“El guardián invisible”

de Dolores Redondo

Esta misma semana se ha publicado la segunda novela de la llamada Trilogía del Baztán: “El legado de los huesos” (Ed. Destino). Aprovechando este lanzamiento (y sin pretender ser crítica literaria), me gustaría comentar mis sensaciones al leer la primera entrega: “El guardián invisible” (Ed. Destino).

Le regalé a mi madre esta novela porque había leído un librito gratuito que la editorial destino había lanzado con los dos primeros capítulos para así “enganchar” al posible lector. Y realmente lo hizo: te deja con ganas de más. Es una novela policíaca, de crimen y misterio. La protagonista es un inspectora de la Policía Foral de Navarra, ya que, como se puede intuir, se sitúa en el valle navarro del Baztán.

Hasta ahí bien. Los asesinatos apuntan a que en localidad navarra de Elizondo hay un asesino en serie. Pero la cosa no queda ahí, pues la detective se crió allí y allí tiene a toda su familia.

Esta novela engancha, y la verdad he pasado buenos ratos con ella.

¿Por qué? Creo que es porque la autora describe meticulosamente las calles, monumentos y casas que conforman Elizondo. Se recrea en los paisajes boscosos y brumosos que rodean el río Baztán, logrando que te adentres en esa naturaleza milenaria y misteriosa que abunda en Navarra: el nombrado valle del Baztán, la selva de Irati… Y lo que más llama la atención, entreteje esos mimbres de novela negra con personajes variopintos, con la forma de vivir y la mitología vascas, o vasco-navarras. En la novela queda manifiesto la indisoluble unión que existe entre los habitantes de esos parajes, sus tradiciones y del mundo mágico y mitológico del bosque y el río. Seres antiguos: Mari, la diosa madre; el basajaun (el señor del bosque), las lamiak, los Gentiles… y brujas. La autora hace uso de la encomiable obra antropológica del aita Barandiarán.

Asimismo, describe o más bien disecciona psicológicamente a los personajes que constituyen el corazón de todo thriller que se precie. Sin embargo, y ahora vienen mis “sí pero…”, a mi modo de ver, esta descripción psicológica es demasiado evidente, e incluso se cae en la explicación excesiva. He echado de menos algo más sutil, quizás maestría a la hora de lidiar con esta cuestión. Aunque, sé que es algo extremadamente difícil y es lo que diferencia las buenas novelas de las extraordinarias. Quizás el hecho de que la obra forme parte de un todo más extenso, que es una trilogía, sea la causa de este tratamiento, a mi entender algo burdo y que en algunos casos roza la simpleza absurda.

Otro hecho llamativo, es que mientras leída ávidamente la novela, de vez en cuando, había algo que me chirriaba y me veía sacada de pronto de la historia, como un despertar involuntario en un sueño interesante, como una bofetada inesperada. Y lo que me rechinaba eran los errores gramaticales, diálogos en los que no se sabe quién habla, y faltas de ortografía que he detectado, así como el muy habitual fallo (ocurre actualmente en muchos libros y publicaciones on line) a la hora de denominar las especies con su nombre en latín. Aunque me temo que estos “errores” ya recaen más sobre la labor editorial.

Sin querer hacer spoiler, otro dato que hizo desinflar la novela (siempre en mi opinión), es que la protagonista acaba padeciendo episodios de estrés postraumático mientras tenía en su poder una pistola sin seguro con la que apuntó a varias personas. Y ella, haciendo alarde de su carácter indómito, se niega a dejar el arma, y mucho menos, comentarle la situación a sus superiores… con la consecuente falta de seguridad e incongruencia literaria…

Digo todo esto, porque me gustaba, quiero que me guste, pero… hay algo que… no.

Y además, después de leerla me sorprende el hecho de que ya hace un año esta novela (y la trilogía que se irá publicando), se anunciaba que sería traducida a 10 lenguas y ya se habían vendido los derechos para llevarla al cine. Aquí tengo “sentimientos” encontrados, pues esta expansión internacional haría que se conociera más sobre las tradiciones y mitología vascas, o vasco-navarras, y que una obra nacional alcance este nivel de popularidad creo que siempre es positivo para propagar el hábito de la lectura. Ahora bien, ya digo que la calidad de la obra, desde mi punto de vista, hace que no sea como para darle tanto bombo y realizar una campaña publicitaria tan importante. Todo esto me hace recordar cuánto autores son buenos novelistas y narradores y nunca llegan a saborear, no ya el éxito, sino el apoyo en al menos, la publicación y distribución de su obra.

Para acabar con algo positivo, a parte de que engancha, creo que la mejor baza de esta novela es su enclave y la idiosincrasia del mismo, que resulta ser un personaje en sí mismo.

Estibaliz Etxebarria

El Guardian invisible