Corría el año 2014 y llegó mi primera incursión en el mundo del teatro. Mi director de la primera obra que me atreví a hacer en la vida era fan de unos tales ‘Lori Meyers’. Yo, por aquel entonces, ni siquiera sabía qué era aquello del indie, pero me caló muy hondo.
La euforia de un saludo final entre aplausos, silbidos y el buen rollo de “Condicional Hipotética” tronando en mis oídos me ha acompañado desde aquella noche de marzo tardío. No es de extrañar que, desde entonces, Lori Meyers haya formado parte de mi vida de una forma especial y completamente distinta, porque desde aquel instante no he parado de seguirles el rastro.
Asiduos a los festivales y con un éxito asegurado, hemos podido disfrutar de ellos en el ya olvidado Festival Territorios, donde incluso aquellos que no sabían sus letras bailaban a su compás. Definitivamente, saben cómo ganarse a la gente y lo pude volver a comprobar en la pasada edición de Alrumbo. Sin embargo, la espina de no haberlos visto en un concierto propio la tengo aun clavada y solo espero que me la pueda quitar pronto.
Tras cuatro años, donde no ha habido espacio para el silencio ya que no han parado desde que viera la luz ‘Impronta’, llegó a mis manos ‘En la espiral’ y no pude resistirme a escucharlo tan pronto como me dejó respirar el universo.
Después de sumergirme en las palabras, melodías y viajes intimistas de su último trabajo, me di cuenta de que habían evolucionado, como toda persona que se precie en esta vida. Desde esas tres o cuatro escuchas seguidas que le di al disco, las ganas de hacer esta entrevista subieron como la espuma.
Hay ocasiones que vienen hacia ti y ni siquiera sabes cómo, pero allí estaba Alejandro Méndez (voz y guitarra del grupo), al otro lado de la línea, justamente tres años después de que yo me hubiera vuelto una fan más de ellos para toda la vida.
¿Qué ha cambiado la banda, y tú mismo, en este último disco? ¿Qué podemos encontrar nuevo?
A ver, bueno… creo que es un paso más. Todos los discos los vemos siempre como un paso más en la carrera, como una evolución más en el sonido del grupo y en nosotros como personas. Creo que el hecho de haberlo casi producido nos ha dado cierta libertad. Que hemos cogido el disco y nos lo hemos echado a la espalda con todo lo que hemos aprendido desde el principio. Entonces creo que en este hemos aprendido a eso, ¿no? a producir el disco desde las cosas logísticas hasta a nivel musical y, bueno, creo que cada vez que se hace un disco pues aprendes algo de cómo te ha cambiado la vida. Simplemente eso, es un paso más.
Al mezclarlo habéis vuelto a confiar en Ricky Falkner, ¿cierto?
Sí, claro, claro. Ricky ha estado también en la obra de producción. Ha coproducido el disco. También nos hacían falta un par de oídos frescos que nos quitara un poco del proceso que habíamos hecho de preparación, porque le habíamos dado muchas vueltas a las canciones y la verdad es que nos venían bien ese par de oídos limpios. Y bueno, él también ha estado pero el proceso de grabación, luego el proceso de mezcla y todo esto pues ha sido una cosa mucho más de nosotros y la verdad es que hemos conseguido cosas que antes no teníamos.
Y bueno, cuando llegan las críticas, ¿cómo las encajais desde la banda?
Lo de las críticas es una cosa que vas aprendiendo, a tomártelas bien o a darles la importancia que crees que tienen que tener, porque al principio yo recuerdo con El destino, con Mi realidad, tuvimos un punto álgido de críticas de sonido. Ahí yo creo que aprendimos a darles la importancia que tienen. Siempre hay críticas buenas, siempre hay críticas malas. Pero nosotros lo que intentamos es, efectivamente, dejarnos llevar un poco por lo que consideramos, por hacer el disco que tenemos y realmente por ver luego el feedback del público en sí.
Hablemos de la espiral. Muchos sospechamos qué es, pero solamente vosotros tenéis la respuesta. ¿De qué es vuestra espiral?
¿Nuestra espiral personal? (risas) Bueno, el disco lo que te digo, habla de la situación que puede vivir una persona psicológicamente en el mundo que le rodea. Habla también un poco del proceso de creación del disco ¿no? Ha sido un poco de idas y de venidas dándole vueltas a las cosas, muchas veces parecidas en el proceso de grabación. Y luego a nivel de letras es cómo una persona, desde el punto de vista psicológico, reacciona, o ve el mundo, o puede vivir con todo lo que le rodea, con la sociedad en la que estamos ahora en la que los valores se han perdido. La gente, la sociedad, se deja llevar más por aspectos que no son puramente humanos. Entonces, bueno, cómo afecta eso a una persona.
¿Entonces estamos hablando desde que os pusisteis a componer el disco de una “ambición conceptual” como hemos leído en algunas revistas?
Bueno, yo creo que todos los discos tienen que tener un concepto. Cuando se habla de un disco conceptual es porque realmente desde el principio se había buscado un fin, como una meta que quieres conseguir y luego vas haciendo todo con esa meta. Este sin embargo no creo que se haya hecho así. Todos los discos tienen que tener una idea general. Tú empiezas a componer canciones y luego intentas darles unos matices. Lógicamente, todas las canciones tienen más puntos en común porque se han compuesto en el mismo tiempo. A nivel de sonido sí puede tener un concepto, intentar hacerlo más oscuro, incluso como ahora un poco más progresivo. Pero bueno, yo creo que como todos los discos, cuando se lanzan al mercado tienen que tener una idea general.
Es un disco de luces y sombras que deja ver un mensaje positivo ¿Con qué queréis que se quede el público?
Yo creo lo que dices, que el disco tiene de todo un poco. Pero lo que digo con oscuridad es lo que digo siempre, que la parte de optimismo, como en “Siempre brilla el sol” que he leído ya en algunos sitios que la gente piensa que tiene un mensaje optimista porque, claro, en el estribillo parece que dice eso. Pero realmente el concepto, la idea general que quiere decir es que el sol va a seguir brillando pese a que nosotros estemos creyéndonos aquí el ombligo del mundo o que nosotros podemos cambiar las cosas. Entonces, es como una especie más de crítica a creernos más de lo que somos porque la naturaleza seguirá su curso. Entonces lo que dice es que hay optimismo, pero un optimismo un poco a medias, ¿no? Como que podemos hacerlo mejor, porque seguramente vendrá gente a hacerlo mejor, pero que no es un mensaje desde luego happy.
Quizás una crítica al ombliguismo que sufre el mundo, ¿no?
Claro, algo así. Esa es la idea general. No creo que sea un disco happy. Si uno investiga la letra y mira lo que realmente quiere decir, hay una crítica a cómo somos.
Casi cinco años para sacar nuevo trabajo se dicen pronto, ¿eran necesarios?
Bueno, realmente no ha sido tanto tiempo. La diferencia temporal que hay entre los dos discos son cuatro años creo, porque ‘Impronta’ salió en 2013 y ‘En la espiral’ en febrero del 2017. Son cuatro años enteros, pero realmente los dos primeros años son de ‘Impronta’. La banda está totalmente centrada en la gira y en los conciertos. Fuimos a Latinoamérica, con lo cual todo se alargó bastante. En el año 2015 también fue un tercer año de ‘Impronta’ porque la cosa fue bien. Entonces yo creo que fue a mitad de 2016… No, a final de 2015, octubre o noviembre, cuando ya nos pusimos realmente a pensar y a plantear el disco, a empezar a ensayar. Entonces yo creo que la gestación ha sido año y tres meses. Que también es bastante. Pero bueno, es verdad que eso de que tampoco teníamos compañía, no sabíamos si lo íbamos a sacar con Universal, entonces dijimos, venga, vamos a hacerlo nosotros y ya veremos si al final sale con Universal o con el que sea. Eso también los tiempos los marca bastante. Y después, también es verdad que el proceso de grabación se ha alargado porque las mezclas se nos atrancaron, pensamos que iba a estar bien, tuvimos que cambiar de persona y al final tuvimos que llamar a Silvino, que trabaja fuera, entonces claro, los contactos se alargan mucho más, o con respecto a su agenda. Entonces, claro, estas cosas como que se alargan. Y un disco no lo puedes sacar hasta que no estás conforme del todo. Todo esto ha sumado y ha hecho que tardara más de la cuenta.
Pasa con muchos grupos que su música es para oídos selectos, ¿es vuestro caso? ¿O consideras que es de fácil escucha?
A ver, yo grupos difíciles de escuchar en cuestión de sonido siempre tiro a grupos independientes como ‘The noise’. Son grupos que tienen las guitarras muy fuertes…
(No de difíciles de escuchar, sino que hay que cogerles el punto)
Ah, bueno. Yo creo que Lori Meyers ha tenido siempre un punto en el sentido facilidad. Pero yo no lo considero en un sentido negativo. Tenemos grandes ejemplos en la historia de la música que tienen la facilidad por crear una melodía bonita. Nosotros nos hemos basado siempre mucho en la música de los 60. Toda esa música que nosotros estamos haciendo dentro de la escena independiente o alternativa, como se quiera llamar, en los años 60 era la música que escuchaba el público mayoritario. Entonces, nosotros venimos de ahí. Sí que es verdad que no somos tan comerciales como otros grupos, pero sí tenemos los aspectos cercanos o rápidos. Aun así, yo creo que luego el sonido en sí no es tan… A ver, por ejemplo, este disco no va a ser tan fácil que entre como otros, como ‘El Destino’ o como ‘Impronta’. Creo que la gente va a necesitar más escuchas. Y bueno, nos ha salido así porque queríamos desgranarlo más.
Los festivales, ese gran fenómeno que ha resurgido. Como artistas, ¿os sentís más cómodos en los festivales o en conciertos propios?
En ambos sitios. Bueno, son cosas diferentes. El setlist que tú haces en una sala no es el mismo que haces para un festival. Un festival te aporta otras cosas, con más gente. Es como una feria de música. Entonces hay más grupos, compartes actuaciones, aprendes también un poco y compartes sensaciones y música. Entonces eso una sala no te lo da. Sin embargo, la sala tiene el carácter más familiar. Ahí toda la gente que va, a ido a verte a ti. Entonces disfrutas mucho más tocando canciones que en festivales, por cuestión de tiempo, no puedes hacer. Yo creo que los dos son especiales y tienen su punto. Es bueno que haya dos tipos así de conciertos para no aburrir a los fans.
¿Cómo vais a celebrar las dos décadas de banda? ¿Tenéis pensado algo especial o este disco ya es una celebración en sí mismo?
Bueno, de momento yo creo que mejor que editar un disco y aparte la buena pinta de todo el trabajo que estamos haciendo, lo que nos apetece ahora mismo es tocarlo y presentarlo. Ya empezamos a acumular bastantes años de grupo desde que empezó en el 98, pero realmente tenemos carrera discográfica desde el 2004. Entonces la retrospectiva está bien hacerla, pero todavía somos un poco de grado futuro y de seguir apostando por las cosas que podemos hacer, antes que mirar al pasado.
Sí es cierto que por los 20 años a lo mejor sí que lo celebramos nosotros un poco a nivel interno, privado, con una cena o algo. Pero bueno, lo principal que nos lleva ahora mismo es nuestro siguiente trabajo. Vamos, que no somos unos viejos (risas).
(Risas) Os queda aún mucha guerra que dar. Y ahora, si pudierais elegir un solo momento de estos veinte años de carrera ¿con cuál os quedáis?
Eso es difícil… te voy a decir algo así porque tengo unos cuantos en la cabeza.
Hay momentos en los que ha habido mucha gente, como en festivales como el FIB de Benicassim la primera vez que fuimos y estaba a reventar y no nos lo esperábamos. Pero yo creo que hubo un momento más especial, que nos sorprendió más.
Fue la primera vez que tocamos para un público con ‘Viaje de estudios’ y cuando empezamos a ver que la gente cantaba las canciones … ese momento que yo te decía creo que lo hemos tenido más veces, pero ese primer momento fue el que más nos impactó. Luego después te vas acostumbrando a ciertas cosas. Pero ese… Recuerdo que fue en la sala ‘Moby Dick’ de Madrid, que es una sala de doscientas personas, que está muy chula. Pues allí tocamos la primera vez y ya notamos que había un fenómeno, relativo, pero lo había. Entonces de ahí salimos con las pilas cargadas.
Esperamos que tengáis las pilas cargadas por mucho tiempo y que tengáis una muy buena gira. ¡Gracias por tu tiempo!
Nosotros sabemos todo lo bueno que les queda por delante, que mirar atrás, como bien dice, es una bonita retrospección, pero la vida les espera en el futuro. Y nosotros vamos a estar ahí, celebrando cada uno de los éxitos venideros que les quiera traer el destino.
Marina Benítez
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