Nebraska. 2013. 115 min. Bona Fide Productions. EEUU.

Director: Alexander Payne (Los descendientes (2011), Paris Je t’aime (2006), Entre copas (2004), A propósito de Schmidt (2002))

Guión: Bob Nelson

Música: Mark Orton

Fotografía: Phedon Papamichael (B&W)

Reparto: Bruce Dern, Will Forte, Stacy Keach, Bob Odenkirk, June Squibb, Missy Doty, Kevin Kunkel, Angela McEwan, Melinda Simonsen.

Nebraska_Poster

Nebraska es una historia de invierno. Rodada en blanco y negro. Y como este recurso estético, la historia también tiene sus luces y sombras. Es una comedia dramática o un drama cómico, una odisea agridulce.

Cuando vi Nebraska, no pude remediar recordar la magnífica historia que se narra en “A straight story” (Una historia verdadera) de David Lynch. En aquella historia, un anciano testarudo decide cruzar medio país (Estados Unidos) montado en un cortacésped. La historia va más allá de todo esto, pero me sirve de referencia para expresar lo que me dejó en forma de poso, la historia de Woody Grant, otro anciano, también testarudo, alcohólico y ya con síntomas de demencia de decide cruzar medio país para cobrar un premio que todo el mundo cree un timo.

El ritmo de este estupendo filme es, tranquilo y lento pero seguro. Es un supuesto premio recibido por el protagonista lo que pone en marcha todo lo que ocurre en la historia. Este detonante narrativo nos sirve a los espectadores para introducirnos e irrumpir en las historias de las vidas de los personajes: el propio Woody Grant (encarnado por un genial Bruce Dern. El papel fue ofrecido a Gene Hackman), sus hijos David (Will Forte) y Ross (Bob Odenkirk, muy concocido por su estelar papel como Saul en Breaking Bad), la esposa y madre Kate (June Squibb) y el resto de familiares tan numerosos como desconcertantes que van desfilando a lo largo de la película. El viaje que emprenden Woody y su hijo David, un vendedor mediocre de equipos de sonido, les invita a hacer escala en el antiguo pueblo de Woody, donde se crió y conoció a su mujer. Allí aparecen antiguas amistades y rencillas que descansaban bajo una espesa capa de polvo y que van a removerse de lo lindo ante la llegada de nuestros protagonistas y su famoso premio. En todo este remolino de recuerdos y sensaciones, destaca la genial aparición de Kate, la matriarca de la familia, que con sus, más que irónicos, cáusticos lenguaje, expresiones y gestos, da vida al ritmo más sosegado de los varones de la familia.

WoodyDavid Nebraska

Hace una semanas hice una reseña de otra magnífica película que tenía como un personaje más al estado de Oklahoma: “Agosto” (2013) donde la vida y las cuitas familiares eran protagonistas. Pues bien, este filme también tiene ciertas similitudes, salvando siempre las distancias, claro está: las grandes llanuras, la carretera siempre presente y el blanco y negro en una magnífica fotografía parecen arrastrar una pesada soledad en forma de paisajes. Además de esto, ya en el ambiente familiar, también recuerdan a “Agosto” las escenas en la mesa mientras los numerosos parientes conversan y discuten, la tensión y hasta el desprecio que se hacen patentes. Eso sí, aquí hay nieve y hace frío.

Lo mejor de toda la experiencia de ver Nebraska, además de los brillantes personajes y actores como Bruce Dern que ha recibido numerosos premios por esta interpretación (así como la propia película y su director), o June Squibb, un personaje imprescindible, es el desarrollo de una sencilla historia. Esta fuerte figura femenina, junto con su otro hijo Ross que parece haber triufado, contrastan, como el leitmotiv del blanco y negro, con la melancolía o sometimiento del que se ha dado por vencido. Una familia con profundos problemas de comunicación en la que a alguno de sus personajes este viaje tras una meta absurda les cambia la vida y les permite comprenderse y comprender al otro, encontrar un espacio para ellos mismos y para sus compañeros de viaje.

Disfruten de Nebraska.

Estibaliz Etxebarria