Volvemos de nuevo con una nueva entrega de Guerreras del siglo XXI. Para esta ocasión, tenemos reservado a nuestros lectores una entrevista muy especial. Nuestra entrevistada es Cristina Morales. Quizás por el nombre no les suene, pero les invito a que pongan en Google “Cristina Morales Kickboxing” y verán exactamente quién tenemos delante, sobre todo, si encuentran por la red el tremendo KO que Cristina impuso a la francesa Fanny Ramos el pasado mes de abril durante el tercer asalto del combate que la convirtió por vez primera en campeona del mundo de Kick Boxing. Un certero “high kick” (patada alta) a la cabeza, selló la suerte de su rival. Pero si Cristina quería mantener su título de campeona del mundo, iba a tener que pelear por defenderlo contra las mejores.

Así pues, el pasado 21 de septiembre, tuvo que enfrentarse a la aspirante al título mundial de K1, la belga de origen marroquí Oumaiima Arhou. Este combate tuvo lugar en Encinarejo de Córdoba, pueblo natal de Cristina. La pelea fue dura tal y como se esperaba. Tanto es así, que se llegaron a consumir los cinco asaltos de rigor, imponiéndose finalmente a los puntos nuestra campeona, pudiendo por lo tanto mantener su cinturón de campeona del mundo en casa. Esto provocó que el nombre de Cristina saltase en todos los medios de comunicación de primera plana de nuestro país, pero ella siempre ha mantenido los pies en la tierra, sabiendo que solo el trabajo duro diario, es la única opción viable para mantenerse en lo más alto dentro del mundo de los deportes de contacto.

 

Su vida es ejemplo de disciplina constante, con apenas 27 años de edad, esta cordobesa afincada en Sevilla, es mucho más que una luchadora de Kick Boxing. Obtuvo el título de Psicología por la Universidad de Granada, mostrando un gran interés sobre todo en la psicología del deporte. Por si esto fuese poco, es madre de dos hijos, los cuales sin duda alguna suponen una motivación más para agrandar su legado como peleadora profesional, servirles de ejemplo no con palabras, si no con hechos. Esfuerzo, coraje, trabajo duro, todo eso es Cristina Morales, primera española en ser dos veces campeona del mundo de Kick Boxing.

El arte marcial que ha llevado a Cristina a convertirse en lo que es, sería el famoso Kick Boxing o K1. Este deporte de combate, fue creado en 1966 en el país del sol naciente por el promotor japonés Noguchi Osamu en colaboración con peleadores de karate como Sawamura o el legendario Kenji Kurosaki, también nipones. A finales de los años sesenta y principios de los setenta, se puso de moda la llamada “batalla de los estilos”. El objetivo era enfrentar karatekas japoneses frente a peleadores de Muay Thai para ver qué arte marcial era el “arte definitivo”. La dureza y brutalidad exhibida por los luchadores tailandeses, los cuales derrotaban sistemáticamente a sus rivales japoneses, provocó que fuesen creando un estilo de combate particular que combinase movimientos del boxeo tradicional inglés junto con técnicas de Muay Thai y Karate. De esta manera nació el Kick Boxing. En palabras del propio Kurosaki: 

«Creo que he perdido por mi propia arrogancia […], los karatekas japoneses han subestimado a los luchadores de Thai Boxing y yo he aprendido rápidamente en esta pelea lo difícil que es golpear un objeto que se mueve muy rápidamente». 

Es decir, estamos hablando de un deporte de contacto muy exigente, nacido con el objetivo de acabar con la supremacía de los luchadores de Muay Thai. Tras esta introducción, dejemos que sea nuestra campeona quien nos cuente su historia. 

Cristina, ¿quién se esconde detrás de una doble campeona del mundo de kickboxing? 

Me considero una persona sencilla, que encontró su hueco en el deporte de contacto y relacionó su vida en torno a este deporte. Nací el 21 de julio de 1992, en Córdoba. De pequeña era una niña muy alegre, independiente. Me gustaba mucho jugar al aire libre, en la calle con mis amigos. Uno de mis deportes favoritos por aquel entonces era el fútbol. Lo practicaba a todas horas (risas). Pasado el tiempo, decidí estudiar Psicología en la Universidad de Granada, especializándome en psicología deportiva y el ejercicio físico en la Universidad de Sevilla, uniendo así mis dos pasiones, la psicología y el Kick Boxing.

Soy madre de dos niños, de cinco y dos años. En mi primer embarazo me enfrenté a una importante cuestión: ¿qué hacer con mi carrera deportiva y mi plan de entrenamiento?

De esta pregunta surgió la idea de hacer mi trabajo de fin de grado, pues no encontré ninguna respuesta y los médicos me desaconsejaron seguir entrenando. Al ser primeriza, por miedo, dejé los entrenos y mi vuelta a la competición fue bastante tardía, siendo a los dos años de dar a luz a mi primer hijo. Sin embargo, en mi segundo embarazo planifiqué un programa de entrenamiento basado en esta investigación y la vuelta a los cuadriláteros se produjo tras tres meses de parón, teniendo muy buenas sensaciones tanto físicas como mentales.

Actualmente, trabajo en un gimnasio dónde aparte del tema administrativo imparto clases de Kick Boxing a menores y mujeres, estoy más dedicada a mi deporte profesionalmente y continúo formándome como psicóloga.

¿Podrías explicarnos qué es el K1 y cuál es su principal diferencia con el Muay Thai? 

A grosso modo, podemos decir que el Kick Boxing es un deporte de contacto en el que se combina golpes de puño similares al boxeo con golpes de piernas y rodillas.

La diferencia principal es que en Muay Thai se puede dar más de una rodilla en agarre, es válido el agarre en cuerpo a cuerpo (o “clinch”) y las proyecciones, y también es válido golpear con los codos.

¿Por qué empezaste en K1 y no en otros deportes de contacto? 

Mis comienzos fueron en Full Contact, modalidad que actualmente está en desuso. Posteriormente, me introduje en el Kick Boxing porque tenía más oportunidades de competir, también hice algún combate de Muay Thai aunque no dominase dicha modalidad. El motivo principal de haber competido en tantas disciplinas se debe a que hace diez años, el número de competiciones destinadas a las mujeres era menor, y si queríamos pelear debíamos aceptar  cualquier modalidad y categoría de peso.

Este año sin embargo, he empezado en boxeo y también he realizado un combate con guantillas de MMA pero sin lucha en suelo. Realmente me gustan todos los deportes de contacto, cada uno tiene su encanto.

¿Qué ingredientes se necesitan para forjar a una doble campeona de K1? 

Disciplina, objetivos y perseverancia hasta conseguirlos. Y sobre todo, disfrutar del proceso diario.

¿Cuál es tu mayor motivación para subirte a un ring? 

Dar lo máximo de mí, disfrutar las sensaciones que en él cuadrilátero se producen y reflejar todo el trabajo que realizamos en los entrenamientos diarios.

¿Cuáles son tus mayores logros en este deporte? ¿Y tus mayores decepciones? 

Mi mayor logro es haber defendido el titulo del mundo en mi pueblo, Encinarejo de Córdoba.  Sentir el apoyo de toda mi tierra en un momento tan importante es algo indescriptible.

Hace justo diez años me apunté en el polideportivo de allí, en el que comenzaron a dar clases de Full Contact y nunca me hubiese imaginado que allí mismo disputaría un título del mundo. Actualmente, acumulo en mi palmarés cincuenta y dos combates, en todas las disciplinas que he comentado anteriormente, con un total de cuarenta victorias.

En cuanto a títulos profesionales poseo dos campeonatos de España en 56kg y 52kg. El título Kryssing World Series en -52kg y dos campeonatos del mundo ISKA en -48kg.

Mi mayor decepción con respecto al Kick Boxing, es que bajo mi percepción todavía no está realmente valorado como el deporte que es, siendo prejuzgado negativamente por la gente que no lo practica. Sin duda alguna, queda trabajo por hacer para acercar el K1 a la sociedad, derribando así prejuicios y clichés.

¿Cómo has podido compatibilizar tu vida privada con tu papel como luchadora profesional? 

Mi mayor aliada es la agenda (risas). Mis días están perfectamente organizados, hay que acabar siendo muy estructurado para que no salgan imprevistos que te impidan entrenar. También tengo el apoyo de mi pareja él cual es también mi entrenador, por lo que cuadramos la semana en función de las demandas de esta. Nos faltaría tiempo para descansar bien, pero hemos acabado acostumbrándonos a este ritmo de vida acelerado, de trabajo, entrenos, niños, casa… 

¿Cuáles son tus mayores miedos como luchadora? ¿Cómo consigues vencerlos antes de cada pelea? ¿De quién te acuerdas cada vez que tienes un combate? 

Mi mayor miedo es no llevar a la práctica el trabajo que realizamos durante los entrenamientos y no hacer un buen combate.

Hay veces que he ganado y he salido muy frustrada del combate porque no me he sentido cómoda, y otras veces que no he ganado, pero me he sentido orgullosa de mi trabajo.

Para la defensa del título en mi pueblo, me he preparado mentalmente con un psicólogo deportivo, con el objetivo de conseguir disfrutar del combate a pesar de toda la presión que sentía por realizarlo en casa. Suelo disfrutar y hacer mejores combates en el extranjero que cuando compito en mi ciudad, y trabajando este aspecto conseguí mejorar y estar centrada en lo realmente importante, en ganar.

En tu opinión, ¿cuál dirías que ha sido tu combate más duro? 

He tenido muchos combates muy duros, por diferencia de peso, de experiencia o subirme enferma. Pero mi combate más duro está fuera del ring, el día a día, combinando trabajo, niños, tareas de casa y entrenos y seguir formándome en mis estudios. La lucha diría es más larga que el combate, el cual no deja ser una cuestión de minutos.

¿Qué crees que se necesita para ser un buen Kickboxer, técnica, corazón o fuerza? 

Un poquito de todo, hace falta querer mejorar cada día la técnica y fuerza, seguir aprendiendo siempre sin ponerte un techo, porque todo se puede mejorar y para ello se necesita corazón. Porque si uno lo quiere, tiene que esforzarse y dejarse el alma por llegar a ser el mejor.

¿Qué es aquello que más te inspira para entrenar día a día en este deporte? 

Las mejoras que voy observando y los retos que nos estamos marcando con combates cada vez más duros y difíciles. Tenemos que llegar al máximo de nuestras posibilidades y para ello es necesario trabajarlo cada día, sin excusas.

¿Has sentido alguna vez discriminación por ser mujer en el mundo del K1? 

Siempre me han tratado como una más del equipo, aunque haya sido la única chica no puedo decir que me hayan discriminado. Si es verdad que la parte económica es distinta, las bolsas son menores, pero poco a poco estamos haciéndonos un hueco en este mundo de los deportes del contacto.

¿Dónde te ves dentro de unos años?

Me veo compitiendo y por desear, deseo que en grandes escenarios. Pero independientemente de dónde sea, me sigo viendo montada en un ring y disfrutando de mi deporte. 

¿Cómo te gustaría que fuese tu legado? ¿Qué ejemplo te gustaría dar a tus hijos? 

Que practiquen deporte, me es indiferente el que elijan pero que compaginen deporte con sus estudios, para que obtengan disciplina y los valores de esfuerzo, sacrificio y constancia que yo he aprendido gracias al Kick Boxing.

¿Cuál crees que es el mayor valor que te distingue como persona? 

Sencillez porque me considero una persona natural. También soy muy constante, ya que persigo mis objetivos independientemente de las dificultades que aparezcan por el camino.

Tu mayor apoyo es… 

Mi familia y amigos, especialmente mi pareja que me motivó para la vuelta a la competición después de los embarazos. A día de hoy, nos repartimos tareas y descansos para poder llegar con fuerzas y ganas a los entrenamientos.

¿Qué pregunta te hubiese gustado que te hubiese hecho en esta entrevista? ¿Recomendarías practicar este deporte a la gente?

Todas las preguntas estuvieron bien, fue una entrevista muy completa. Así mismo, recomiendo a todos los que estén pensando en probar el Kick Boxing, que no lo duden más y empiecen a entrenar cuanto antes, porque les aseguro que no se van a arrepentir. Es un deporte muy completo en el que aparte de obtener resultados físicos, obtendrán mejoras mentales. Algo realmente valioso, ya que les servirá para desconectar de la intensidad que llevamos durante el día a día.

José María García Núñez