¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquier otra denominación! De igual modo Romeo, aunque Romeo no se llamara, conservaría sin este título las raras perfecciones que atesora.
Romeo y Julieta (Acto II; Escena II)
Resulta increíble aún que hayan pasado casi treinta años desde la aparición del primer álbum de Tin Machine, y más increíble aún es que todavía haya que romper lanzas en su favor o simplemente arrojar luz donde debería seguir brillando. Ahora, con Bowie recientemente fallecido, nadie parece acordarse del grupo en el que militaba (era líder, más bien) a finales de los ochenta. Lo máximo que hacen los artículos acerca de su carrera es nombrarlo, sin zambullirse en las geniales canciones que dio esta breve e intensa etapa. Este artículo puede ser el primero que leas acerca de ello, y esperemos que no sea el último. No debería pasar mucho tiempo hasta que aparezca un álbum recopilatorio, y una nueva generación aprecie este trabajo, y aquella en la que apareció, vuelva a apreciar la elegante electricidad de Tin Machine. Razones, hay, muchas y más que suficientes.
La década de los ochenta se acababa. Los grandes del pop y el rock los sesenta y setenta habían cambiado su sonido por otro más cercano a las pistas, y adoptado una producción que el tiempo ha tratado irregularmente. Algunos de estos siguen en esta brecha, otros como David Bowie, pasaron de puntillas con tres álbumes creativamente débiles (dentro de lo que cabe, siendo Bowie), más listos para llenar estadios que para romper barreras. De este modo, el creador de Let’s Dance (1983), Tonight (1984) y Never Let me Down (1987), había salido malparado en su reputación, no sólo como rockero, sino como adalid de la vanguardia sonora.
Con los bolsillos llenos, y su prestigio ajado, quiso volver a sus raíces rockeras de los años sesenta, a la rebelión con un sonido renovado. La apuesta fue un cambio radical frente al pop de laca y estadios en el que estaba sumido. Para empezar, reclutó a unos viejos conocidos, los hermanos Sales; Tony a la batería y Hunt al bajo. Junto a ellos, Bowie creó la obra maestra berlinesa Lust for Life (1977) de Iggy Pop. Por otro lado, necesitaba un guitarrista. El elegido fue el desconocido y extraño Reeves Gabrels, que le acompañaría más allá, en 1.Outside (1995), Earthling (1997), y ‘Hours…’ (1999). Rock de alto octanaje, un guitarrista poco habitual, y un cantante en busca de sonidos primarios. Así nació Tin Machine, con un planteamiento arriesgado; no era el grupo de David Bowie, sino el grupo del que formaba parte, y sin embargo, la mayoría de los temas están firmados e interpretados por él. La idiosincrasia de base de Tin Machine en el estudio era como poco curiosa; grabar los temas en una toma, dejar las letras naturales, sin intentar pulirlas, y usar pocas pistas. Las influencias, según el conjunto eran: The Pixies, Gene Krupa, Charlie Mingus, Jimi Hendrix, Glenn Branca, Mountain, Cream, y Jeff Beck: «Sin copiar a ninguno, son sólo nuestras raíces». El nombre de la banda tiene como origen un tema en el que Tony Sales estaba trabajando. Según Reeves Gabrels:
Funciona a varios niveles para nosotros. Lo arcaico, la idea de la lata, que está en todos lados: en el supermercado, por la calle oxidándose… Se supone que es un material arcaico, pero está en todos lados. Hay algo que nos une, al menos a nosotros. Y también por falta de un nombre mejor.
Tin Machine I fue recibido positivamente por la crítica, llegando al número tres en las ventas del Reino Unido, repercusión que el tiempo ha enmudecido. El álbum comienza con el riff de antología de los seis minutos de “Heaven’s in Here”, la rauda “Tin Machine”, y zarpazos como “Pretty Thing” o “Under the God”. Otros momentos y texturas los componen otros temas menos arrebatadores pero igual de intensos como “Prisoner of Love” o “I Can’t Read”. De repente, Bowie da un volantazo y se embarca de nuevo en su propia aventura, un tour de grandes éxitos (algo que prometió no hacer más) llamado Sound+Vision Tour. Con más hambre de las aventuras (no siempre agradables) con los hermanos Sales y Gabrels, aparece en 1991 Tin Machine II. Aunque no le va a la zaga en calidad a su anterior entrega, llegó a tener menos éxito comercial y de crítica. De todos modos, contiene uno de los mejores temas de Bowie, “You Belong in Rock and Roll”. Los méritos de temas como “Baby Universal” y la sofisticación de “One Shot” o “Shopping for Girls” son muy difícilmente echados por tierra.
Dos álbumes, un tercero en directo, y exitosas giras, y aquí acabó todo. Por un lado, ciertos problemas con ciertas sustancias de uno de los hermanos Sales, por otro, e inevitablemente la idiosincrasia de David Bowie. Otra faceta de David Bowie, que sin ser una más, nos trajo al de Brixton intentando buscar el anonimato dentro de una banda a la vez que complacer al público y a su creatividad. La energía eléctrica de Tin Machine I, sofisticada en Tin Machine II no son un mero episodio. No obstante, recopilatorios, como su último Nothing Has Changed, los obvian.
Tin Machine tuvo su repercusión pero no la suficiente, pero dejó un legado, según los críticos, ser la antesala de la música alternativa y el Grunge. Su relativo escaso éxito se debió a adelantarse en el tiempo, por llevar un sonido tan radical, y por tener a un Bowie raramente visto antes, tan rebelde, resuelto y salvaje. El resultado fue grande, aunque la prensa maltrató el resultado, molesta por un maniobra que les desconcertó, y al igual que el público, querían a David Bowie, no a un grupo con él, querían una vez y otra las mismas canciones de siempre en directo. Tin Machine era una maniobra en sí de las muchas que abarrotan su discografía, en este caso, parte de una táctica de rejuvenecimiento, de limpieza, de volver a las raíces, y, sin embargo, un proyecto con méritos propios, con fórmulas del rock y sin ellas. De todo esto, no nos confundamos, no es postureo reivindicar a esta banda angloamericana que le dio nuevas energías para seguir avanzando.
Significado y significante enfrentados; al igual que Julieta pensando en su Romeo, en la obra de Shakespeare, también nos preguntamos retóricamente qué hay en un nombre, y en concreto en este, en el que Bowie brilla de manera salvaje, surreal y original. Ella lo sabe.
Antonio J. Reyes (@AntonioJesusRe)*
*Colaborador de The Complete David Bowie, de Nicholas Pegg, con toda probabilidad la guía más completa de su obra. Además lleva adelante Solo En Las Nubes, el blog en español dedicado a Syd Barrett, quizá el artista más cercano a David Bowie.
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