Parece que los astros se han alineado para que Reyes Monforte, sí, la escritora y periodista superventas y un servidor, médico, escritor aficionado y, dejémoslo en “ventas” local, crucemos nuestros caminos en el formato más socorrido para un intercambio de palabras virtual. Debo reconocer que me hubiese encantado mirarla a los ojos, y no descarto hacerlo en un futuro, para observar como sus opiniones se mezclan con su mirada y su blanca sonrisa, pero las agendas nos lo impiden.
Todo comenzó con un regalo. Alguien que me quiere, y sobre todo me conoce en demasía, me regaló un libro titulado Una Pasión Rusa, obra que había ganado el prestigioso premio de Novela Histórica Alfonso X el sabio, galardón que aspiro a conquistar algún día, quién sabe…La historia me cautivó, y no solo por su contenido, por su mensaje, sino por la forma en la que una, hasta entonces casi desconocida para mí Reyes Monforte, me invitaba a adquirir otras obras de su puño y letra con las que colmar tardes y noches de lectura. Es así como pasé de interesarme por la autora y decidí contactar con ella para dialogar, para conocerla mejor, para conocerla, pero tenía claro que ello ocurriría únicamente tras leer su obra al completo. La revista Distopía respaldó mi idea y esa es la breve historia de encontrarnos aquí, con el privilegio concedido y la oportunidad debe ser aprovechada.
Bienvenida, Reyes, a esta tu revista amiga Distopía. Espero que te sientas cómoda con nosotros, tus seguidores y hasta puede que nos tomes cariño, ¿quién sabe?
Quisiera presentarte a aquellos lectores que pudieran no conocerte. No entraremos en sensiblería rosa, pues no nos interesa hacerlo y nos centraremos en la periodista, en la colaboradora de múltiples medios y, sobre todo, en la gran escritora que es Reyes Monforte. Ella ha trabajado en Onda Cero a las órdenes de Luís del Olmo, en Onda Cero, en Punto Radio, etc. y ha podido conocer de primera mano noticias e historias sobrecogedoras de primera mano que han influido en su carrera literaria. Desmiente aquello que no te parezca cierto de cuanto hemos hablado.
Escritora y periodista… y viceversa. ¿Cómo te ha influído tu carrera profesional en la confección de tus novelas?¿Es posible reconocer vestigios periodísticos en la misma?
En mi caso, como en el de muchos otros, la profesión de periodista y la de escritora van de la mano. Mis novelas cuentan historias que están basadas en hechos reales. Siempre he creído que la realidad supera la ficción. En mis novelas, ficciono la realidad que es lo que hacemos los escritores. Escribir sobre temas que nos afectan a todos o nos pueden llegar a afectar, siempre despierta más empatía con el lector.
Una de las partes de la elaboración de la novela que más disfruto es el proceso de documentación, la elaboración de esa especie de andamio que requiere la novela, y yo creo que eso se deb , sobre todo, a mi faceta de periodista.
Quizá por esa misma razón, como lectora me gusta mucho leer a escritores que son o han sido periodistas como García Márquez, Oriana Fallaci o Roberto Saviano, entre otros muchos.
Reyes Monforte narra historias desgarradoras, dramas que obligan a hacer la siguiente pregunta. ¿Eres una escritora comprometida con las causas sociales? ¿Hasta dónde llegaría tu compromiso?
Soy una escritora interesada en lo que pasa en la vida y, a partir de ahí, surgen las historias que escribo en las novelas. No es cuestión de estar comprometida o no con las causas sociales, que eso ya depende de cada persona. A la hora de escribir una novela, yo busco historias que emocionen, que merezcan la pena ser conocidas y contadas. Y me llaman especialmente la atención la historia de personas normales en situaciones extraordinarias.
Tu persona sirve de nexo de unión entre Siberia y la Alcarria. ¿Es Reyes una persona a la que le guste viajar?
¿Mi persona sirve de nexo de unión entre Siberia y la Alcarria? Eso nunca me lo habían dicho. Más bien serán mis novelas.
Sí, me gusta viajar, es una de las mejores maneras de vivir, de aprender, de enriquecerte con culturas que no son la tuya. Pero los lugares o los emplazamientos que aparecen en mis novelas no reflejan necesariamente mis gustos, sino la necesidad de la historia que se quiere contar. Por ejemplo, en Un burka por amor, la mayoría de la trama se desarrolla en Afganistán, que no es un lugar muy adecuado al que viajar, especialmente si eres mujer, aunque tampoco si eres hombre, la verdad. En La Rosa Escondida uno de los escenarios principales es la antigua Yugoslavia, lo que hoy es Bosnia y Serbia, y la acción se desarrolla en plena de guerra de los Balcanes. En La Infiel, lo mismo; en Besos de Arena los emplazamientos son los campamentos de refugiados de Tinduf y la otrora ciudad de Villa Cisneros en la antigua colonia española del Sáhara, lo que hoy es Dajla. En Una pasión rusa la novela se sitúa en muchos lugares, desde el Nueva York de principios del siglo XX, al París de la vanguardia cultural hasta la Rusia de Stalin y el gulag. Como te digo, los lugares y escenarios que aparecen en la novela no tienen que ver con gustos personales, sino con las exigencias de las historias que se cuentan. Incluso en el caso de La Memoria de la Lavanda, con esos maravillosos campos de lavanda de Brihuega (Tármino en la novela), aunque sea un lugar que me encanta, es el que requiere la novela.
Si tuvieras que citar varios nombres como referentes o influencias…
No soy muy dada a citar nombres porque siempre te quedan fuera muchos que te gustan pero que en el momento que te lo preguntan, no te acuerdas de mencionarlos. Lo que te puedo decir es que me encanta leer. Siempre digo que antes que escritora, lo que soy es una gran lectora. Lo leo todo, lo bueno y lo malo, de todo libro aprendes algo. Me gusta leer novela, ensayo, biografía, desde Dostoievski a Oriana Fallaci, Roberto Saviano o García Márquez, como te comentaba anteriormente.
¿Conoces el final de tus novelas desde el principio o permites que el desarrollo de las mismas te lo muestren durante el camino?
Mi método de trabajo es más germánico. Antes de ponerme a escribir, tengo claro la trama, los personajes, la estructura del libro, el principio y, por supuesto, el final. Y la mayoría de las veces, el título. Quizá eso también me viene de mi faceta de periodista, de cuando estaba en la radio y siempre había que hacer una escaleta. Mi método de trabajo es parecido, primero elaboro una planning, una escaleta y sobre eso se elabora la novela. Por supuesto que puede surgir algún giro argumental o la aparición de un personaje con el que no contabas y que te puede ayudar a aportar algo nuevo en la novela, pero nada más.
¿Era Reyes una niña escritora?
Era sobre todo una niña lectora. Me pasaba las vacaciones y lo que no eran vacaciones, leyendo. Y escribir, también lo hacía porque la lectura casi siempre te lleva a la escritura, a la necesidad de escribir. Pero, lógicamente, no era nada digno de ser remarcado. Eran simples escritos. Lo que sí es verdad que en el colegio siempre sacaba buenas notas en redacción y literatura, quizá ahí sí que se notaba.
Es inevitable preguntarte qué se siente cuando una mujer, desconocida, llamada María Galera, te llama al programa de Punto Radio y te cuenta su historia, historia que podemos denominar desde ya Un burka por amor.
Ella no llamó al programa. Nosotros nos pusimos en contacto con ella a través de un familiar, cuando vimos una noticia sobre su historia en un diario, en el diario El Mundo. Y a partir de ahí, surge todo. Ella entra en antena, cuenta su historia, un empresario mallorquín conoce su situación y decide ayudarla a salir de Afganistán. Y así empieza la historia.
Cuál es tu relación con María Galera en la actualidad y, concatenando ideas, ¿podría escribirse una segunda parte con el cambio experimentado tras el, llamémoslo “rescate afgano”?
Yo no guardo relación con las personas que han inspirado mis novelas porque estoy haciendo un trabajo y no es bueno ni sano confundir las cosas. Muchas veces, como en el caso de la protagonista de La Rosa Escondida , fue ella la que me pidió que una vez contada su historia, el contacto desapareciera, algo que me pareció perfecto y más en su caso que era mucho más razonable porque estaba amenazada por mafias.
Me han propuesto alguna vez escribir una segunda parte de Un burka por amor, especialmente para adaptarlo a la pequeña pantalla, pero siempre he creído que sería un error. Como curiosidad, te puedo contar que la novela La Infiel, que en estos momentos está rodando Mediaset para convertirla en una serie, nació tirando del hilo de la historia que se cuenta en Un burka por amor. Pero una continuación, una segunda parte, creo que sería un error porque no aportaría nada nuevo.
Desconozco si te lo han preguntado antes pero ¿conoces Afganistán?
Si. Pero no es el mejor lugar para ir ni para estar.
¿Es el amor cruel? Queremos que nos des tu visión personal y que tus labios interpreten lo que pienses que rondaría a María José Carrascosa cuando se vio envuelta en el infierno que la condujo a prisión y las consecuencias que su drama aún hoy lleva aparejadas.
En Amor Cruel se contó la historia que llevó a María José Carrascosa a ser condenada por sustracción de menores por la justicia de Estados Unidos. Es una historia muy complicada, cada uno y cada parte tiene una versión que no suele coincidir en nada con la otra, de hecho, son diametralmente opuestas. Cuando las emociones y los sentimientos se entrecruzan de esa manera tan pasional y tan radical, muchas veces se pierde la razón y todo intento de racionalizar un suceso se hace imposible, y es muy complicado entenderlo. Yo conté la historia como creí que debía contarse y ahí está la novela. El libro se publicó en 2008 y entonces la historia no tenía un final.
En La rosa escondida vuelves a narrar la historia de una mujer. Curiosamente (o no tan curiosamente), tus protagonistas son mujeres. ¿Es casualidad o no? (defiéndete)
No entiendo de qué me tengo que defender. Yo cuento historias que considero que merecen ser contadas y conocidas por todos. No elijo protagonistas femeninas ni protagonistas masculinos. Novelo historias que me llaman la atención, que son dignas de ser narradas, independientemente de quién las protagonice. No es algo premeditado que las protagonistas sean mujeres. Eso no está en la cabeza, puede que estén en las cabezas de otros, pero no es mi caso. Lo importante son las historias que se cuentan. En la trama que se narra en mis novelas, esas protagonistas mujeres no tendrían sentido sin el resto de protagonistas masculinos.
¿Te consideras o te han tachado de feminista?
El feminismo es la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer. Para mí, ser feminista es estar de acuerdo con eso.
¿Quién es Zehera?
La protagonista de La Rosa Escondida. Es una joven bosnia de Visegrado que cuando cumple los 18 años estalla la Guerra de los Balcanes y es encerrada en un campo , no de concentración, sino de violación de los muchos que hubo durante la guerra de Bosnia y cómo tuvo que reconstruir su vida a partir de ese hecho.
Con La infiel vuelves a afrontar la caracterización de un personaje femenino en la madeja del extremismo islámico. Sara, la protagonista, es profesora de español pero el amor se cruza en su camino. Ese amor…
No es una caracterización de un personaje femenino. Es el reflejo de una realidad que empezó hace muchos años y cuyas consecuencias estamos viviendo en la actualidad: la de la captación de mujeres occidentales por parte del terrorismo yihadista, bien sea por parte de Al-Qaeda o del ISIS. Hay muchos casos, insisto, lo estamos viendo a diario en los medios de comunicación, de mujeres españolas, italianas, británicas, alemanas, holandesas, finlandesas e incluso estadounidenses, que son captadas por grupos islamistas para que participen en la yihad, en su particular y tergiversada guerra santa. La Infiel se publicó en 2011 y desde entonces se ha ampliado la captación, ya no solo son mujeres y hombres, sino también niños.
¿Es sano enamorarse?
Supongo que eso depende de cada uno, como todo en la vida.
¿Es posible el amor libre cuando la religión se convierte en un obstáculo insalvable?
La dificultad está en la interpretación de esa religión. En La Infiel el problema no es que sus protagonistas sean de diferentes credos, sino que uno de ellos es un terrorista, independientemente de la religión que profese. No hay que confundir las religiones con las interpretaciones tergiversadas de un credo en pro de unos intereses determinados que suelen hacer algunos para justificar el terrorismo.
Grupos islamistas, guerrilleros, mafias… Solo faltaba que utilizaras a Stalin como villano y resulta que lo haces. ¿Cuáles son los límites de Reyes Monforte?
La realidad. La Historia. Lo que realmente pasó. No es que yo utilice a Stalin como un villano, es que lo fue, como lo fue Hitler. Hay personajes históricos que solo tienes que limitarte a escribir de ellos tal y como fueron, ni siquiera necesitas emplear la imaginación para relatar los niveles de infamia, de maldad y de ignominia que mostraron porque, como te decía antes, la realidad supera la ficción.
Reconozco que soy un enamorado de esta novela que narra la vida (o las aventuras y desventuras) de Lina Codina, nada más y nada menos que la esposa del fabuloso músico Sergei Prokófiev. Creo, sinceramente, que es esta tu mejor obra y me gustaría que nos contaras algunas anécdotas, sentimientos, etc. que surgieran o tuvieran lugar durante el proceso de escritura de Una pasión rusa.
La historia de Lina Codina, o Lina Prokófiev, es apasionante. Parece de película, una de esas historias de novela, como solemos decir. Yo la descubrí por casualidad, saliendo de un restaurante donde comía con unos amigos, encontré una placa que habían colocado en una calle de Madrid, en la calle Bárbara de Braganza nº4, en memoria de Lina Codina, mujer y musa del compositor ruso Serguéi Prokófiev.
Yo conocía la obra de Prokófiev pero no tenía ni idea de que hubiera estado casado con una española ni de quién fue Lina Codina. Y empecé a interesarme por ella. Y así fue como la descubrí. Fue una maravilla poder investigar su historia, perderme en el proceso de documentación no solo de ella y de su marido sino , sobretodo y en especial, de la época que retrata, del momento político, histórico, cultural, bélico, musical y artístico de ese siglo XX, de la realidad del gulag de Stalin, porque sabemos mucho de los campos de concentración alemanes de Hitler, pero muy poco de esa época negra de la Rusia estalinista. Fue una verdadera gozada poder escribir y novelar esa historia donde; si te digo la verdad, lo de menos es la historia de la propia Lina, sino todo lo que la rodea. Ella es casi la narradora de Una pasión rusa. Mi nueva novela que estoy escribiendo ahora es de ese mismo corte estructural.
Todas tus heroínas son mujeres valientes. ¿Hay sitio para las cobardes?
Mis personajes son mujeres normales que la vida o las personas que pasan por su vida las sitúan en unas circunstancias extraordinarias, para bien o para mal. Y ante eso solo cabe reaccionar de dos únicas maneras: dejándose caer o haciendo todo lo posible para levantarse. Nadie nace siendo valiente o cobarde, es la vida la que te obliga a serlo. Por ejemplo, en el caso de Lina Codina en Una pasión rusa, ella vivió lo mejor y lo peor del siglo XX, las luces y las sombras de lo que ocurrió en ese siglo son las luces y las sombras de la propia Lina: vivió el esplendor del París de los años 20, esa vanguardia cultural que enriqueció el arte de la primera mitad del siglo XX, conoció a personajes tan maravillosos y emblemáticos como Hemingway, Picasso, Matisse, Coco Chanel, Carlos Gardel, Ravel, Diáguilev, Boris Pasternak o Walt Disney , vivió el éxito y la creación artística de esos años pero también conoció lo peor del siglo XX, tanto, que terminó en un gulag de Stalin. Pasó del paraíso al infierno y tuvo que gestionar su vida en ambos lugares. No es que Lina Codina fuera una mujer valiente, en la primera mitad de su vida tenía todas las papeletas para vivir de una manera acomodada y sin más problemas, pero la vida le obligó a tener que comportarse con valentía para poder sobrevivir.
Nos gastaría que nos contaras en pocas palabras cómo plantea Reyes Monforte la traza de sus historias.
Buscar y encontrar una buena historia, documentarla lo máximo posible y escribirla lo mejor que pueda. Y luego esperar que el lector disfrute tanto de la lectura de la novela como yo lo he hecho escribiéndola.
No nos hemos olvidado de Besos de arena. Preséntanos a Laia.
La historia de Besos de Arena es la historia de la última colonia española en África, la historia del Sáhara español. Laia es la protagonista aunque, en esta novela, el protagonismo de los personajes es muy coral, porque son dos historias que transcurren de la mano en el mismo lugar pero con una diferencia temporal de 40 años. La trama se desarrolla en lo que fue ese territorio colonial de Villa Cisneros– hoy llamado Dajla–, y los campamentos de refugiados de Tinduf. Es una novela con mucha historia, con minúscula y con mayúscula, porque escribiéndola me di cuenta de lo poco que sabemos de ese último territorio colonial que tuvo España, de la vida, de su historia, de las personas que vivían allí, tanto nativos como de la península, la política, la religión, las costumbres y lo que sucedió allí entonces y lo que sucede ahora. Es un libro al que le tengo mucho cariño, la verdad.
Personajes que llegan a España, parten de ella o terminan sus días en este país. ¿Es necesaria España como parada en el viaje?
No, no es necesario. Pero como son historias inspiradas o basadas en hechos reales y parte de ellas transcurren en España, no veo necesario obviarlo o cambiarlo.
Por fin tu “penúltima” novela, La memoria de la lavanda. Se nos va la mente a la Provenza y, sin embargo, qué desconocida la fragancia de los campos de la Alcarria para muchos. De nuevo el nombre de Lena caracteriza a un nuevo personaje que se erige en protagonista de una novela que coquetea con el drama familiar. Y un dolor profundo relacionado con el amor. Amor y desamor, exponentes de una escritora con carácter que seguro que ha disfrutado al sentarse a contemplar como la brisa mece la lavanda de los campos de su inspiración. Introduce, por favor, al lector en este nuevo mundo que han creado no muy lejos, en Guadalajara.
De nuevo el nombre de Lena, no. En realidad, la protagonista de Una pasión rusa se llama Lina. La protagonista de La Memoria de la Lavanda se llama Lena. Son dos nombres distintos.
La memoria de la lavanda es una novela sobre la vida, sobre el amor encontrado y arrebatado, sobre la amistad verdadera y la ficticia, sobre la familia impuesta por la sangre y la elegida por criterio propio; es una novela sobre cómo se heredan los afectos pero también los odios, sobre cómo se vive en mitad de una pérdida, cómo se puede seguir respirando cuando sabes que la persona más importante de tu vida se ha ido para siempre. Es una novela sobre cómo se gestiona el dolor, el vacío, la muerte, la pérdida, los afectos, la traición de quienes se supone son los tuyos y resultan ser los contarios, las trampas del destino y sus reveses; de cómo los recuerdos ayudan en ese entramado de emociones y momentos compartidos, de cómo se construye la memoria y para qué nos sirve. Es una novela cuya protagonista se llama Lena pero podría llevar el nombre de cualquier lector que se acerque a ella .
Lena sabe que el duelo no puede combatirse porque es una guerra que tiene perdida de antemano: ya sabe cómo acaba y no existen armas que le proporcionen una victoria. Ella sabe que ha perdido y lo único que puede hacer es gestionar esa pérdida, la manera en que lo haga es lo que le hará salir mejor o peor parada de la situación. Lo que le hace diferente al resto es cómo se enfrenta a esa pérdida, con qué armas y en qué compañía. En realidad, el motor de esta novela es Jonas, el amor perdido, el único personaje ausente que, sin embargo, es el que está más presente a lo largo de toda la historia, gracias a la memoria y al recuerdo que de él guarda el resto de personajes: Lena, Daniel, su primo hermano, párroco de Tármino y confidente de Jonas, Lola, Hugo, Roberto y Aimo, el cuarteto de amigos incondicionales de Jonas; Marco, el hermano que nunca asumió su lugar en el mundo y su incomprensión le llevó a odiar a Jonas y al resto del mundo, … Ninguno de ellos existiría tal y como son sin él; nada de lo que sucede, de lo que se dice o se piensa, tendría sentido si él no hubiera existido, como tampoco los secretos, el amor, el odio, las traiciones, la familia, los amigos, … Por decirlo así, ellos son las distintas piezas del puzzle que , unidas y encajadas cada una en su lugar, harán posible la imagen final que , para algunos, no será la esperada.
En cuanto a la lavanda, es un personaje más de la novela. No solo porque se convierte en el principal escenario de la historia, sino por lo que encierra su tierra y por todo lo que sus protagonistas han vivido en ella. Tármino no es solo una localización llena de belleza por sus campos de lavanda y el atractivo que ello supone, sobre todo durante la celebración del Festival de la Lavanda, el 15 de julio, que es el momento temporal en el que se desarrolla la mayor parte de la novela ; Tármino tiene entidad propia, es el mundo azul, como lo denomina Lena, un mundo que tiene sus propias reglas, su historia, su identidad, que sabe guardar secretos pero también desvelarlos cuando la ocasión lo requiere, donde el pasado vuelve cuando menos te lo esperas para explicar muchas de las cosas que mantienen unidos a los protagonistas, y otras que explican por qué hay lazos que se rompieron en su día y nunca podrán restaurarse. Tármino se convierte en el nexo de unión entre la vida y la muerte, entre lo conocido y lo desconocido, en esa frontera que une dos mundos, una especie de Mediterráneo , no sólo por su extensión y su color, sino por todo el mundo convulso y enigmático que encierra bajo una apariencia tranquila.
Javier Torres
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