¿Se imaginan que Javier Clemente hubiera sido  el seleccionador de la selección española de fútbol  durante el  glorioso mundial de Sudáfrica? Mejor no hagan el esfuerzo, no queremos que dejen de leer el artículo al tener que llamar a una ambulancia debido al pinzamiento de su columna sufrido por el escalofrío que la recorrería,  vértebra a vértebra.

Fuera de comentarios de dudosa gracias, esa idea inicial desembocaría en una sensación parecida a tener entre los dedos algo viejuno, rancio,  apolillado dentro del armario de la abuela en la casa del pueblo. Algo cuyo momento ya pasó. Una etapa quemada.

Pensar en que, Javier Clemente, ya no hoy en día sino incluso hace 5 años hubiera seguido siendo el seleccionador nacional nos trae a la mente todos los sinónimos recogidos en el diccionario de la RAE capaces de describir, aunque fuera mínimamente, la palabra fracaso.

Y no porque el fútbol del entrenador de Barakaldo fuera peor del desplegado por los chicos de Del Bosque, que lo era, si no por tratarse de un entrenador de otra época, un tipo que entró al servicio de la federación en el año 1992 y que, en esas circunstancias, 18 años más tarde siguiera siendo la cabeza visible del combinado nacional.

Y ojo, que el técnico vasco consiguió la clasificación para dos Mundiales y una Eurocopa cuando el hecho de estar presente era el objetivo. E incluso consiguió encadenar 31 partidos consecutivos sin conocer la derrota, hecho insólito en ese momento, batido posteriormente tanto por Luis Aragonés y Vicente Del Bosque. En pocas palabras, los hubo peores, bastante peores y luego Iñaki Sáez.

Pero el hecho es de que, con el nivel de presión y de exigencia que recibe el equipo nacional, es impensable que ese perfil de técnico hubiera sobrevivido 3 Eurocopas y 2 Mundiales más por mucho apoyo federativo que hubiera recibido.1

Y quizás, el hecho fundamental que respalde esa opinión ha sido el fuerte impulso y profesionalización, en términos estructurales, que han vivido los equipos de la Liga. Y claro, si los equipos han avanzado en su concepción y volumen de negocio, cómo no lo iba a hacer la federación.

Hoy en día, los jugadores, cuando están concentrados, suelen alternan la grabación de anuncios con los entrenamientos. Las agendas leoninas que deben superar son comparables a la de un presidente de gobierno. El objetivo es rentabilizar al máximo por parte de la Federación la presencia de sus figuras enfundadas con la elástica roja. El fútbol (como otros deportes) ha evolucionado a un deporte donde la imagen vale más que mil balones. Y la imagen del seleccionador, último responsable del proyecto deportivo, debe de estar acorde con la de sus jugadores, o al menos, con la que se quiere vender.

Clemente responde a ese perfil del hombre que lleva toda su vida en el mundo del fútbol y conoce la profesión. Para el que la idea del técnico está por encima de otros factores secundarios como la opinión pública. Descuidado en sus formas, no duda en echar mano de vivencias para defenderse de personajes a los que conoció 20 años atrás. Capaz de dar ruedas de prensa con menos ganas de hablar que Rodrigo Rato ante un juez, como de llenarla de más chascarrillos que un monólogo de Dani Rovira. Un Mourinho en su versión Alfredo Landa.

Idea que está a años luz del concepto de técnico actual. No solo que tenga un perfil público en las redes sociales (o que al menos sepa lo que son) y que interactúe con la prensa con toda naturalidad en las buenas y en las malas, sino que además no sea en detrimento de sus capacidades técnicas, psicológicas y de liderazgo para dirigir e interactuar con un amplio elenco de colaboradores que ultimen todos los detalles.

Ciertamente, Clemente fue una etapa del pasado de la selección, buena después de todo, e incluso básica para construir los cimientos actuales. Sin concebir la clasificación para las grandes citas como algo habitual no se hubiera pensado en ganarlas. Eso es incuestionable.

¿Y a quién le importa Clemente en el 2015 (aparte de a su familia)? Me podrán cuestionar ustedes.

Pues a las chicas de la selección femenina. Me explico.

Ignacio Quereda Laviña, es el actual seleccionador femenino absoluto. Nacido en el mismo año que Javier Clemente, 24 de Julio de 1950 en Madrid, tuvo una carrera profesional mucho más modesta que “el rubio de Barakaldo” (está claro que para algunos jugadores no había mucha imaginación para ponerles apodos), por llamarla carrera y profesional, ya que de las categorías inferiores del Real Madrid no pasó. Bien es cierto que logró dos oros en las Universiadas de Moscú 73 y Roma 75. De ahí pasó a los banquillos en los que deambuló entre la joven2  segunda división B y la tercera siempre en los grupos madrileños.

Hasta que en 1988 el delfín del fútbol español, el incomparable Ángel Villar, recién nombrado presidente, le recluta para dirigir la selección femenina, una sección que estaba introduciéndose poco a poco.

Y  desde aquel día han pasado 27 años. Casi ná.

Mientras Quereta era seleccionador nacional femenino ha visto desfilar por la sección masculina a Luis Suárez, Vicente Miera, el ya mencionado “rubio de Barakaldo”, José Antonio Camacho, Iñaki Sáez, Luis Aragonés y Vicente Del Bosque.

Un señor que además fue miembro del equipo técnico de la UEFA para la Eurocopa femenina de 2009 (¡gracias jefe!), cuyo mayor logro con la absoluta fue llegar a semifinales en la Eurocopa de… 1997. Aunque en 2004 se hizo de las riendas del equipo sub19 llegando a conquistar el campeonato continental. Escaso bagaje para un entrenador con 27 años de experiencia y cuyo mejor calificativo que recibe en su perfil de FIFA es el de “respetado técnico”.

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 Y si no es por mérito deportivos, ¿por qué está ahí?

Básicamente por comodidad.

El fútbol femenino es un deporte en desarrollo desde hace 27 años,  es decir, ha sido uno de los grandes fracasos del equipo federativo actual.

Lejos del circuito de televisiones, la Liga Nacional fue impulsada por la propia federación desde el mismo 1988 siendo un repetido fracaso.

En una continua búsqueda por la entrada de equipos masculinos que muevan aficionados a los partidos, la Liga ha vivido diferentes formatos y nombres. Resultar atractivo para un club de primera ha sido la principal obsesión, comprometida con el escaso nivel de gasto que pueden afrontar los clubes ya participantes y que no son secciones de ningún otro club.

Y no se sabía qué hacer. Lejos de seguir una línea más lenta pero a la vez más sensata, de trabajar con el deporte base haciendo competiciones atractivas para las niñas, se prefirió buscar el fichaje de jugadoras mediáticas (hola, Mirene Domingues, exmujer de Ronaldo) aunque supusiera la entrada de las revistas del corazón y de un público que despreciara al deporte en post de la frivolidad.

Cuando una Liga no está desarrollada, ¿qué presión hay sobre la selección? Pues la que los propios integrantes de ella decidan, y está claro que por parte del seleccionador no va a ser.

Sin ser reconocidas a nivel nacional, las chicas de nuestra selección, deben buscar sitio en otras ligas para encontrar escenarios más competitivos, en los que el fútbol sea el principal aliciente. Los partidos que juegan como locales se disputan principalmente en campos de la comunidad de Madrid, ya sea en las propias instalaciones de la federación o en campos de Fuenlabrada o de Collado de Villalba, únicamente disputando el partido frente a Macedonia en Logroño, teniendo en cuenta la fase de clasificación para este mundial.

Si la selección no recorre todo el mapa, ¿cómo va a enganchar al espectador?  Si el público no conoce a sus jugadoras ¿Cómo va a animarlas? Sin plan de marketing que intente aprovechar el seguimiento millonario que tiene el balompié masculino, el femenino languidece por muchos logros que obtenga.

Evidentemente el gancho comercial de Vero Boquete, pese a haber ganado una Champions femenina con el Frankfurt y jugar la próxima temporada en el Bayern Munich, no es el mismo que el de Casillas o Iniesta, pero puede llegar a ser similar al de otra fabulosa pionera como fue Amaya Valdemoro para el baloncesto.

Después de la polémica surgida tras la eliminación del mundial, debido al escrito firmado por las 23 componentes del equipo que ha disputado, por primera vez en la historia, el Mundial de Canadá, los únicos argumentos eximidos por el seleccionador son del tipo “yo no soy el que mete los goles” o “faltó suerte” o “intentaremos mejorar la previsión y preparación de un Mundial”.

Pese a que no es el primer incidente con su plantilla (ya tuvo problemas con el equipo semifinalista en el Euro del 97) las chicas no reniegan de la etapa vivida, lo que piden es que se mire al futuro con otro aire, de una manera mucho más profesional y que acceda al cargo un profesional más ducho en las técnicas actuales que les permita crecer como jugadoras.

Un hombre que cuando es cuestionado por la longevidad en el cargo lo único que argumenta es que antes de él no había nada, no debería ser la persona más indicada para enfocar el futuro y aprovechar una gran generación que sirva como impulso final.

Nadie espera que hubiera algo antes de Quereda, lo que esperamos es que haya algo después.

Carlos Sabaca (@casabaca)

1 Recordemos que pese a caer estrepitosamente en la fase de grupos del Mundial de Francia del 98, siendo Miguel Ángel Nadal e Iván Campo la dupla de mediocentros titulares del equipo frente a la Nigeria de Finidi George, tuvo que esperar a perder en Chipre,  en el primer partido de clasificación para la siguiente Eurocopa de Bélgica y Holanda, para perder su puesto de trabajo.

2 Fue creada en 1977.