras los que residen mensajes en clave. Como es el caso de la florigrafía o el lenguaje de abanicos. Una vez que la novela empieza a tomar ese rumbo, ahondé en la materia y me documenté para escribir sobre ello. Me resultó fascinante, pues conocía datos al respecto, pero me sumergí del todo.

Háblanos de la compleja personalidad de Robespierre.

Robespierre como asesino, nace a partir de un trágico suceso del pasado, es en esencia el alma asesina de un hombre llamado Gauthier. Pero más allá de su origen, Robespierre volverá a nacer en el momento en que entra en la floristería donde comienza la novela y, a lo largo de la misma, tendrá que lidiar con partes de su ser que creía enterrados para siempre. Es capaz de lo peor y, a ratos, de lo mejor. Me fascinó desde primer momento.

Pero la joven Lissette… ¿ tienes algo de ella en tus venas?

Considero que, aunque remotamente, todos los personajes de un libro beben de su creador, pero es una pregunta que sólo podrían responder aquellos que me conocen y que lo han leído. Me cuesta mirarme introspectivamente y describirme, en general, hablar de mí misma se me hace una tarea compleja.

Al tener ascendencia francesa suponemos que conoces bien París ¿o no?

Mi doble nacionalidad me ha permitido conocer la capital francesa desde que nací, y es por ello que le profeso un especial cariño. Haber escrito en un escenario como la Ciudad de las Luces, me ha permitido transportarme a mi segunda patria. De mano de sus protagonistas, he vuelto a pasear a orillas del Sena, por la colina de Montmartre, los cafés, las boutiques y pasajes… Y hasta he creído saborear un buen beaujolais cuando los personajes lo hacían en las tabernas. 

 Pero también encontramos amor en la novela…

El Amor y la Muerte van de la mano en este caso. Son los extremos que se rozan. Esto me recuerda a cuando se deshojaban margaritas con un «te quiero, no te quiero»… Pues igual, una misma flor que contiene entre sus pétalos amor y muerte.

Hablemos un poco de Silvia. ¿Cuándo comienzas a escribir?

Desde muy pequeña. Ya de niña comencé con poesía, siguiendo fielmente las pautas de la métrica, las estrofas… pasión que prolongué a lo largo de mis juventudes, aunque me hice amante del verso libre. Luego me animé con relatos y, finalmente, novelas. Adoro todo tipo de género, me considero versátil y me gustan los retos en cuanto a nuevos y diversos proyectos.

Cuéntanos un poco sobre tu trayectoria literaria.

De cara al futuro, voy a probar la experiencia de la autopublicación por kindle, con una novela de terror que hace muchos años que escribí. Aparte, acabo de terminar una de fantasía épica, y ando a la mitad de una novela negra escrita a 4 manos que, calculo, estará terminada a mediados de verano. En poesía, voy a colaborar en la segunda antología poética del grupo Generación Aljarafe.

Mientras escribes ¿tienes manías que nos puedas contar?

Me gusta escribir en la cama, recostada con el portátil encima. Con música. La inspiración no siempre acude cuando se la llama y, por el contrario, puede que se presente en los sitios y momentos más inverosímiles, y no se la puede ignorar. Los servilleteros de los bares me han provisto en más de una ocasión del soporte perfecto.

Alguna anécdota literaria…

Una vez escribí un relato durante una noche de insomnio, y lo hice prácticamente a oscuras. Sin ver. A la mañana siguiente me costó traducirlo, la letra ilegible debido a la oscuridad. Lo más curioso es que me valió el primer premio del Certamen Triartes para la Igualdad. 

Suponemos que eres buena lectora. Háblanos de tus influencias.

He leído de todo, supongo: clásicos por obligación, literatura fantástica por devoción, detectivesca, de misterio… De pequeña adoraba leer El Club de los Cinco, de Enyd Blyton, libros de Michael Ende (La Historia Interminable, Momo), cómics (Hergé, Goscinny), libros de rol… Como grandes autores que me han acompañado, susceptibles de ser más comerciales, citaría a Stephen King, a J RR Tolkien… Pero también me han encandilado los decadentes Baudelaire, Rimbaud, Verlaine… La literatura universal de Flaubert, Zola, Dostoievsky… Si tuviera que elegir un libro que marcó profundamente mi senda vital, ése sería El Lobo Estepario, de Hermann Hesse. Ahora bien, no me gusta leer en épocas en las que escribo, desde siempre he sido muy susceptible con que mis escritos no se tiñan de influencias ajenas.

Me ha llamado personalmente la atención tu estilo. No te creas que es tan frecuente encontrar un libro bien escrito, e incluso sin faltas de ortografía en la actualidad ¿cuál es el secreto?

Supongo que amar la escritura como lo que es: un arte. Y dejar que la musicalidad fluya a través de la tinta. Música y escritura están íntimamente conectadas. Puede que haber escrito mucha poesía también haya aportado un preciado granito de arena. En ortografía, soy de la vieja escuela, aún me resisto a privar de tildes a los pronombres demostrativos. Y desde luego seguiré escribiéndola en el adverbio sólo, por mucho que la RAE se empeñe en decapitarlo.

Háblanos de Triskel (suponemos que lo harás bien) pero incidiendo en cuál fue la clave para que te decidieras a publicar con ellos.

Triskel es una editorial joven pero con una trayectoria ascendente, ofrece un trato cercano a los escritores a quienes representa, y su constancia en el mundo editorial es digna de alabanza. Son sangre nueva, tienen muchas ganas de trabajar y apuestan por multitud de proyectos, me siento feliz de haberles enviado a ellos el manuscrito, y de que apostáramos mutuamente los unos por los otros.

¿Qué se siente al ver tu libro en la calle?

Es una sensación única. Plenitud y a la par desnudez. Sabes que tu alma reside dentro, y te preguntas quienes se asomaran a rebuscar en tus entrañas.

¿Cómo va el tema de la promoción?

Ahí sigue, bastante activa actualmente en redes sociales. Flores para las Ánimas ya ha participado en dos Ferias del Libro, lo cual es fabuloso. No me puedo quejar.

Estarás conmigo en que vivir de la literatura está al alcance de muy pocos y no siempre son los mejores. Mi opinión es que la promoción lo es casi todo en este negocio. Tú opinas…

Podría ser muy crítica al respecto. En la actualidad ya todo se considera un libro y, en efecto, la promoción, las campañas publicitarias y los nombres con mayúscula, se encargan de que auténticos bodrios ocupen palcos de honor en las librerías. Decepcionante. 

Mientras escribes, bebes… (u otro ritual)

Se podría decir que soy capaz de escribir incluso con la tele puesta, o intercalando con alguna otra actividad. No es así como me gusta hacerlo, desde luego, pero hace no mucho que me lo refirieron y pusieron en valor, lo definieron como cualidad, así que no está de más sacarlo a la palestra. Me atrevería a afirmar que el secreto de la escritura o, en este caso, de la mía, es dejarme en manos de los personajes, son ellos quienes construyen su propia historia, es por eso que disfruto tanto del proceso; ni yo misma sé lo que acontecerá.

Alguna anécdota graciosa y otra no tan graciosa desde que entraste en el mundo de la literatura.

Me reí mucho en una presentación de libro del Señor Pérez Reverte, hará un par de años en el Hotel Alfonso XIII; le preguntaron precisamente por el secreto de escribir un buen libro y él lo resumió así: «estructura, estructura y estructura». Como podrás imaginarte, me entró la risa floja al compararlo con mi proceso creativo. En cuanto a algo desagradable, lo que te comentaba antes, descubrir los bestsellers actuales, y ver cómo escritores de excepción quedan sin sitio en las vitrinas en pro de biografías escritas por negros o tramas de morbo gratuitas para adolescentes.

Francisco Javier Torres Gómez