I

ALGUNOS CASOS CRIMINALES INTERESANTES

¿Es lo mismo la información que el periodismo? Muchas personas, normalmente jóvenes, normalmente becarios, normalmente trabajadores de medios de comunicación con una cadena forjada con las condiciones de un becario, amasan, cortan y envuelven información, pero eso no les hace periodistas. O les convierte en un tipo de periodista que aun está naciendo del lodo primordial online, moldeado con las manos callosas de melancólicos redactores que oyen el rumor lejano de una máquina de escribir cuando teclean en su Pentium IV.

No hace falta un Pentium IV para trabajar con Word, Mozilla y Quark Xpress.

Por eso los ordenadores de las redacciones de las emisoras de radio y los periódicos tienen ese aspecto de ordenador de caja de cobro de El Corte Inglés.

¿Por qué la experimentación asusta tanto en los géneros periodísticos?

¿Son géneros porque son literarios o no?

¿Son literarios los géneros porque son verbales-lingüísticos o no?

¿Por qué Enric González lo escribe todo en todas partes?

Este es Enric González

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Parece posible que el origen del avance cultural del hombre sea la capacidad humana para aburrirse y no las necesidades sociales o naturales del hombre.

Ralph Linton, (The Study of Man)

Robert Meek, productor musical y letrista, técnico de radar y aficionado a la electrónica. Nacido en 1929, muerto el 3 de febrero de 1967 tras pegarle un tiro de escopeta a su casera con el arma que previamente confiscó al bajista de The Tornados, quien la empleaba para disparar a los pájaros durante las giras del grupo.

La pasión de Joe Meek por la electrónica espacial derivó en uno de sus éxitos musicales más notables: “Telstar”, dedicado al primer satélite de comunicaciones puesto en órbita con éxito. La Fifa se basó en el diseño del satélite para el balón oficial del Mundial de 1974, que, por cierto, se celebró en la República Federal Alemana.

En un artículo del Huffington Post de este año tuvieron que corregir una errata donde informaban sobre cómo los nazis levantaron el Muro de Berlín. Puede que, después de todo, alguno contribuyese a la obra de albañilería más famosa de los cuarenta. Si no se cuentan las duchas ni los campos ni

Apunte: Apenas se conservan copias de las demos y las maquetas de I Hear A New World, la obra cumbre de Meek, dedicada a la era espacial.

Joe Meek, obsesionado por registrar las voces de los muertos, enterraba grabadoras dentro de cajas de cartón entre las tumbas de su cementerio local. Una vez captó el maullido lejano de un gato y, poseído por el entusiasmo, aseguró a sus conocidos que disponía de la prueba definitiva de la existencia de vida postrera. O por lo menos de que los fiambres hablan, que no es exactamente una prueba de vida ultraterrena, sino más bien la segunda fase de una existencia aun más lamentable.

En principio más lamentable, que no tiene por qué.

El Balón Adidas Telstar fue el primero en adoptar el diseño arquetípico de los balones de fútbol. Normalmente diseño arquetípico se relaciona con cómo un niño dibujaría un objeto y, en este caso, es así.

Este es el diseño arquetípico de un Adidas Telstar:

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Muy chulo.

Es de suponer que la reticencia a innovar en las estructura y la forma de los géneros periodístico se debe a su condición interna fundamentada en valores como el rigor, la investigación, la exposición de datos y hechos y algo más. La reflexión y la inteligencia, sin embargo, no creo que puedan relacionarse exclusivamente con el anquilosamiento de los dispensadores de información.

Hay periodistas y dispensadores de información. Eso creo.

Todos los articulistas, críticos, redactores de entradillas de cuatro líneas en Times New Roman 14 y reseñistas aficionados son dispensadores de información extraída y regurgitada de otras fuentes de información. No estoy seguro de qué implica esto. Sé que la sobreexposición a  la información me hace sentir lento, mentalmente lento quiero decir. Y con sobreexposición no me refiero tanto a la sobresaturación de artículos, reflexiones, opiniones, noticias y fuentes de información como a su eco.

Sé que ya he hablado de esto.

Sin embargo.

Recuerdo que en la emisora local de la Cadena Ser donde me apunté al campamento de prácticas veraniegas escasamente remuneradas, el proceso en el departamento del magacine matinal funcionaba del siguiente modo:

· Se seleccionan las noticias del día en colaboración con el jefe de informativos según un criterio aleatorio e indescifrable basado en los gustos personales del Presentador.

· Se busca en internet información suficiente para rellenar un folio en Calibrí 14, datos con que el Presentador dará la impresión de haber investigado sobre el invitado o el asunto. Aunque en realidad se limite a exponer sus gustos y preferencias sobre los temas a tratar.

· A veces se llama por teléfono a los protagonistas. Se obtienen versiones y, en el fondo, tampoco es que dé tiempo a más en un programa diario. (Es decir, se obtiene información)

· Presentador pone en marcha su magia periodística en el aíre, realizando las preguntas oportunas. Por desgracia, es en ese breve espacio de confianza en el talento mágico del Presentador cuándo entran en juego el valor inaprensible de la Reflexión y la Inteligencia.

· Sospecho que Presentador no tiene tiempo para leer ya que siempre está acordando cenas, eventos y almuerzos con políticos y empresarios locales.

En un medio de comunicación nada funciona como los espectadores/oyentes/lectores más cínicos de un medio de comunicación cree que funciona. Lo cierto es que está muy relacionado con la inercia y la ignorancia inevitable.

La ignorancia inevitable es aquella a la que se refería Pascal cuando remitía a la Escritura como el “gran Reparador de las corrupciones de la naturaleza”. O dicho de otro modo: si eres periodista, no sabes cómo es ser oyente ni lector ni (por asomo) espectador. Por más que supliques comentarios en Facebook. Por más que atiendas las sugerencias del oyente.

Mundos irreconciliables, mundos suspicaces.

No, no fue Pascal quien hizo referencia a eso, pero aparece en la introducción a los Pensamientos de Pascal editados por el sello Valdemar, que edita muchos libros de filosofía.

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Hay un obelisco en lo alto de la colina Wychbury en Hagley, Worcestershire, condado de West Midlands, construido en pleno auge de la arquitectura historicista-pintoresca. No hay fotos ni cuadros ni dibujos del monumento, sólo las oportunas referencias contractuales por las que Sir Thomas Lyttelton encargó en 1747 el diseño y construcción del primer ejemplo de la remodelación paisajística de sus tierras.

Puede que el obelisco se haya ido cayendo a pedazos con el paso del tiempo o que esa fuese su forma original desde un principio, como el castillo en ruinas que se hizo construir poco después dentro de sus mismas lindes.

En una de las caras de la base del Obelisco Wychbury alguien pintó en letras blancas WHO PUT BELLA IN THE WYCH ELM?, preguntándose en voz alta (y en mayúsculas) quién ocultó el cadáver hallado en el interior de uno de los olmos de un bosque cercano. El obelisco prácticamente se alza sobre los límites del condado de las Midlands Occidentales.

Hagley, por cierto, es el pueblo con el registro censal más antiguo del Reino Unido, datando del uno de diciembre de 1538.

También es conocido porque en un periodo exacto de diez años tuvieron lugar tres acontecimientos sumamente dramáticos: el asesinato de una chica que tomaba fotos por la zona (1983), el asesinato de un chico de 14 años que se dedicaba a repartir el periódico (1988) y un horrible accidente de autobús escolar en 1993 con doce víctimas mortales.

Un promedio bastante alto para un núcleo urbano de 5.000 habitantes.

Sin contar a la chica del árbol, claro.

Que dicen que en realidad no la encontraron en un árbol. Ni el obelisco estaba en ruinas premeditadamente desde el primer día.

Detalles y matices.

Worcestershire también es una región famosísima por su salsa para carnes y tubérculos homónima.

¿Qué pasaría si, en el futuro, la información no necesitase de profesionales que la gestionasen? Muchos mamíferos actualmente clavados a una silla de redacción serán fácilmente sustituibles por gestores automatizados bajo la paradójica premisa de que si el software no puede reproducir ciertas variables de la decisión y la experiencia humana, el mamífero de redacción cada vez posee menos de eso.

Por exigencia profesional.

Así, llegado el punto en que sus dotes y características puedan ser, por fin, reemplazadas por las de un programa o palo metálico con pulsador, los redactores de esta revista y los de otras publicaciones amateurs online y, puede que a más largo plazo, los Enric González del futuro serán totalmente imprescindibles.

Porque la información será arrojada pura y las conexiones establecidas por el lector por propia voluntad. Y ese será un mundo feliz, porque nadie innovó los decrépitos sistemas de redacción, a nadie le fue permitido divertirse en el circo del cinismo y la gravedad desenfadada del humo de tabaco y el blanco y negro y, bueno, por lo menos el mamífero al otro lado de la pantalla podrá disfrutar con el inmenso regalo de la curiosidad.

Achtum!

Taman Shud.

Isaac Reyes