Literatura II
En el último artículo de esta temática, os comenté que quería hacer más partes de literatura, pues pensaba que en un solo artículo me dejaría muchos temas fuera; entre ellos se encontraba una persona en concreto. Un personaje de la Comuna de París, que conocí en un libro sobre escritores que trataban la temática anarquista, Artistas y Rebeldes de Rudolf Rocker. Fue algo así como amor a primera vista. La historia de esa persona me enganchó e hizo que al segundo de haber acabado el capitulo sobre ella, corriese a Google para buscar más información. Es entonces, y tras leer algunos artículos sobre ella, cuando me di cuenta de lo importante que fue y que incluso sigue siendo, para algunos. Esa maravillosa, astuta, feminista y rebelde escritora, es nada más y nada menos que Louise Michel.
Podría contaros cuándo nació y dónde, cómo era su familia, que educación recibió y como fue su juventud, pero no lo haré. No quiero ensombrecer la imagen de esta heroína que mantenía correspondencia con Victor Hugo, con datos insulsos sobre su infancia. Lo que quiero es contaros quien era ella y qué hizo para merecer nuestra admiración.
La Virgen Roja, como se la conocía, estuvo desde joven en contra de la opresión, a favor de la libertad, de la revolución. Ya en 1853 apuntaba maneras cuando le ofrecieron un puesto como maestra y lo rechazó porque se negaba a prestar juramento al Imperio. Pocos años después, y una vez ya asentada en París, empieza a escribir: poemas, prosa, artículos… Por las mañanas, da clases en una escuela que ella misma fundó, y por las tardes saca su vena revolucionaria. Empieza a formar parte de los movimientos anarquistas, a participar en huelgas, a ayudar a las obreras… La buena Louise lo estaba dando todo por sus ideales.
Revolución; madre querida que nos devora dando igualdad,
toma nuestros rotos destinos y haz de ellos un amanecer.
Haz libertad
Vuela por encima nuestros queridos muertos.
Cuando las campanas del siniestro mayo toquen otra vez,
despiértenos a tu luminiscente claridad.
Louise Michel Febrero de 1882.
En 1871, la Comuna de París toma forma. Este movimiento insurrecional otorga poder a los trabajadores para controlar las empresas abandonadas, expropia los bienes de la Iglesia, defiende una educación libre, crea guarderías, quitan los intereses de las deudas, entre muchas otras cosas. Se dice que la Comuna fue el primer intento de una sociedad anarquista y/o comunista. Y nuestra luchadora, Louise Michel, formó parte de ella desde el principio, usando las armas, encabezando los batallones femeninos, dando clases, haciendo de enfermera, conduciendo ambulancias, etc. Pero justamente por este afán de lucha, de proteger y de querer lo mejor para los demás, sufrió el destierro.
Después de la derrota de la Comuna fue llevada a juicio y la buena Louise pidió la muerte para si misma, pues decía que si no la mataban, no descansaría hasta acabar con ellos y hasta que el pueblo no tuviese el poder.
¡Pasad, pasad días y horas! ¡Que la hierba crezca sobre los muertos! Caed, cosas apenas nacidas; Buques, id lejos de los puertos.
Pasad, pasad, noches profundas,Deshaceos, oh, viejos montes; Los calabozos, las tumbas, las olas, Proscritos o muertos volveremos.
Volveremos, multitud innumerable; Volveremos, por todos los caminos, Espectros vengadores saliendo de la sombra, Volveremos, apretando las manos.
Unos en sus pálidos sudarios, Otros todavía sangrantes, Pálidos, bajo las banderas rojas, Los huecos de las balas en sus flancos.
¡Todo acabó! Los fuertes, los bravos, Todos han caído, oh, mis amigos, Y ya se arrastran los esclavos, Los traidores y los viles.
Ayer, yo os vi, mis hermanos, Hijos del pueblo victorioso, Fieros y valientes como nuestros padres, Marchar, la Marsellesa en los ojos.
Hermanos, en la lucha gigante, Amé vuestro coraje ardiente, La metralla rugiente y tonante, Las banderas flotantes en el viento.
Louise Michel ¡A mis hermanos!
Pero su castigo fue el exilio a una colonia francesa, Nueva Caledonia, que solo acabó con el armisticio de 1880. Durante este periodo se dedicó a aprender la cultura y la lengua de la zona y a apoyar la guerra por la independencia de los canacas, puesto que pensaba que esta revuelta era una más de tantas para liberarse y acabar con la opresión. Casi diez años después, volvió a París.
Su vuelta implicó que volviese a dar charlas, que llamase a la insurrección, que incitase a la lucha por la libertad, por la igualdad, ya que esa maravillosa Revolución Francesa dejó en papel mojado los ideales que aclamaba y por los cuales se luchó. Empezó así un ciclo de lucha – cárcel – lucha – cárcel. Pero tras una atentado en el cual recibió un disparo (un atentado de tantos que había vivido), se refugió en Londres, dónde siguió con su deber y con su lucha, hasta 1895, cuándo volvió a París.
En 1905 se apagaba su vida y esta mujer, que fue la primera persona en llevar la bandera negra -símbolo anarquista actualmente- en una manifestación, dedicó su vida a la lucha y a transmitir mediante la palabra escrita, lo que pasaba, la situación desesperada de los obreros y las obreras, la opresión del Imperio, del dinero, en definitiva, cualquier tipo de opresión. Transmitió por escrito, dejando huella en nuestra memoria, decenas de poemas que actuaron como marcapáginas de una historia revolucionaria, de su historia, de la de Francia, de la de Europa.
Esta mujer, con su vida, sus ideales, sus ganas de hacer lo que sea por ellos aun cuando eso implicase poner su vida en peligro, es un símbolo de la lucha obrera y feminista. Un símbolo de la Comuna, y una inspiración para todos nosotros.
Quería hablaros sobre ella en este tema, pues fue una gran escritora libertaria, una gran persona que luchó por todos, y que dedicó su vida no tan solo a la revolución, si no también a la educación y a la escritura. A veces se cree que se tiene que ser famosa para ser considerada buena escritora, que se tiene que escribir obras que queden para la posteridad, pues si no eres una escritora mediocre. Pero no es así, y ella lo demostró. Era buena, pero por una u otra razón, sus escritos se quedaron en su entorno, en su movimiento. Posiblemente sea conocida por anarquistas y por comunistas, pero alguien como Louise Michel merece ser conocida y recordada por todos aquellos que ansiamos una sociedad libre, sin opresión alguna del Estado, de la Economía, de algunos sobre otros. La Virgen Roja se merece, como poco, que la conozcamos.
Golondrina que vienes de la nube tormentosa,
golondrina fiel, dime, ¿a dónde vas?
¿Qué brisa te lleva, viajera errante?
Escucha, quisiera irme contigo.
Lejos de aquí, muy lejos de aquí, hacia inmensas orillas,
hacia grandes rocas desnudas, hacia playas y desiertos,
hacia lo desconocido silencioso, o hacia otros tiempos,
hacia los astros errantes que se deslizan en el cielo.
¡Ah! Déjame llorar, llorar, cuando con tus alas
acaricias la hierba verde y cuando a los profundos sonidos
de los bosques y de los vientos tu respondes
con tu voz ronca, dulce ave de los mares.
¡Golondrina, golondrina de los ojos negros, te amo!
No sé qué eco de costas lejanas me llega a través tuyo.
Para vivir, ley suprema,
me hace falta, como a ti, el aire y la libertad.
Louise Michel
Bibliografía
Rocker, R. Louise Michel En Artistas y Rebeldes. Ed. Argonauta, 1922.
Webgrafía
· http://el-azote-del-tirano.blogspot.com.es/2011/11/louise-michel-la-primera-revolucionaria.html
· http://claseygenero.blogspot.com.es/2008/01/louise-michel-vida-de-una.html
· http://www.alasbarricadas.org/ateneovirtual/index.php?title=Louise_Michel
Amalia Cocco
Leave A Comment