Gracias a los éxitos cosechados en los últimos 15 años, como el reciente campeonato de Europa, el jugador de baloncesto español vende fuera de nuestras fronteras. Un perfil muy deseado que mezcla competitividad y esfuerzo a partes iguales. Un jugador inteligente dentro de la pista que antepone el equipo a su figura. Un currante con calidad.
Pero por encima de todas estas bondades, la principal característica del jugador español es el amor que siente a este deporte. Un amor que, como cualquier otro, puede llevar a hacer locuras por él. Un amor que produce un erizado de bello constante y esas clásicas mariposas en el estómago cada vez que se salta a la pista a hacer lo que se quiere. A demostrar el amor que se tiene dentro en cada rebote, en cada tiro o en cada grito nervioso.
Como un enamorado más, Guillermo Sánchez Daza, ha hecho locuras por este deporte. Después de una primera estancia en la cantera del antiguo Caja San Fernando, este joven sevillano, fue quemando etapas en equipos locales hasta que lo repescaron para el juvenil. Una mala lesión de rodilla le hizo concentrarse en sus estudios hasta que una beca Erasmus le dio la oportunidad de probar el baloncesto amateur italiano, en Roma. De allí a Inglaterra donde disputó la temporada 14-15 en un equipo de la segunda división.
Y de ahí a tener la ocasión de disputar la Leb Plata con el ilusionante proyecto de Baloncesto Morón, en lo que es su mayor desafío hasta el día de hoy bajo las órdenes del ACB Javier Fijo.
Con él charlamos desde Distopía para que nos contara su odisea en esta relación de tira y afloja con este deporte, para que nos cuente lo que supone a un joven tener que estar fuera de su país para trabajar de lo que desea y para que nos otorgue una visión más próxima del baloncesto semiprofesional español, que precisamente no se encuentra en su mejor momento ante el comienzo de una nueva temporada cargada de ilusión.
Sabemos que te encanta “la gran belleza” y concretamente una de sus frases…
“No me puedo permitir perder más el tiempo en cosas que no me interesan” Es una buena frase que hombre… representa que las cosas hay que hacerlas porque realmente se cree en ellas y porque te gusten. Perder el tiempo en cosas que no interesan…
Hombre, eso te ha llevado a ti a dar todas las vueltas que has dado, de momento, por el baloncesto.
Si, a partir del baloncesto, que es realmente lo que me gustaba. Eso y bueno… todo parte de que mi hermana éramos muy diferentes de chicos. Mi hermana era la típica que quería salir fuera y ha aprovechado un montón de becas para viajar al extranjero mientras que yo era un poco más reservado.
Más casero…
Si, al principio era más del tipo prefiero estar en casa con mis padres, vivir en Sevilla, con mis amigos y ahora, una vez que sales y ves diferentes cosas, la autonomía, las cosas de vivir sólo y arreglártelas por tu cuenta…
La independencia…
La independencia, que luego se echa de menos. A nivel de experiencia y personalmente me ha aportado mucho.
¿Cuánto tiempo has estado entonces fuera de Sevilla?
Yo estaba en mi tercer año de carrera y pedí una Erasmus para el cuarto. Me la dieron y terminé la carrera en Roma. Lo que hice es intentar compaginar ese último año la vida del estudiante, la vida Erasmus (risas) con la vida del deportista mientras jugaba en un equipo de Roma. Luego me surgió la posibilidad de quedarme un año allí… A ver, realmente no quería dejar el baloncesto. No creo que sea incompatible hacer una Erasmus con practicar tu deporte, a más o menos nivel, pero se puede hacer todo si realmente te gusta. Se puede sacar tiempo. Además hay algo muy importante, el baloncesto me ayudó con el idioma sobre todo, porque aunque el italiano con el español se puede entender, lo que te ayuda de verdad es sumergirte en un grupo en el que nadie hable tu idioma y tengas que expresarte como sea para que te entiendan. O me comunicaba o no jugaba.
Lo bueno de eso es que de las broncas no te enterabas de la mitad…
Si bueno, a veces pensaba que no iban conmigo. A lo mejor se la están echando al otro, que tampoco me he enterado con quien va. Pero, retomando, tuve la oportunidad el segundo año de desarrollarme, de estar de profesor de educación física en un colegio. No era en Roma exactamente sino en la periferia cerca de Ostia, entre la playa y Roma. Yo vivía en el centro, me pegaba hora u hora y media para llegar. Sabiendo que yo había terminado la carrera y tal, pues me dijeron que querían que fuera cogiendo experiencia y que estuviese con ellos un año más. Fueron años diferentes. El primer año fue con menos preocupaciones de estudio con la beca Erasmus…
De “estudio”…
Hombre, no sé. Es verdad que de Erasmus te lo pasas muy bien, es un año especial y diferente pero yo realmente al unirla al baloncesto tampoco pude vivir los típicos viajes de fin de semana a visitar Florencia, Pisa y Luca, por ejemplo. Yo eso no lo podía hacer.
Y como se llega a contactar con un equipo italiano, ¿alguna prueba?
Pues realmente cuando supe que me iba a Roma contacté con Juanma Rodríguez, hermano de Nacho Rodríguez, que ha sido organizador de cantera en Unicaja y lleva como una organización de representantes de jugadores. Él me paso un contacto que tenía en Roma y a partir de ahí hice una prueba, más bien un entrenamiento, y me dijeron que volviese. Poco más. La verdad es que la experiencia fue muy buena. Con los compañeros muy bien. Tenía mi círculo de Erasmus y aparte el círculo del equipo que me ayudaba mucho, principalmente con el idioma como dije.
Quizás sea la mejor forma de aprovechar esas becas…
Mira, si te vas a Polonia, en un año puede que no te dé para aprender polaco. Pero si te vas a Italia y te lo curras, en un año si estas dentro de un círculo italiano puedes tener el idioma controlado. El principal problema es que los Erasmus españoles van a juntarse con gente española y termina siendo como estar aquí y hay gente que al final de año no tiene ni idea de italiano. Es una pena porque no solo es lo típico que se ve de subir fotos de fiesta sino integrarte en un grupo y aprender la cultura.
Todo lo que sea a nivel de grupo terminas compartiendo muchas cosas. Viajes o, por ejemplo, cuando estás puteado en un entreno y ves al de al lado igual de puteado pues se crean vínculos. Al final es lo que te llevas y sirve de mucho.
Lo que pasa es que llama la atención, que siendo un deporte que une tanto, luego las plantillas van cambiando mucho de un año a otro.
También depende de las circunstancias del equipo, de la organización, de lo que se apueste por un grupo. Muchas veces el problema de la química de los equipos es porque no se le da la oportunidad a ciertos grupos. Si un equipo, un año, no funciona y cambian al entrenador y a seis de la plantilla por lo que cada año terminas haciendo un grupo nuevo. Está claro que hay diferentes políticas de club, pero si tú apuestas por una de hacer grupo y tal, no debes rendirte a la primera. Que también comprendo que es un negocio y si no funciona habrá que cambiar las cosas.
Llama la atención también que cuando un equipo hace un año malo al año siguiente lo tiene que rehacer por las exigencias del día a día, pero si se es modesto y lo hace bueno tampoco lo pueden mantener porque la diferencia económica de estar en equipos punteros hace prácticamente imposible de rechazar sus ofertas, ¿ocurre lo mismo al nivel en el que te mueves o pesan más las circunstancias personales?
Hombre, creo que hay una diferencia entre lo que es el nivel ACB o cualquier equipo de primer nivel con el semiprofesionalismo que, en realidad y aunque depende también de muchos factores, no lo hace principalmente del tema económico. En el baloncesto nacional, ahora mismo, con lo que te dan puedes sobrevivir pero no por ello eres profesional. Hay mucha gente que recibe x pero luego tienes unas rutinas profesionales que no se ajustan a lo percibido. Después, por ejemplo si Satoransky hace un buen año en el Caja y se lo lleva el Barça pues es por motivos económicos. Claro, pero en los niveles que nos movemos en el semiprofesionalismo priman muchas más cosas antes. Que estés en tu casa prima antes que irte a un pueblo del norte por 200 euros más o tus compañeros, estar cómodo con gente que conoces también ayuda.
Porque además tienes experiencia en casi todos los niveles del baloncesto español, ya que estuviste en la cantera del Caja…
Sí, yo hice además casi todos los deportes. Yo he hecho INEF porque he practicado casi todo. Llegó un momento que era portero de fútbol, hice natación y llegó el baloncesto. Me metí en el baloncesto porque mi madre me dijo o baloncesto o natación y la verdad es que la natación no me gustaba. Me metieron en la escuela del Caja y después del colegio Nuestra Señora de los Reyes, en la calle Calatrava, que estaba cerca de casa. Iba a entrenar allí ya que había vinculación con el Caja. Todos los becados del Caja estudian allí. Desde allí minibasket del Caja e infantiles. Como en aquel momento no percibía que mi vida fuera a ser el baloncesto terminé jugando en otros equipos como el Club Náutico donde me reuní con descartados del Caja y formamos un grupo de amigos que aun nos vemos. Así estuve unos años hasta que cumplí 17 cuando José María Mena me llamó para decirme que estaba haciendo un equipo junior que competía en EBA en Alcalá. A partir de ahí, fuimos al campeonato de España. Fue una experiencia muy bonita porque te enfrentas contra jugadores que ahora mismo están ahí como Mirotic o Josep Franch. Tener la oportunidad de competir contra los mejores. Yo encima que no tenía ni idea de lo que quería hacer. Fue una experiencia bonita.
Además, en esos niveles las canteras tienen bastantes extranjeros fichados, que se podría decir que son equipos hechos a la carta.
Bueno, al final son políticas de cantera o de club. En su momento cuando tenía 13 o 14 años pensabas, otras si me dieran una beca para irme… pero ahora, cualquier niño de 12 o 13 años que traen que no está ni formado, siendo una apuesta bastante grande, lo mueves de su entorno familiar y lo metes en una dinámica profesional de la que quieres sacar un rendimiento hace que se pierda lo fundamental que es que se divierta jugando al baloncesto. Hay niños que no se divierten.
Es que luego destaca la sanción, de la temporada pasada, recibida por el Barcelona de fútbol por fichar chicos de otros países para su cantera cuando eso en baloncesto lleva muchos más años haciéndose y no ha pasado nunca nada.
Sí, pero a ver, los niveles económicos a los que se mueve el fútbol no tienen ni punto de comparación con los que se mueve el baloncesto. El baloncesto no mueve tanta atención. Y eso que no es que sea minoritario y viendo, por ejemplo, vuestra entrevista a María Pujol sobre triatlón, es que hay deportes a los que no aporta nadie, ya no poco, sino nadie. Hay un gran escalón entre el fútbol y los demás deportes, como ocurre en otros países, el baloncesto podría denominarse el segundo deporte o uno de los más importantes pero es que hay otros que son totalmente desconocidos. En la carrera he coincidido con compañeros de natación que van a la selección a nivel europeo que no han recibido ningún tipo de ayuda o de beca y sin embargo, sin ánimo de comparar concretamente, un jugador de tercera o cuarta categoría de fútbol recibe muchas más ayudas.
Ahora porque hay crisis, pero en tercera se ha llegado a ganar mucho dinero para el nivel del que estamos hablando.
Sí, y realmente en comparación la atención que se le presta a un deporte con la ayuda que te dan no creo que sea lo adecuado. Hay muchas disciplinas, gimnasia, natación,… todas las que requieren una dedicación plena y absoluta que realmente no reciben ningún tipo de ayuda.
Desde fuera, se ve tan difícil dedicarle tanto tiempo a ser profesional en deporte en el que el margen de beneficios es tan pequeño, por tu experiencia… ¿En España es rentable ser profesional? Pero claro si llegas y eres Mirotic o Gasol es rentable, no te digo, pero cuando tienes 13 o 14 años que te debes aclarar si sigues o no pese a no ser edad para decidir nada, ¿Qué piensas acerca de eso?
Hombre, yo lo tengo bastante claro. Por lo que he visto, no sé si será por los padres o por el propio chico, niños que se crían en un entorno que lo dan todo por un deporte con la única meta de ser profesional cuando realmente con 14 o 15 años no sabes los giros que puede dar la vida. Conozco a gente de la cantera del Caja o cantera del Unicaja, o de otros sitios, que han apostado todo por el baloncesto y luego este no le ha reportado nada después. Son personas que no han estudiado nada más a allá de la ESO porque cuando te metes en una dinámica profesional es muy difícil hacerlo compatible con cualquier estudio. Mirotic hay uno entre cien mil. Yo he tenido suerte, porque por mis padres o por mi entorno, siempre lo he tenido bastante claro. Si no estudiaba no iba al baloncesto o si no aprobaba no jugaba. Sabía que el baloncesto solo dura ciertos años y no quería llegar a los 35 años y decir que has hecho en tu vida. Intento siempre compaginar las dos cosas. Es duro porque tienes que renunciar a muchas cosas pero se puede hacer. Apostar ahora mismo por cualquier deporte con 13 o 14 años es una autentica locura.
Además que se corre el riesgo de convertirse en un juguete roto.
Es que después no has estudiado, lo único que sabes es jugar al fútbol y con 35 años cuando no puedes hacerlo más, ¿qué haces? Te vas dando cuenta en los equipos en los que vas jugando y te preocupa. Gente con la que convives y tal y te dice que se dedica solo al baloncesto. Es importante que el entorno haga ver que es solo ocio, al mayor nivel de competitividad pero sin dejar de lado otras cosas. Es lo que he intentado siempre y hacer algo de preparación física que es lo que me gusta.
Porque tú tienes la titulación de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Olavide, ¿no?
Si, terminé la carrera en Roma, como dije antes.
Y te coincidió con una lesión.
Sí, en el campeonato de España jugué un ataque y una defensa y me rompí el cruzado. Tuve un año de recuperación. A partir de ahí vi que realmente lo importante era la carrera. Quizás ese primer año universitario difícil, porque llegas de bachillerato a un entorno nuevo, pude centrarme solo en ella. También, los años antes de irme a Italia no jugué a un gran nivel porque era lo único compatible con la carrera en ese momento. Y una vez que la terminé sí que he ido buscando lo máximo posible y siempre divirtiéndome.
¿Hay mucha diferencia entre el deporte en Italia o en Inglaterra, donde has estado, y el de aquí?
Yo en Italia, donde estuve, no tuve la sensación de estar en un sitio extranjero.
No solo a nivel cultural sino a niveles de preparación, de especialización, organizativos, a estos niveles.
En la serie C, que es donde jugaba yo, realmente no cambiaba mucho lo de aquí con lo de allí. Si tuviera que decir algo, quizás un poco menos de respaldo de seguridad médica. Si te pasaba algo caías en el limbo, nadie te cubría, no tenías un fisio… era algo más precaria la situación. Tampoco me moví en círculos más profesionales.
¿Y en Inglaterra?
En Inglaterra, el nivel de estructuras es una de las cosas de las que me quedé más impresionado.
También jugaste allí en una división superior…
Si en Italia jugué en lo que era la tercera o cuarta y en Inglaterra en lo que era la segunda. Y a nivel de estructura, de pabellones, gimnasios, colegios públicos… allí había uno que tenía hasta piscina. Hay complejos deportivos que aquí son inimaginables a nivel público.
Echando un vistazo a las webs del Reading, que es donde jugaste, o de la liga, lo que más desprenden es ilusión por hacer del baloncesto un deporte importante, ¿notaste esa atmósfera?
Allí el baloncesto es minoritario, detrás del rugby, detrás del fútbol por supuesto y del cricket ahí ahí. Allí realmente se está trabajando con ganas de mejorar. Bastante bien. Está creciendo y en desarrollo y se verá más en los próximos años a las categorías inferiores, a nivel europeo, más ingleses con becas en universidades americanas. Es un deporte en desarrollo allí.
Es más, a un compañero tuyo de Reading le habían dado una beca en Murcia para esta temporada.
Si, Matt (Davis). A ver, Manu Peña, mi entrenador la temporada pasada allí, es entrenador nacional va a los cursos de entrenadores aquí, hace cosa con la federación, y mediante él el Reading tiene un vínculo con le UCAM Murcia. Y lo típico, jugador español que quiera aprender inglés va para allá y el inglés que quiera aprender español va para Murcia, se hace como un intercambio. Y Matt, un chico que lleva allí bastante tiempo en Reading y han trabajado muy bien con él le han dado la oportunidad de jugar en EBA.
Quizás, como dije antes, una de los aspectos más destacables es la ilusión por mejorar, cosa que contrasta con la especie de depresión organizativa que desprende el baloncesto español a raíz de la crisis. ¿Es posible que España haya vivido su tope en cuanto a equipos y a organización después del mundial de Japón?
Hombre, el mundial de 2006, realmente, nos ha ayudado mucho a nivel de desarrollo de baloncesto a nivel nacional y para que un español fuera está muy bien visto. Lo típico, hace 15 años fichabas un yugoslavo y era la caña, mientras que ahora los españoles, gracias a la selección nacional, tenemos un pedigrí fuera que hace que de primeras fuera, eres español. Podrás ser mejor o peor pero entiendes de qué va esto. Eso hace que se les den más oportunidades a los entrenadores y jugadores y se pueda implantar lo que se aprende aquí, que tenemos muy buen baloncesto pero no tenemos medios necesarios, allí donde si los hay.
Es que parece que el baloncesto de segundo nivel está sumido en una depresión importante. Con la cantidad de equipos que han desaparecido, los problemas para completar divisiones, el tema del canon…
Sí, bueno, ahora todo el lio del verano con Orense y con Burgos que lleva subiendo unos años seguidos…
Claro, ese tipo de cosas para que luego nos encontremos otros Obradoiro dentro de unos años, ¿qué opinas sobre todo eso?
Realmente no sé, tampoco me gusta mucho hablar de las cosas que no controlo 100% pero más o menos tengo una idea. La federación al final, entre una cosa y otra no da con la tecla para hacer una competición que sea, ya no divertida, pero sí que tenga un cierto nivel de rivalidad o competición. En el sentido de que un equipo que sube durante 4 años a ACB y no puede por un canon… es como pasa en Inglaterra, la primera división son franquicias. Y es que la ACB parece lo mismo. Es decir, tú subes a ACB y tienes que pagar un dinero importante y como está la cosa, con entidades públicas en quiebra, sin patrocinadores, con empresas privadas que tienen lo justo para subsistir, ¿quién pone el dinero?
Como jugador, la percepción de que la liga ACB que se ha convertido en una liga de franquicia debe ser clara hoy en día, ¿no?
Ya no es el llegar a ACB, sino que en todas las categorías inferiores la posibilidad de ascender o subir de nivel, ganándotelo en lo deportivo, que por un tema económico no pueda ser viable, a un jugador le quema. Qué motivación se puede tener. No me quiero ni imaginar a los del Burgos, si fuera jugador de allí hubiera dejado el baloncesto hace…
Sin ir más lejos, aquí en la provincia de Sevilla tenemos varios casos, equipos que ascienden deportivamente pero luego no puede reunir el dinero para jugar.
Hace unos años todo el mundo tragaba con las tasas de la federación, que en el fondo es un negocio. Quieren imponer unas tasas y al final por un lado o por otro este modelo actual no es viable.
Al hilo de eso, después de lo que ha pasado con el Baloncesto Sevilla, que ha tenido que volver La Caixa porque no se encontraba nadie que pusiera dinero y con negociación del ayuntamiento de por medio. Después llega TV1 vendiendo la liga pero las canchas están vacías, luego nadie la consume haciendo unas audiencias pírricas que no llegan en algunos casos a los 70.000 u 80.000. Es obvio que el modelo de negocio falla, ¿Qué percepción tienes tú que le falla, ya no al deporte, sino al negocio?
Hay diferentes formas. Hace poco me impacto la noticia del campeonato sub 16. Bosnia ganó el torneo y 100.000 personas salieron a la calle a celebrarlo. Es seguir el baloncesto de forma diferente. En Sevilla, no sé por qué, que un equipo que ha estado durante 27 o 28 años seguidos en ACB y no haya conseguido mantener una afición con, digamos, un gen Baloncesto Sevilla es un problema.
Y, ¿por qué?
No domino el tema, pero lo que puedo intuir es que la competencia con el futbol es bestial. Con dos equipos punteros, que tienen casi 100.000 personas entre abonados, que se llevan mucho tanto para el baloncesto, como para cualquier deporte, es difícil. Yo lo achaco al fútbol en primera instancia y después que no se ha sabido, después de años de subcampeonatos ACB y ser el segundo equipo del país compitiendo con Madrid y Barcelona, conseguir afianzar un buen equipo, con la población que tiene Sevilla y lo que le gusta a la gente el baloncesto, con una afición propia.
En aquella época estaba el pabellón lleno.
Se perdió la oportunidad de fidelizar a la gente. Yo no he estado en 3 años aquí, pero algun amigo que ha ido un martes por la noche a un partido de Eurocap, en un pabellón que puede tener capacidad para unos 7000 llegarían a 200 personas. Es muy triste. Espero que todas las protestas que se han hecho para tener baloncesto en Sevilla, sean para luego contribuir y sacarse el abono. Hay que apoyar a la entidad si lo que queremos es baloncesto a Sevilla.
Volviendo a tu carrera, ¿cómo se consigue gestionar un fichaje a estos niveles, tú en Italia y te ficha un equipo de Inglaterra? Porque agentes…
Agentes, propiamente dicho, en el semiprofesionalismo no existe. Hay personas que te buscan pruebas pero que realmente no gana nada contigo, porque no hay sueldos para sea posible.
Claro, porque como encima te pida un 10%…
Claro, que le voy a decir… 10 euros te doy… (risas). En estos niveles tienes que moverte, tú terminas siendo tu propio agente. Cuelgas un video en Youtube, con los highlights, y te lo gestionas tú porque ganas para sobrevivir. El baloncesto profesional siempre digo que es para los superdotados. En el semiprofesionalismo lo gestionas tú, te pones en contacto tú porque a nadie le compensa hacer ese trabajo por ti.
Entonces, el fichaje por el Reading, tú sabias que buscaban jugadores o querías jugar en Inglaterra, mandaste algún tipo de currículum…
Fue un proceso de varias cosas. Yo estaba trabajando mi segundo año en Italia y la verdad es que fue bastante duro. Trabajaba muchas horas y en ese momento, típica depresión post Erasmus, no quería volver a mi casa bajo ningún concepto. Tenía 21 años y allí quizás se aprovecharon un poco de eso aunque aprendí mucho. Me sentía muy a gusto pero la situación laboral era completamente irregular, ni tenía contrato ni me pagaban como debían. Me quemo que no me diesen el dinero al mes o que y tuviera que preguntar por él. Y para colmo el final que no me pagaron el último mes y medio de trabajo utilizando ese dinero para que volviera el curso siguiente. Ese fue el factor decisivo para irme.
Y aparecieron los ingleses…
La verdad es que a mis padres y a mis amigos los vuelvo locos todos los veranos porque no sé lo que voy a hacer o donde voy a terminar, no disfruto de los veranos porque claro, me agobio al no tener claro si me quedo aquí o me voy fuera. Y como me agobio yo, mi padre también. Y nos pusimos a buscar cosas. Descubrimos a Manu Peña que es un entrenador que, pese a que me estaba moviendo en ligas de peor nivel, me dio la oportunidad. Contactamos con él para una prueba y me quedé. La verdad es que me vino bien porque después de dos años en Italia, por cada palabra de italiano se me olvidaban dos de inglés. Creía que tenía mejor nivel de inglés y cuando llegué no entendía nada. Cuando se me ocurría algo que decir habían cambiado de tema. Es un poco lo que dije antes, hay que darle tiempo a los sitios. Está claro que como vas a estar en casa no vas a estar en otro sitio, pero cuanto más diferente es más me llama la atención. Así que no se si me quedaré aquí o me iré a Filipinas…
Hablando de Filipinas, nos han contado una historia acrca que te uerían nacionalizar y mandar a jugar al baloncesto allí…
(Risas) eso forma parte de esos veranos locos que no sabe uno donde vas a terminar… Allí en Italia, el que llevaba el bar era filipino y me vio jugar y me decía “vente para Filipinas”, “aquí en Europa no haces nada”, “allí son todos bajitos y tu marcas la diferencia” y me dio contactos de gente de allí. Me dijo “vete a estudiar matemáticas, lo que sea” (risas), “tienes que dar un año universitario”. Fue un poco locura. A mis padres les doy un disgusto cada vez que le llego con una idea de esas.
Tiene que ser difícil compaginar la vida personal con todo lo que llevas contado…
El baloncesto lo que me ha dado es la posibilidad de vivir en muchos sitios, de vivir experiencias, a nivel de dinero no pero si el sobrevivir y es la herramienta, la vía para todo eso. A nivel personal no sé, la gente que me conoce sabe que yo soy así, desde que me fui me planteo año a año, este año estoy aquí y disfruto de las cosas aquí y después lo que pueda salir será otro verano loco de ver donde termino. Pero hombre, es complicado porque la gente sufre mucho. Mis padres me preferirían tener aquí pero entienden que me pueda salir cualquier otra cosa.
Así que podríamos decir que se compagina regular.
Si tú te tomas el baloncesto en serio, es una dinámica muy exigente. Es muy difícil compaginarlo con salir una noche, ya no solo por los horarios de los entrenamientos sino porque es importante descansar en casa. Tus amigos se van de fiesta y tú no puedes ir. Tu novia te dice de ir al cina a la sesión golfa y tampoco puedes ir. Son sacrificios, tu das muchas cosas al baloncesto y él te lo puedes devolver o no.
Una maldad, ¿los deportistas ligan? Dicen que son famosas las fiestas en la Villa Olímpica. Dicen que hay una especie de fuente de preservativos….
Si y que faltaron… yo también lo he escuchado.
Ahora ya fuera de esa gracia, siendo deportista y jugando al baloncesto, ¿se liga?
A ver, cuando se sale en grupo, no sé si por simpático o no pero por llamar la atención seguro. Un equipo de baloncesto que sale y que son cinco tíos de más de dos metros y que están en la discoteca y que se ven, es el primer paso para que hablen contigo. Después ya cada uno… En Reading la gente te conocía, lo cual es el punto bueno y el punto malo, porque te conocen y cuando se ganaba se acercaban para decir que buen partido y cuando se perdía te quedabas encerrado en casa.
El que está metido en este mundo, del baloncesto, está sujeto a las ofertas que puedan llegar o las oportunidades que puedan surgir…
Si, el baloncesto en general es sacrificio a todos los niveles. Como semiprofesional tienes la misma rutina que los profesionales pero sin recibir ni la mitad de la mitad. Ese es realmente el problema.
En Inglaterra estuviste en un equipo top de a segunda división, en Reading, que habían ganado títulos de liga y de copa.
Si (risas), de hecho nosotros fuimos la generación que no ganó nada… nos ganaron en la final de la copa…
Pero fue meterse en la dinámica de un equipo profesional. A nivel táctico, de entrenamientos, compartiendo vestuarios con americanos…
Si, allí me dedicaba solo al baloncesto, 100%. Intentaba compatibilizarlo con un trabajo de preparación física en el mismo colegio donde entrenábamos dando clases de baloncesto en inglés a niños ingleses. Fue un año a nivel de exigencia física muy duro. De dinámica completamente profesional.
Con compañeros que venían de universidades americanas.
Allí tenían dos huecos para dos americanos de universidades que querían dar el salto a Europa. Inglaterra es el sitio top preferido para los que no tienen hueco en otro países.
Y la exigencia táctica. Porque en este deporte a poco que pases de una pachanga entre amigos necesitas nociones tácticas.
Tenía un profesor en atletismo, Pepe Lorente que decía que la diferencia a alto nivel son los detalles. Recibir un metro más pegado a la línea de fondo hace que sea un tiro solo o que sea un tiro punteado. Realmente, en el deporte a alto nivel, las concepciones básicas lo puede tener todo el mundo pero son los pequeños detalles que se pulen durante toda la temporada son lo que te hacen convertirte en el jugador que puedes llegar a ser.
¿Y a ese nivel también tenías scouting de los rivales? En plan, ten cuidado con este tío que suele salir a la línea de tres a tirar cada vez que puede…
Si, si, yo nunca había hecho scouting. En Italia te lo decía boca a boca en el momento. Pero en Reading, si el entrenamiento era a las ocho, a las siete quedamos y nos cascamos treinta minutos de scouting, que puede ser bueno o malo. Porque para tener una concepción de saber contra quien estas jugado está bien pero no basarte completamente. En una dinámica profesional que vives por y para eso es un detalle que marca la diferencia.
Además con un entrenador que da charlas en cursos de entrenadores debía ser muy metódico.
Manu Peña es una persona que sabe muchísimo de baloncesto. A nivel táctico es de los que más saben y nos hacía clinics después de los entrenos. Luego, por problemas de inglés no sabíamos lo que hacer, tácticas que nos superaban… pero es el entrenador que más me ha enseñado. Se lo dije al final, lo que he mejorado ese año allí no lo hubiera hecho 3 en Italia.
Y este año te queda otra peoná con Javier Fijo.
Estoy teniendo la suerte, independientemente de ser profesional o que te dé de vivir el baloncesto o no y teniendo en cuenta que quiero dedicarme en un futuro al baloncesto a nivel de preparación, de aprender de Javier Fijo, entrenador ACB, que tiene un nivel altísimo y que te hace ver las cosas muy fáciles.
Y en Morón supongo que muy ilusionado todo el pueblo. Tener un equipo Leb Plata hace 10 años podría resultar casi impensable.
Es algo histórico. El baloncesto se vive de una forma diferente. Va mucha gente al pabellón.
Además ahora hay que adaptar algunas cosas a ese nivel, por el ejemplo el cambio de superficie en el pabellón.
El club tiene un pabellón en consonancia de las divisiones en las que se ha movido siempre así que al dar el salto al profesionalismo que está regido por una serie de requisitos fundamentales pues ha tenido que cambiar el parqué, las canastas…
De hecho, hay equipos en pretemporada que no han querido jugar allí hasta por la superficie.
Claro, hemos intentado cambiar el calendario para jugar los 2 o 3 primeros partidos fuera para tener tiempo a cambiar el suelo. Además de jugar algún amistoso fuera, en San Pablo… la verdad es que me hace bastante ilusión jugar en Morón esta temporada. Además poder medirte en pretemporada a equipos de Leb Oro como Melilla, jugar contra Hernandez-Sonseca, un tío que veías por la tele y poder estar ahora ahí es un lujo.
Algo que cuando te rompiste los ligamentos no podías ni imaginar, supongo. De decir adiós al baloncesto a jugar en Leb Plata…
Claro, claro. Una lesión te marca mucho. Una lesión de larga duración como es el cruzado, con el periodo de rehabilitación y tal, la puedes tomar de dos formas. Dejarlo, sobre todo a personas que en ese punto de su vida no les merece más la pena. O verlo desde fuera, como me lo tomé yo, ver más partidos, lo puedes considerar como una opción para mejorar. Mejorar el físico y volver mejor que antes.
¿Qué te impulsa para hacer esto todos los días? Profundizando un poco más, porque aunque en cierta forma lo has ido respondiendo durante la entrevista, tu día a día no es fácil. Por la mañana con el caja ahora vete a Morón que habrá una hora de camino… ¿qué has ganado con esto y qué te has podido dejar por el camino?
La primera cosa que es lo fundamental es que lo hago porque me gusta y me divierto que creo que es lo más importante porque luego ves personas que cada entrenamiento es un infierno que quieren terminar ya. En formación, como comenté antes, lo que hay que conseguir con los niños es que les guste el baloncesto y que se interesen por él. Que no se convierta en tu vía de escape. Yo lo hago porque me gusta y porque me divierto mucho jugando y en el momento en que no me divierta no lo haré más o me buscaré una cosa que me motive más. Todavía tengo 24, y aún no ha llegado ese momento en la que me interese hacer más otras cosas. Cuando llegué pues me lo plantearé.
Y el punto negativo.
Sacrificio, yo he dado mucho por el baloncesto me ha quitado de muchas cosas. Mis amigos me lo dicen. Me he tirado seis meses sin verlos pero luego he vivido cosas que no podría haberlo hecho sin este deporte. Al final es que te merezca la pena. Está claro que he perdido cosas. Algunas relaciones con personas se pierden otras se recuperan… es complicado. A mí me ha merecido la pena pero luego ver gente que lo pasa mal y otra muy muy mal.
Has dicho antes que querías dedicarte a esto, ¿cómo? Es complicado que no se acabe dando clase…
A mí es que el deporte ha sido siempre mi vida. O sea, ha sido mi forma de hacer las cosas, de entenderlas y de cómo hacerlas. No hay gran diferencia entre lo que hago y lo que quiero hacer en un futuro. Quiero estar jugando al máximo nivel con el máximo de experiencias posibles y luego, como estoy haciendo por las mañanas que estoy empezando, aprender de los mejores para hacer preparación física relacionado con le baloncesto.
Y, ¿escalar un poco más? ¿Te ves en una división superior? O ya no te ves. Y no hablamos de entrar de ACB porque es un mercado muy cerrado dentro del jugador español, con los temas de los cupos.
Paso a paso, es mi primer año en Leb Plata, no sé cómo es el nivel. Entonces, la competición termina poniendo a cada uno en su sitio. Ir mejorando día a día, concentrarme en eso y lo que venga vendrá.
Carlos Sabaca (@casabaca)
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