Mucho se habla estos días sobre los fichajes de la liga china. El gigante asiático ha gastado en fichajes durante este invierno, cerca de 340 millones de euros. Cantidad prohibitiva para las arcas de las grandes ligas europeas, llegando a superar incluso lo invertido en Inglaterra, sin duda la más dada a gastar cada vez que se puede.
Y claro, como cada vez que China irrumpe en un mercado nuevo, vienen los titulares incendiarios acerca de la competencia directa que se va a establecer con Europa. ¡Cuidado que vienen los chinos!
Superliga China.
Antes que nada pongámonos en antecedentes. La Superliga China CSL, China Super League, existe con el actual formato desde 2004 armándose a partir de los cimientos de la Jia-A League, nacida semiprofesional en 1987 (hablamos, por tanto, que el fútbol en China tiene 30 años) y con numerosos casos de compra y venta de partidos a sus espaldas.
Actualmente consta de 16 equipos, con una mezcla entre los que están aún en manos de estamentos estatales, como compañías de electricidad, y los que son manejados por potentes conglomerados económicos privados (hace recordar a aquellos tiempos comunistas en los que el Lokomotiv era de los empleados del ferrocarril o el Dinamo del ministerio del interior).
Entre ellos destaca, por encima del resto el Guangzhou Evergrande Taobao, cuya mitad de acciones descansa en la empresa de comercio electrónico Alibaba Taobao y la otra mitad en el imperio Inmobiliario Evergrande.
Entrenado por Luis Felipe Scolari, ex seleccionador brasileño con una amplia experiencia en Asia (tiene más mundo que Willy Fogg después de haber entrenado en Arabia Saudí, Kuwait, Japón y Uzbekistán), se hizo cargo del equipo en junio del año pasado después de que Fabio Cannavaro fuera cesado (sí, ese).
Con él se alzaron con su segunda Champions asiática, lo que supuso poder participar en el último Mundialito de Clubes donde se enfrentó en semifinales al FC Barcelona. Terminó cuarto clasificado después de ganar al América de México en octavos, y perder con el equipo catalán y con el Sanfrecce Hiroshima, en la final de consolación. Es el equipo que se ha traído a Jackson Martínez.
Junto con el equipo de Guangzhou, se pueden destacar a los Shangai SIPG, entrenados por el incombustible Sven Goran-Erikkson, los Beijing Guoan, el ex conjunto de Gregorio Manzano, o los de la empresa de electrodomésticos, Jiangsu Suning.
Los tres primeros clasificados juegan la liga de campeones asiática, del mismo modo que los dos últimos descienden a la segunda división. También tienen una Youth League, para jóvenes promesas chinas y una liga de suplentes, al más puro estilo inglés.
Entre otras particularidades, los porteros deben ser siempre chinos a igual que tienen tope en el número de extranjeros, permitiendo otro de origen asiático extra, y mínimo de canteranos.
Cambio de política
El gobierno chino, y los principales accionistas del país, han visto en el fútbol un producto perfecto para obtener grandes beneficios, tanto a nivel económico, que es el importante, como propagandístico.
El presidente del país y jefe del Partido Comunista, Xi Jinping se muestra muy interesado en este deporte/negocio, aprobando en febrero de 2015 un plan general de reforma y desarrollo del fútbol en el que se propone construir cerca de 20.000 campos por todo el país hasta 2017.
Prueba de ello es que se han fijado en 2026 para organizar un mundial de fútbol (tiempo van a tener para ir comprando votos, desde luego) y para ser competitivos por esas fechas, y no hacer otro papelón como hicieron en el mundial de Corea y Japón en el que ni siquiera marcaron un gol, el gobierno ha decidido introducir el fútbol en los planes de estudio de los jóvenes chinos, desplazando al bádminton o al tenis de mesa, deportes tradicionalmente practicados con mayor frecuencia en los colegios.
Tal es así que se recoge la creación hasta de manuales técnico tácticos para los chicos de edades superiores a los 8 años (de aquí a poco los escolares chinos van a recitar mejor la alineación de la Holanda de Cruyff que hacer multiplicaciones llevándose). Será interesante ver un debate entre escolares acerca de si el Logroñés de Carlos Daniel Aimar tendría que haber tenido carrileros en vez de laterales o si Abadía debería haber jugado más adelantado.
Pero lo fundamental de dicho plan es privatizar de manera definitiva todos los equipos aún ligados al estado en mayor o menor medida y darle toda la fuerza a la empresa de la Superliga china.
Polillas
Y claro, la idea que resume todo no es otra que para potenciar el futbol entre los infantes asiáticos hay que tener jugando en el país a estrellas reconocidas internacionalmente. Ya no vale traer a cuatro brasileños conocidos en su casa a la hora de comer. Hay que sacar a relucir los billetes para que los representantes hagan el resto. El fichaje del argentino Darío Conca, convirtiéndolo en el octavo jugador mejor pagado del mundo, sirvió para lo mismo que el foco con la silueta de Batman en Gotham.
Y así es. Como una luz que atrae a todas las polillas cercanas, los jugadores con cierto currículum fueron cayendo a cuentagotas hasta finalmente convertirse en una lluvia fina que se prevé de larga duración.
Ya la llegada de hombres como Anelka, Drogba, Kanouté o Robinho mostraba a las claras el perfil de futbolista que buscaban para dar a conocer la liga. Con este último mercado de invierno, terminan de dar una vuelta de tuerca más, atrayendo a un perfil algo diferente. Ya no solo vienen a retirarse comiendo arroz sino a dar algunos años de buen fútbol.
Con el desembarco de Gervinho, Ramires, Lavezzi, M´Bia, Paulinho, Jo, Renato Augusto, Yilmaz, Demba Ba, Martins, Guarín, Jackson Martínez… de ha dado un paso más. Se termina de situar a China en el mapa futbolístico.
Con esos nombres allí, se consigue más atención internacional sobre la Superliga logrando la repercusión en informativos deportivos de todo el globo y facilita la llegada de más jugadores en las próximas temporadas. Eso sí, unos más contentos que otros. Que solo hace falta ver la foto tomada a Jackson Martínez el día de su presentación en Guangzhou.
¿Problema para el viejo continente?
Y aquí llegamos a la idea que se ha intentado vender este último mes. ¿Es la irrupción de la liga china un problema para los clubes europeos?, ¿será más complicado fichar buenos jugadores pagando los chinos cantidades ingentes de Renminbis?
Ni mucho menos.
¿Entonces se ha convertido en otro cementerio de elefantes?
Tampoco.
Es tan cierto que la mayoría de jugadores que han llegado a liga están curtidos ya en unas cuantas batallas al igual que muchos de esos nombres aun sonaban durante el mercado europeo para recalar en algunos clubes de nivel Champions.
Pero lo que principalmente ha pasado con los fichajes chinos es que han servido a los grandes equipos para quitarse jugadores que no venían aportando al nivel esperado. Lo que vienen siendo los descartes caros (salvo Alex Teixeira).
Porque seamos sinceros, ¿qué perfil de jugador ha emigrado allí? Aún se pueden escuchar las botellas de champán descorchadas por el jeque Nasser Al-Khelaïfi desde París (aunque él no las consuma), celebrando que le han dado 5.5 millones por Ezequiel Lavezzi, un jugador que cobra más de 4 millones por temporada y que terminaba contrato con la entidad en junio. O desde Londres, porque se han quitado a Ramires por 28 kilos una vez que había dejado de ser un jugador fundamental hace tiempo mientras seguía cobrando un dinero curioso.
Por no hablar del peso que se han quitado de encima en el Atlético de Madrid. La mayor inversión de la temporada, con la friolera de 37 millones, languideciendo en el banquillo debido a que no encajaba en la filosofía del entrenador bandera. Porque siendo claros, si en vez del Cholo Simeone llega a estar sentado otro muñeco prescindible en el banquillo, Jackson juega por decreto aunque no le marcara un gol ni al portero del equipo cadete. Y mientras otros equipos se lo comen con patatas lo han conseguido mandar a China con un lacito por 42 millones. Gran plan B.
Los clubes europeos han encontrado en el comprador chino ese sitio al que vender a un precio por encima de mercado y, sobre todo, en este tipo de mercado. Mientras los propios equipos del viejo continente miden hasta el céntimo una inversión de este calado, los clubes de la liga china han contado con el poderío económico de las empresas que llevan detrás.
Además, cualquier jugador con bajo rendimiento, una ficha importante y con una cierta edad, prefiere aguantar un par de años más con el mismo salario antes de tener que rebajárselo. Decisión que deberían tomar para llegar, en busca de minutos en una liga realmente exigente, a un club de un escalafón más bajo.
Mercado brasileño
Todo lo anterior tiene una excepción: los jugadores brasileños. Acostumbrados a ganarse el parné en tierras extranjeras, los reparos de los jugadores jóvenes para hacer carrera en esas tierras son menores que los nativos de otros puntos del planeta (los chinos son “enrollaos” y comienzan su liga en marzo, para así poder darlo todo en el Carnaval de Rio antes de viajar a China).
De esa nacionalidad encontramos a las mayores excepciones al perfil descrito antes. Por un lado jugadores con cierta proyección que prefieren probar en Asia antes que algún equipo intermedio de Europa. Así podemos contar al delantero Elkeson, mejor jugador de 2015 con el equipo de Guangzhou traspasado a Shangai SIPG, o su compañero el mediapunta Ricardo Goulart, de 26 y 24 años respectivamente.
Pero la gran excepción ha sido Alex Teixeira. 50 millones han tenido la culpa para que dejara el Shartak Donestk por Jiangsu Suning, donde compartirá vestuario con sus compatriotas Ramires y Jo Alves, protagonizando la mayor sorpresa del mercado al desestimar, presuntamente, ofertas de Liverpool o Manchester United.
Eso sí, habrá que ver cuántos de los recién llegados aguanta su contrato entero en ese país.
Futuro
El fútbol es un mercado global, de eso no cabe duda a estas alturas del siglo XXI, donde podemos observar a clubs con historia vender sus principios por el más asqueroso y ruin metal. Y en ese mercado quiere entrar el gobierno chino para hinchar el orgullo de su pueblo en un deporte que hasta ahora en el plano masculino, no ha dado más que vergüenza a nivel internacional, muy lejos del resto de disciplinas.
Y no de manera caprichosa, sino para actuar frente al fuerte seguimiento que reciben ligas como la Premier o la BBVA, que incluso adaptan sus horarios para poder aumentar el número de espectadores en el país más poblado de la tierra.
Dejar un trozo tan importante de la tarta en manos de las ligas europeas e incluso ver como la MSL intenta hacerse fuerte a golpe de talonario y buena vida, han hecho reaccionar al sector chino, que ya consiguió firmar un contrato de más de 1.000 millones de euros por los derechos televisivos.
De momento los pasos se van dando para dotar de más competitividad al jugador chino, de momento, escaso de la calidad técnica que poseen otras nacionalidades que llevan más de un siglo en esto de darle puntapiés a una esfera de cuero ligeramente plastificada. Para ello se les ha buscado compañeros de juego.
El plan solo puede acabar de una manera, que no es otra que ganando una Copa del Mundo. Estamos viendo el comienzo, ¿veremos el objetivo cumplirse?
Carlos Sabaca (@casabaca)
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