Decía el escritor Vicente Monroy que la esencia del cine reside en la capacidad de plasmar el contraplano y generar un diálogo, un conflicto, una historia. Por ello, hoy venimos a hablar del cortometraje alemán-austriaco Wannabe del director Jannis Lenz. Ganador del premio al mejor cortometraje en Clermort-Ferrand, este corto forma parte de la sesión ShortMatters! del Festival de Cine Europeo de Sevilla. ¿Qué importancia tiene el cine según Monroy con su característico contraplano?

“Este descubrimiento dejó una profunda marca en la historia de la cultura visual. Provocó un viraje del plano hacia el contraplano. No en vano, en el origen de la fotografía y del cine predominaba la mirada del fotógrafo al paisaje (el plano). Hoy, casi dos siglos después, predomina el selfie, la mirada del autor a sí mismo (el contraplano). La imagen ha dado un giro de 180º. La cámara pasa de mostrar una imagen a mostrar lo que queda enfrente de una imagen. De la imagen pura a la imagen consciente.”

¿Es el selfie la revolución del S.XXI? Esta es la reflexión que quiso plantear la Youtuber Ter en uno de sus particulares vídeos en la plataforma. Amplia defensora de la cultura millenial y el siglo que nos ha tocado vivir, esta joven arquitecta trata en sus vídeos de ligar elementos de la historia del arte con la cultura pop más actual y popular entre adolescentes. Desde “Las kardashian y el suprematismo” hasta “Taylor Swift y la guerra de Troya” pasando por el vídeo que la colocó en el punto de mira “La importancia del culo de Kim Kardashian” donde hace un repaso histórico a Le Corbusier para criticar su anticuada proporción aurea. Los tiempos parecen haber cambiado y, a la vez, seguimos necesitando entender a los clásicos.

Muchos piensan (Antonio Burgos y Pérez Reverte seguro) que ese tipo de contenido sería inconcebible en una plataforma como YouTube, donde niñatos adolescentes suben vídeos y ganan más dinero que los verdaderos currantes a costa de absurdos gameplays. Y puede ser verdad en algunos casos. Lo cierto es que adentrarse en una reflexión sobre estos fenómenos (que además, nos resultan ajenos por lo general) con esos prejuicios no va a llevarnos más allá de un análisis profundamente simplista.

Para colmo de los colmos, empieza a extenderse como la espuma el fenómeno influencer. No relacionado siempre con YouTube, pero sí en un gran número de casos. ¿Qué está pasando? ¿Por qué hay youtubers con contenido específico anunciando chopped de pavo y champús de Garnier? ¿Quién coño es Dulceida y por qué está hasta en la sopa de cualquier adolescente que utilice redes sociales?

Lo cierto es que el debate está realmente de actualidad. Muchos jóvenes se adentran en el mundo de YouTube para hacer de ello su trabajo y ser, como se suelen autodenominar, “creadores de contenido”. No me parece el término más acertado, desde luego. Si me preguntan mi opinión sobre todo este fenómeno, yo confieso abiertamente mi miedo.

Creo firmemente que la cultura neoliberal impregna a gran parte de los influencers. Todavía recuerdo un vídeo de una youtuber titulado “Tutorial para salir de la pobreza” donde decía que un libro de autoayuda la sacó de pobre. Poco más se puede añadir. Sin embargo, pienso también que es un mundo en el que tiene que aflorar gente crítica. El quid de la cuestión es si puede remodelarse una estructura como YouTube donde crear contenido crítico y efectivo. Cierto es que los que sobresalen reivindicativos son neutralizados (Véase Dulceida y su “Love Wins” por tener una relación con una mujer). Pero eso es otro tema.

Wannabe quiere aportar una perspectiva realmente interesante a todo este choque de océanos, de generaciones quizá.

Coco es una joven alemana que sueña con ser actriz, modelo, bailarina… y ahora YouTuber. Se lanza al mundo de esta plataforma con su gran sonrisa mientras su mejor amigo la graba en su primer vídeo de presentación del canal. La cosa es más difícil de lo que pudiera esperar. No es natural, tiene una sonrisa demasiado forzada y le cuesta ser ella misma en pantalla.

El vídeo no tiene demasiada acogida entre el público y su preocupación empieza a crecer. Por si no tuviera poco, comienza a faltar a clases por acudir a decenas de castings. Sin embargo, nada de esto parece dar resultado. Le deniegan la entrada a una escuela de arte dramático y la ansiedad cada vez la sumerge más hacia el fondo de un pozo de frustración y tristeza.

Como buena adolescente incomprendida reprocha los consejos de su madre, sigue queriendo cumplir su sueño y continúa con su canal de YouTube. Las cosas, sin embargo, no dejan de torcerse y Coco descubre que su mejor amigo y apoyo incondicional se pajea por las noches mientras la graba durmiendo. Tal cual.

Coco se ve en la pantalla, esta vez inconscientemente mientras duerme y un degenerado a su lado gime de placer contemplando su cuerpo desnudo y desprotegido. La crisis de ansiedad es tan fuerte que Coco decide grabarse entre lágrimas para contarlo a sus –escasos– followers. Todo parece indicar que llega el final de esta historia.

Sin embargo, Coco vuelve a aparecer en la pantalla de su canal de Youtube sorprendiendo a los espectadores. Esta vez está algo diferente, vuelve a lucir una sonrisa enorme en la cara y tiene un fondo de estudio diferente, más profesional. Agradece a sus fans el apoyo brindado y la fama que le han dado debido a su vídeo “Crisis de ansiedad”. La joven desborda felicidad y, viendo su vídeo y su lenguaje no verbal, parece que su vida vuelve a ser (¿o empieza a ser?) maravillosa.

Pero no es así. Coco olvida decir a sus seguidores que deben suscribirse a su canal y darle a Like. Debe detener la grabación para corregir el error. La última escena de este corto nos muestra así a una Coco falsa, que tras el botón de “Pause” de su cámara, vuelve a tener la mirada desesperada y frustrada del comienzo de todo.

Wannabe nos lanza un mensaje poderoso al final de su cortometraje: el de la eterna fachada, la eterna exposición pública, la eterna mentira. ¿El eterno selfie? Volvamos a Monroy.

“En la notable cantidad de películas que he mirado a lo largo de estos años, en cada uno de los textos que he escrito, siempre he creído estar buscando una imagen nueva. Como adolescente enfrentado al cine, anhelaba una imagen que fuera de este tiempo, que nunca hubiera existido antes, que fuera sólo mía. Eso me ha llevado a defender el valor de Internet frente al antiguo modelo del cine, el valor de la producción virtual frente a la crítica en papel, lo transversal del link, del meme, de lo viral en las redes sociales. He aprendido a amar el píxel del cine digital por encima del grano del 35mm. Todo eso apuntaba en una misma dirección: me obsesionaba encontrar un valor del cine que perteneciera estrictamente al presente, una imagen pura de nuestro tiempo. (…) Pero ahora me doy cuenta de que (también como todos lo hacemos) lo que en realidad anhelaba no era esa imagen pura, sino su contraplano. Explorando en la marea inabarcable del cine, buscando algo completamente nuevo, completamente mío, sólo buscaba un nuevo ángulo desde el que ver mi propia imagen devuelta.”

Las redes sociales son el nuevo condicionante de ese nuevo ángulo con el que vemos la imagen devuelta. El problema es que, como evidencia Wannabe, esa imagen puede estar profundamente edulcorada, manipulada, falseada. Este cortometraje no es una obra maestra para entender los problemas que trae consigo el espíritu mister-wonderfull de Youtube. Simplemente, aporta al debate una visión de la falsedad de mundos ficticios camuflados bajo miles de likes. La influencer española Celia Fuentes decidió acabar con su vida el pasado septiembre ahorcándose. Sus cientos de miles de followers lloraron su muerte. La mirada de Coco evoca también el terror y el miedo. A veces es duro mirar la imagen devuelta, el eterno vlog en este caso.

Y es que, como dijo Nietzsche, si miras fijamente al abismo, el abismo te devuelve la mirada.

Belén Martínez (@BelenLynx)

http://www.cineua.com/wordpress2/?p=236

https://www.youtube.com/watch?v=JnK91BskUcM&t=418s